Blog Urbano y de Vanguardia. La Pequeña Balboa, desde las ondas a las letras,
comprometiéndose con la actualidad , con los problemas sociales y con el día a día.

Violencia de género, Niños robados, Injusticias sociales,
La realidad de los pensionistas, El Alzheimer
como la gran lacra de la sociedad, Ley de Dependencia...

Opiniones personales, la vida cotidiana. Ideas, reflexiones. Comunicación personal.

domingo, 29 de abril de 2012

RACISMO,XENOFOBIA...MOMIAS


Me doy un respiro tras la tarea de buscar documentación para las anteriores entradas sobre el racismo y la xenofobia, tema propuesto por mi querida Annabel Pintó y que ni ella ni yo sospechábamos que fuese tan extenso y arduo.

Confieso que uno de los medios que empleo para distraerme es la televisión. No diré que no eché algún vistazo por motivos profesionales a los llamados programas contenedores que tanto gustan a mis conciudadanos y conciudadanas. Ni diré tampoco que no me encuentro entre los consumidores habituales de series y películas que hablan de crímenes, misterios y demás. Como guionista intento descubrir las historias tejidas por los autores de estas producciones.

En contadas ocasiones dedico mi tiempo a ampliar mis humildes conocimientos a través del material contenido en documentales de historia. De los documentales sobre naturaleza y animalitos mejor no hablar. Me superan. Ya sé que si soy aficionada a las series criminales debería estar encantada con la visión de grupos de animales que luchan por su supervivencia, de individuos jóvenes, enfermos o ancianos que son atacados por sus enemigos naturales obedeciendo a las leyes naturales de la vida y la muerte.

Pero me reconozco cobarde en este aspecto. No soporto a los babuinos en particular y su crueldad, ni a los grandes depredadores que durante horas pueden acosas a sus presas hasta que mueren agotadas, aterrorizadas y desangradas. No obstante ellos lo hacen para sobrevivir y salvo contadas ocasiones en las que puede tratarse únicamente de una expedición de castigo no lo hacen como el ser humano por placer o deporte o como en el caso de ciertos programas de gran éxito, que despiezan aún con vida a sus objetivos mediáticos sin piedad.

Finalmente tras pulsar compulsivamente las teclas del mando a distancia que me permite cambiar de canal sin esfuerzo alguno, centro mi atención en la segunda cadena de Televisión Española puesto que como siempre ofrece un interesante documental sobre historia, apto para una selecta minoría. Y digo minoría no en tono elitista o peyorativo, sino porque la inmensa mayoría anda pendiente de las hazañas de un deportista de elite dedicado a golpear con fuerza una pelota en una cancha de tenis en el marco de un prestigioso torneo internacional. Debo confesar que el tenis, la pesca y el golf me aburren soberanamente. Tal vez sea debido a mi ignorancia acerca de las reglas que rigen estas disciplinas.

El documental en cuestión repasa la vida de uno de los faraones egipcios más importantes y longevos y que desde que se empeñó en atravesar el Mar Rojo previamente separado por el poder divino a través de Moisés-Charlton Heston, en la producción Los Diez Mandamientos ha despertado el interés de propios y extraños. Me refiero a Ramsés II.

El narrador habla de las gesta militares de Ramsés II, de su reinado, del poder de Egipto sin apartarse un milímetro del guion habitual. Cuando llega el momento de hablar del gran faraón convertido en momia en esta ocasión mi interés ha cambiado de punto de vista.

Desde que fue descubierta su momia Ramsés II, ha experimentado de todo menos el descanso eterno esperado.



Debido a la exposición pública momia presentaba un deterioro tan importante que de no buscar un remedio en la ciencia moderna, podría perderse para siempre.

Una de las primeas mujeres que dirigió una expedición arqueológica en Egipto, de nacionalidad francesa fue la encargada de dictaminar el grado de deterioro de los restos del faraón y encontrar una solución. Por ello el faraón viajó hasta Paris en donde fue recibido con honores de jefe de Estado e incluso se programó que el sequito científico pasara delante del Obelisco de Ramses II que se encuentra en la capital francesa.

Sometidos sus restos a diversas pruebas el viejo faraón fue  tratado  para frenar el deterioro que presentaba al tiempo que proporcionaba  a la comunidad científica nuevos datos sobre el proceso de momificación en el antiguo Egipto.

Tanto Ramsés II como algunos de sus antepasados y sus descendientes han sido estudiados con cierto respeto y reverencia. Pero el resto de las momias egipcias de comunes mortales que únicamente pretendían pasar la eternidad de forma digna, no solo han sido despojadas de sus ajuares, sino vendidas, expuestas o convertidas en polvo pretendidamente medicinal, en combustible…

Y he aquí de nuevo el doble rasero de Occidente para tratar determinados temas. Si alguien profana una o varias tumbas en un cementerio no importa cual sea la confesión a la que pertenezca, la noticia no solo dará la vuelta al mundo, e indignará a todas la s mentes bienpensantes y mejor actuantes de nuestra civilización. Sino que pasaremos las horas mirando al cielo, en espera de las señales que indiquen que el fin del mundo ha llegado, que lo que temíamos va a pasar porque hemos enojado a los dioses al no respetar a los muertos.

Bueno a nuestros muertos claro está, a los que son muertos de primera. El resto, los que son más antiguos, los que hace siglos que dejaron este mundo terreno y con un poco de suerte han encontrado la paz eterna da lo mismo si los desenterramos, radiografiamos, cortamos cachitos para analizar, fotografiamos, trasladamos a otro país más civilizado para conservarlo…da lo mismo, no importa, todo sea en aras de la ciencia.

No fue suficiente colonizarles, convencerles de su inferioridad, convertir su tierra en el patio trasero, robarles, explotarles y matarles, todo dentro de un contexto histórico tal vez menos avanzado y salvaje, sino que ahora además turbamos su paz, su reposo eterno

Que se lo cuenten también al pobre Tuthankamon que además de ser un títere en manos de la elite sacerdotal egipcia que pretendía blindar el poder que había perdido en el reina anterior, murió muy joven y desde que se descubrió su tumba fue considerado responsable de las muertes de aquellos que directamente habían participado en la profanación de sus resto.

Tan solo basta con escuchar la palabra momia y ya nada detiene a los estudiosos. No importa si es egipcia o procede de algún lugar de la América pre colombina o de Asia. No recordamos que se trata de los restos de un ser que miles de años antes sufrió, vivió, amó y luchó como nosotros y de que le debemos el mismo respeto que esperamos para nuestros difuntos.

Tal vez por ello durante años mi concepto sobre ciertos temas científicos e históricos fuera más que dudoso.

En la década de 1980 simultaneaba mis estudios de radio con los de técnico sanitario. En cierta ocasión varias condiscípulas y yo realizamos una excursión junto con una de las profesoras a titulo personal a la provincia de Girona concretamente a la conocida localidad de Banyoles.

Tras pasar una agradable mañana y comer en un restaurante de la zona, decidimos visitar un museo del que yo no había oído hablar hasta ese día, el Museo de Ciencias Naturales conocido también como Museo Darder que constituye un claro ejemplo de que la ciencia de finales del siglo XIX y principios del XX se movía en una frontera extraña entre la colección científica y las curiosidades populares Para los que no podían desplazarse a la capital para contemplar y conocer tanto animales del país como especies exóticas, este tipo de colecciones eran un sustitutivo valido..

Inaugurado en 1916 fue una propuesta ambiciosa alumbrada al amparo de las excavaciones realizadas en aquel tiempo en un poblado lacustre del pleistoceno situado en las inmediaciones del lago de Banyoles. Los citados trabajos arqueológicos devolvieron a la superficie la mandíbula de un Neanderthal de entre 6.000-7.000 años de antigüedad y que está considerada como una referencia de la paleontología y la antropología internacional.

El primer director fue Francesc Darder i Llimona, hombre respetado, naturalista, medico, veterinario y taxidermista que durante la Exposición Universal de Barcelona de 1888 regentó una tienda-museo en la misma y en la que se mostraba los resultados de la taxidermia o naturalización, cercanos a la categoría de arte. Caber recordar por otra parte que la zoología actual debe a esta técnica buena parte de sus progresos.



Darder también fue catedrático de zoología en la Escuela Superior de Agricultura y creador del Parque Zoológico y del Museo Zootécnico de Barcelona y desarrolló una interesante labor como ictiólogo en Barcelona y Banyoles, contribuyendo a la repoblación piscícola del Lago de Banyoles.



Por ello Darder dotó al Museo de una singular colección de zoología que mostraba animales disecados en vitrinas decoradas a semejanza de sus hábitats naturales. La muestra se complementaba con una colección etnológica de parte del mundo conocido bautizada como Sala del Hombre y que incluía una momia peruana, la cabeza de un druida de Gales, la cabeza de un aborigen sueco y la de un indígena de la Isla de Pascua entre otros especímenes.


La muestra dedicada a los seres humanos se complementaba con cuatro elementos más.

En primer lugar se mostraban las pieles curtidas de un hombre y una mujer, que según figuraba en la guía del museo habían formado parte de las pruebas presentadas contra dos estudiantes de medicina de la Facultad de Barcelona que en una clara muestra de mal gusto habían encargado a un curtidor de la ciudad el trabajo. Al parecer la procedencia de las pieles humanas curtidas era más que dudosa.

En segundo lugar los visitantes podían contemplar una momia egipcia que al parecer Darder había adquirido a un proveedor de antigüedades y que fue declarada en la aduana del Puerto de Barcelona como un fardo de bacalao seco conservado en sal.


En 1999 fue descatalogada de la colección tras el dictamen en 1984 de una comisión del Govern de la Generalitat de Catalunya que certificó que se trataba de una falsificación. No obstante aunque no fuese una momia egipcia no cabía duda de que se trataba de restos humanos manipulados con alambre para garantizar la postura característica de una momificación.

Y en tercer y último lugar se podía observar el cuerpo disecado y ataviado con objetos rituales de un bosquimano, probablemente originario de Betchuana, conocido durante años como El Negro de Bañolas. Por lo visto Darder lo había comprado a unos naturalistas franceses en la Exposición Universal de París. Los citados caballeros lo habían encontrado enterrado (y que desenterraron) en la selva africana poco después de que según les contaron los porteadores de la expedición, hubiese sido degollado en castigo por alguna falta cometida en el seno de su tribu.


A finales de la década de 1990 un médico africano que visitó el museo hizo publica su indignación al comprobar que los restos del bosquimano eran reales. Durante meses la opinión pública se enfrentó al hecho de que en un lugar del mundo civilizado a punto de entrar en el siglo XXI se podía encontrar una muestra del desprecio con el que se había tratado a los pueblos colonizados durante siglos.

Tras una dura polémica ética y diplomática los restos del Cafre Bosquimano, fueron devueltos a la Organización de Estados Africanos y se procedió a su sepultura en su país de origen Botswana el 5 de octubre de 2000.



En los últimos años la opinión pública se ha enfrentado a la polémica generada a raíz de una exposición itinerante que mostraba cadáveres humanos conservados mediante la técnica de la plastinación que consistiría en la extracción de los fluidos del cuerpo y su reemplazo por polímeros de silicona. El creador de Our Body, nombre de la exposición es un médico europeo que ha afirmado que contaba con el consentimiento de los fallecidos para ser sometidos a este tratamiento final.

Tras pasar por EEUU (podemos ver parte de la exposición en una secuencia del remake de Casino Royal de la serie James Bond), Alemania y España (en Barcelona se instaló en el Museu de les Drassanes), la muestra llegó a Francia. Tras pasar por Lyon y Marsella, fue en París en donde la empresa responsable se encontró con problemas. Al parecer los 17 cuerpos humanos mostrados, hombres y mujeres, eran de origen chino y en base a la falta de respeto por el gobierno de China en materia de derechos humanos, para dos organizaciones humanitarias existían dudas más que razonables de que los fallecidos hubiesen dado su consentimiento para la plastinización de sus cuerpos. Ante la sospecha de que la procedencia de los cuerpos era poco clara, un juez aceptó la demanda y afirmó que la exposición   representaban “un atentado ilícito al cuerpo humano” y que los “cortes” de los cuerpos así mostrados, como “las coloraciones arbitrarias” y las “puestas en escena irreales” carecían de “decencia”. “El espacio que la ley asigna al cadáver es el del cementerio”, afirmando en su veredicto que “el objetivo comercial” que movía a los organizadores “atenta manifiestamente al respeto que se debe” al cuerpo.

Por tanto prohibió la exposición y dio a los organizadores un plazo de 24 horas para desmantelarla.

Los antropólogos afirman que en el momento en el que el ser humano se plantea la necesidad de rendir culto a sus muertos, de tratar a sus difuntos con reverencia y respeto, es cuando la evolución de nuestra especie experimenta un salto gigantesco hacia nuevas formas sociales. Por primera vez los seres humanos se han planteado la diferencia entre vida y muerte. Por primera vez la distancia con los primates es gigantesca.

El hecho de que contemplar los restos disecados de un ser humano de raza negra en una vitrina no me llevase a plantearme que aquella muestra estaba totalmente fuera de lugar en pleno siglo XX, el hecho de que sigamos contemplando momias egipcias o andinas como piezas de museo, el hecho de que alguien quiera sacar partido exhibiendo cuerpos humanos plastificados bajo el manido argumento de que todo se hace en aras de la ciencia y para divulgar el conocimiento, me lleva a pensar que estamos en claro momento de involución y que cualquier día volvemos a vivir en las copas de los árboles.

Eso si a este paso dejamos algún árbol en pie. En fin, que les dejo porque estoy preparando las dos últimas entradas (y no por falta de material, se lo puedo asegurar) sobre el racismo, la xenofobia y el papel que durante siglos ha jugado Occidente en el mundo.


GENOCIDO EN LA ISLA DE PASCUA. LA HISTORIA DEL AMISTAD


Recuerdo los primeros programas de televisión que trataban sobre los misterios de la humanidad, como las Líneas de Nazca, La construcción de las Pirámides de Egipto o el significado de los Moais las misteriosas esculturas de la Isla de Pascua.

Conducía esos programas el Dr. Jiménez del Oso, pionero en el tratamiento de estos temas en la televisión de España, en unos años en los que solo existían dos canales y más voluntad que medios para llevar a cabo cada emisión.

Con el tiempo el interés despertado por este pionero de la comunicación ha encontrado un digno relevo en Iker Jiménez tanto en radio como en televisión.

Tanto él como otros investigadores de ciertos episodios de la humanidad que guardan todavía el encanto del misterio, en alguna ocasión se detienen a analizar la cultura de Rapa Nui, la cultura de La Isla de Pascua.

Pascua es una isla considerada como el lugar más alejado del resto del mundo. Los lugares más próximos a este punto misterioso son Pitcairn en Australia (2.000 Kms de distancia), Tahití (4.200 Kms de distancia) y Chile, país al que pertenece (3.700 Kms de distancia).

Por ello no resulta extraño que pasara desapercibida para los primeros navegantes occidentales hasta que el 5 de abril de 1722, Domingo de Resurrección (de ahí su nombre) el navegante holandés Jakob Roggeveen avistó el territorio, marcó las coordenadas en la carta de navegación y desembarcó en su costa.

No fue hasta 1770 cuando por orden del Virrey Amat de Perú que el marino cántabro Felipe Gonzalez Haedo, desembarcó en la isla, tomó posesión en nombre de la corona española, la rebautizó como Isla de San Carlos en nombre del rey Carlos III y realizó el primer trabajo de cartografía del territorio. Como podemos suponer el nombre de San Carlos se perdió en el tiempo y para Occidente continuó siendo La Isla de Pascua.

En 1774 desembarcó el capitán James Cook y en 1776 el explorador francés Le Pérouse. A finales del siglo XVIII se había convertido en una escala cómoda en las largas travesías comerciales que enlazaban los puertos de Sudamérica con Oceanía.

Pero lo que hacía de Pascua un punto cómodo de abastecimiento y reparación de embarcaciones no era únicamente su situación geográfica sino el carácter de sus nativos en absoluto hostiles incluso cuando los occidentales se apropiaban de todo lo que les apetecía.

Pero quienes eran los habitantes de Pascua y de donde procedían resultaba un misterio. No fue hasta bien entrado el siglo XX que la comunidad científica internacional estableció que los primeros moradores de la isla eran originarios de las Islas Marquesas, concretamente de la Isla de Rapa, situada a 1200 kms de Tahití y que habían embarcado en frágiles naves de balancín cargados de animales domésticos rumbo al horizonte, “al lugar donde nacía el sol”.

En su camino hacía el Sol Naciente llegaron a una isla triangular de origen volcánico de 163 kms2 (la cuarta parte de Menorca) a la que llamaron Rapa Nui o La Gran Rapa, probablemente de abundante vegetación y que ofrecía las condiciones adecuadas para establecerse.

Consigo los nuevos habitantes de Rapa Nui también llevaban sus costumbres sociales y religiosas caracterizadas por una estructura social de clanes dominados una poderosa aristocracia sacerdotal.

Los asentamientos se establecieron principalmente en el interior de la isla quedando la costa destinada a las ceremonias religiosas. A pesar de su origen común los clanes de Rapa Nui hicieron gala de una territorialidad excesiva y poco practica para delimitar fronteras en una extensión tan reducida.

Las fronteras estaban muy marcadas, la defensa de las mismas era salvaje y periódicamente los clanes se atacaban mutuamente protagonizando episodios de canibalismo sobre el enemigo que continuaron hasta el siglo XIX, cuando al formar parte de Chile los primeros misioneros católicos llegaron a la Isla.

Pero lo que sigue fascinando a los estudiosos y al público en general son los Moai, las grandes esculturas antropomorfas talladas en materia volcánica, que representaban a diversos jefes y que al parecer protegían a sus constructores de los peligros llegados del mar.

Desafortunadamente la técnica empleada para transportar a los gigantes desde el lugar en el que fueron tallados hasta su destino final, los ahus, no se conoce. Como tampoco se conoce el verdadero significado de estos gigantes o de los símbolos con los que fueron engalanados.

La razón para que la cultura de Rapa Nui continue constituyendo un misterio se debe a la drámatica desaparición de una buena parte de la población de la isla en el transcurso de un episodio de la historia del que no se suele hablar demasiado.

Los isleños se han convertido en guardianes de la memoria de sus antepasados victimas de un individuo conocido como Marutari.

Gracias al trabajo de dos historiadores, Francesc Amorós y Joan Muray, finalmente las piezas han empezado a cobrar sentido y ahora sabemos lo que ocurrió la primera semana de Diciembre de 1862 cuando una flota de 8 barcos zarpó del puerto peruano de Callao rumbo al Pacífico con el fin de capturar esclavos y obtener dinero fácil y rápido.

La industria de los fertilizantes agrícolas había empezado a cobrar protagonismo en la mejora de las explotaciones de todo el mundo. Pero su rendimiento distaba mucho del actual, puesto que no se empleaba fertilizantes obtenidos en laboratorios, sino que se trataba de fertilizantes naturales. De guano, excrementos de pájaros para ser más exactos, que se encontraba en los acantilados y zonas de difícil acceso de la costa peruana.

Aunque debido a la presión Británica el comercio con seres humanos había sido abolido en España en 1820 lo cierto es que la lista de barcos que se saltaban esta prohibición y que posteriormente fueron apresados por parte de los británicos en alta mar es muy larga.

Aquella primera semana de 1862 la flota de ocho barcos que zarpaban del puerto de Callao, estaba capitaneada por la corbeta de tres palos Rosa y Carmen cuyo mando recaía en un individuo tuerto, poco agraciado y conocido por su crueldad, conocido por los indígenas como Marutani.

Tras navegar varias semanas por el Pacifico próxima la Navidad la flota llegó a Pascua y realizó una razia que se saldo con la captura y muerte de centenares de isleños. Fue tal la violencia de aquel episodio que a día de hoy forma parte del recuerdo colectivo de sus descendientes.

Lamentablemente cuando la flota llegó a Callao con las bodegas repletas de rapa nuis las autoridades locales les ordenaron liberar a las victimas puesto que el esclavismo estaba prohibido y procedieron a retener a los capitanes de las naves. El tal Marutani, al que esperaba una orden de búsqueda y captura por una larga lista de delitos de piratería en el océano Pacífico inexplicablemente se perdió en la noche y según cuenta la historia regresó a Catalunya, a su población natal en El Maresme, viviendo hasta el fin de sus días en 1914 de los intereses que le proporcionaron los beneficios obtenidos con sus actividades delictivas como pirata.

Por su parte de los rapa nui solo quedaban 100, de los que 85 murieron en la travesia de repatriación puesto que habían contraído enfermedades graves como la viruela. Los 15 restantes al llegar a Pascua contagiaron la enfermedad al resto de sus parientes y se registró una epidemia que diezmo aun más a la población superviviente a la razia de Marutani.

En realidad Marutani era una deformación del apellido del capitán F. Maristany originario de una población costera del Maresme y que ha pasado a la historia como genocida.

Cuando en la década de 1990 se editó un libro que hablaba de las actividades esclavistas de ocho capitanes más originarios del mismo lugar, la reacción de los actuales habitantes del pueblo no fue precisamente conciliadora puesto que casi todos pensaban que no era necesario remover el pasado.

Lo cierto es que entre 1862 y 1864 de los 4.000 nativos de Pascua las naves esclavistas secuestraron más de un tercio y las enfermedades hicieron que el censo de 1864 registrara una supervivencia tan solo del 35% de los habitantes de la isla.

Lo que Marutiani-Maristany hizo no fue distinto a lo que hicieron otros que se dedicaban a la misma actividad. Pero en su caso fue más grave, no solo porque representaba una perdida irreparable de vidas humanas, sino porque entre los secuestrados se encontraba la familia real y la mayor parte de la casta sacerdotal.

Y eran precisamente los sacerdotes los que poseían la clave de la cultura y los conocimientos de Rapa Nui, que a todas luces se trataba de una cultura que según los expertos era mnemotécnica, es decir basada en la memorización de datos.

Por ello y aunque los descendientes de los Rapa Nui defienden sus tradiciones, su lengua y su cultura, se enfrentan a lagunas cognoscitivas que de no haber intervenido Maristany en el curso evolutivo de la cultura indígena ahora permitirían por ejemplo descifrar los signos conocidos como rongo-rongo.

A partir de 1867 la cultura de Rapa Nui gracias a la influencia del cristianismo se encontraba en su ocaso. Finalmente en 1888 el capitán de corbeta chileno Policarpo Toro incorporó de forma oficial la isla al territorio de Chile tras presentar a los jefes tribales un documento que firmaron con el firme convencimiento de que se habían convertido en un protectorado.

El gobierno chileno otorgó una concesión a la compañía británica Williamson y Balfour para la cria de ovejas, cerdos y vacas, que comprendía la totalidad del territorio. Los rapa nui pertenecían a la citada compañía y eran prácticamente semi esclavos en su propia casa.

Aunque ahora Pascua se rige por un estatuto especial que reconoce su identidad cultural dentro del territorio chileno sus habitantes no tuvieron derecho a la ciudadanía hasta 1966.

Los descendientes de los rapa nui mantienen su lengua y sus costumbres, están exentos de impuestos y forman parte de diversos organismos que les ligan a la Polinesia. Pero continúan sin saber el significado de los signos que quedaron escritos en las tablas rongo-rongo y que podrían constituir la primera muestra de lenguaje escrito en Polinesia. Y tampoco pueden estudiar las 20 tablas que quedan como mudo testigo de su grandeza, puesto que se encuentran en museos lejanos, como Santiago de Chile, Londres, Washington, Roma, Viena, Berlín, Hawai o Tahití.

La vida en la Isla a partir de 1994 experimentó un giro importante debido al rodaje de la película Rapa Nui producida por Kevin Costner y que narraba los enfrentamientos entre clanes a través de una historia a lo Romeo y Julieta. Dejando a un lado la calidad y veracidad de la producción lo cierto es que despertó en todo el mundo un súbito interés por la isla y su historia y reactivó el mercado turístico. Ahora hay un vuelo diario desde Santiago de Chile y dos semanales desde Tahití, lo que ha convertido a Pascua en un territorio más accesible.

Pero esto no significa que las cosas sean fáciles en Rapa Nui. Buscando documentación en internet he encontrado este documento del relator de Derechos Humanos de Naciones Unidas que me permito reproducir para que podamos comprobar que en 2010 no reinaba precisamente la calma en esta parte del mundo.




Isla de Pascua: Declaración del Relator Especial ante los desalojos de indígenas rapanuis


GINEBRA – “Quisiera dar a conocer a todos los interesados que he mantenido comunicación con el Gobierno de Chile, sosteniendo un intercambio de información sobre la situación del pueblo rapanui en la Isla de Pascua. He expresado mi preocupación sobre las medidas de desalojo realizadas por efectivos de la fuerza pública en respuesta a los actos de reivindicación que han realizado diversos clanes rapanuis en los últimos cinco meses en la Isla de Pascua (Rapa Nui) como consecuencia de los reclamos históricos del pueblo rapanui sobre la isla. Al respecto, el Gobierno me ha informado sobre diversas medidas que ha impulsado para atender los reclamos del pueblo rapanui, incluida la realización de mesas de diálogo.

“A pesar de lo informado por el Gobierno, es evidente que la situación sigue siendo preocupante, tal como señalan los últimos sucesos acaecidos en la Isla de Pascua, en particular lo ocurrido el 29 de diciembre de 2010. Según la información que he recibido, unas 70 personas rapanuis ocupaban pacíficamente la plaza Riro Kainga en el centro de Hanga Roa, como acto de protesta en reivindicación de sus derechos ancestrales territoriales, fueron desalojadas por un centenar de carabineros fuertemente armados, quienes golpearon a una veintena de personas, entre ellas varias mujeres y niños. Este hecho ocurrió luego de no haberse logrado un acuerdo entre el Gobierno y el Parlamento rapanui para poner fin voluntariamente la ocupación de la plaza Riro Kainga.

“Además, según la información recibida, los desalojos forzados podrían continuar ocurriendo, como podría ser en el caso de los miembros del clan Hito Rangi quienes han sido citados por la fiscalía para el próximo 13 de enero de 2011 a una audiencia pública de formalización por el supuesto delito de usurpación.

“He manifestado ante el Gobierno mi preocupación por estos hechos y los enfrentamientos violentos, junto con la amenaza de posibles desalojos futuros. Todos estos hechos que han vuelto a desestabilizar las relaciones entre el Estado y los clanes rapanui no generan un clima propicio para llevar a cabo un proceso de diálogo.

“En tal sentido, en una comunicación enviada al Gobierno el 10 de enero de 2011, les he recomendado que eviten nuevos desalojos y que la presencia policial en la Isla no exceda lo necesario y proporcional para mantener la seguridad de sus habitantes. Al respecto observo con interés la sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, del 11 de noviembre de 2010, rol 343, que en su momento descartó una solicitud de desalojo contra el clan Hito, señalando que ‘los isleños se consideran legítimos poseedores de la Isla’ y que ‘no puede desconocerse que ante la magnitud de los temas que se discuten, ellos adquieren un carácter político’.

“Además, he instado al Gobierno a desplegar el máximo esfuerzo para llevar a cabo un diálogo de buena fe con representantes del pueblo rapanui con el fin de resolver, a la brevedad posible los verdaderos problemas de fondo que explican la actual situación. Considero que ello es particularmente acuciante en relación con el reconocimiento y garantía efectiva del derecho de los clanes rapanuis sobre sus tierras ancestrales, basado en su propia tenencia consuetudinaria, de acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, del cual Chile es parte, y otras normas internacionales relevantes.

“Finalmente, he hecho un llamamiento urgente al Gobierno a tomar las medidas que sean necesarias para evitar amenazas o daños a la seguridad física de los miembros del pueblo rapanui y sancionar a las personas responsables de cualquier uso excesivo o desproporcionado de la fuerza en el curso de los operativos policiales de desalojo.

“Como Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas seguiré observando atentamente la situación de los derechos del pueblos rapanuis, manteniendo el diálogo con el Gobierno y todas las partes interesadas para contribuir a la búsqueda de soluciones de acuerdo a las normas de derechos humanos.”

FIN

El 26 de marzo de 2008, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombró a James Anaya Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas por un período inicial de tres años. El Sr. Anaya es Profesor de la Cátedra James J. Lenoir de Política y Derecho Humanitario de la Universidad de Arizona (EE.UU.).

Visite la página web del Relator Especial: http://www2.ohchr.org/english/issues/indigenous/rapporteur/


Consulte la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas:

http://daccess-dds ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N06/512/10/PDF/N0651210.pdf?OpenElement

Y ya para acabar, deberíamos recordar una película que en su momento conmovió al público de todo el mundo. Se trata de la cinta Amistad dirigida en 1997 por Steven Spielberg y que contaba la historia de la goleta española del mismo nombre, que en julio de 1839 trasladaba a 53 esclavos procedentes del barco negrero portugués Tecora. Los esclavos se liberaron y tras un combate intenso en el que murió el capitán, acordaron que la tripulación pusiera rumbo de regreso a su hogar en África. Pero la goleta siguió al norte y frente a Long Island un fueron abordados por un barco militar de bandera estadounidense. Su comandante decidió llevarles, con ánimo de venderles, hasta Connecticut, donde estaba permitida la esclavitud y el tráfico de esclavos.

La situación fue compleja puesto que el presidente de EEUU Van Buren era proesclavista, los abolicionistas se hacían oír, la Corona Española y los traficantes de esclavos reclamaban la propiedad de los esclavos y finalmente los esclavos podían desde ser liberados a castigados por asesinato. El futuro presidente de EEUU John Quincy Adams les defendió y los esclavos fueron conducidos, en 1842, a Sierra Leona, el lugar donde habían sido secuestrados.

La anécdota más terrible es que el capitán del Amistad que murió a manos de los esclavos, era el ibicenco Ramón Ferrer.

viernes, 27 de abril de 2012

RACISMO, XENOFOBIA, ASHANTIS EN BARCELONA


Barcelona también sucumbió a la moda de las exposiciones exóticas de seres humanos.

Entre el verano y el otoño de 1897 se podía leer en la sección de espectáculos de la prensa de la Ciudad Condal el siguiente anuncio:

Los Ashantis. Pueblo negro. Ciento cincuenta individuos. Abierto de día y de noche. Ronda de la Universidad, 35. Entrada 1 peseta; los jueves, día de moda, entrada 2 pesetas.

A pesar del elevado precio de las entradas y de que el solar de la Ronda Universidad en el que se instaló la exposición, no era adecuado para tal fin porque era pequeño y a diferencia de París y Londres no había árboles o elementos decorativos que podían aumentar el potencial decorativo, el éxito de publico fue un acontecimiento.

En opinión de la prensa de la época el lugar idóneo hubiese sido el Parc de la Ciutadella. No obstante se afirmaba que era “una verdadera atracción de la temporada original y pintoresca que debía ser conocida por todas las personas interesadas en los usos de las razas negras”.

En plena guerra de Cuba y Filipinas la prensa abundaba en interpretaciones bestiales, partenalistas e irónicas sobre los colonizados y los ashantis no fueron una excepción.

Ataviados únicamente con túnicas de colores intensos ofrecían varios espectáculos que ejercían una atracción morbosa sobre el público de Barcelona cautivado por los cuerpos fueres y nerviosos de piel suave y sangre generosa.


En 1900 Bufalo Bill pasó por la ciudad con su espectáculo sobre el Salvaje Oeste que incluía un grupo de nativos americanos.

Y más tarde también pasó la Ciudad Condal procedente de Labrador un grupo de inuits que antes de viajar a Madrid se instalaron en el Nuevo Retiro. La prensa destacaba la altura media de las mujeres, tan solo 1’25.

Otro de los espectáculos de éxito lo proporcionó un centenar de senegaleses que se instalaron en la montaña del Tibidabo en donde ahora está situada la atracción de El Avión. Este grupo que formaba parte de una gira que antes había visitado Le Mans, Nantes y Amiens permaneció en Barcelona entre marzo y agosto y generó un mercado de souvenirs importante entre los que destacaban las postales.

El ultimo zoológico humano del que se tiene noticia en Barcelona data de 1925 y se trata de la tribu fulah de Guinea Ecuatorial, que también se instaló en el Tibidabo aunque su éxito fue menor.

A partir de la década de 1930 este tipo de espectáculos deja de ser interesante para el público y empieza a ser considerado inmoral.

RACISMO,XENOFOBIA...INUITS EN MADRID.


En 1887 una exposición de 45 seres humanos llegó a España procedente de Filipinas. Procedentes de diferentes provincias de la lejana colonia española, fueron instalados como si fuesen piezas vivientes de un museo en los Jardines de Recreo del Retiro de Madrid, en los Palacios de Velazquez y de Cristal. El lago que todos conocemos se construyó para la ocasión y por el navegaban canoas tripuladas por nativos malayos.

En marzo de 1900 un grupo de 50 inuits pasaron por Madrid con motivo de una gira europea a raíz de la Exposición Universal de París. Los Inuits durante años se vieron separados de su familia, su tierra y sus costumbres.

En plena primavera fueron llevados al Retiro madrileño e instalados en chozas fabricadas con piel de foca y huesos de ballena. El publico que acudia a verles pagaba una peseta (cifra elevada para aquel tiempo). A cambio los inuit mostraban su habilidad adiestrando a los perros que guian los trineos, la caza con arpón e incluso el curtido de pieles. El programa que anunciaba su presencia indicaba que “De 3 h. A 4 h. Comida de los esquimales. A las 11´30 h. y a las 5 h. Comida de los perros. Banda de música. Entrada 1 peseta”.

Nadie se posicionó sobre la vida de los inuit en pleno verano en Madrid, vestidos con pieles puesto que para el público eran poco menos que salvajes. Otros asistentes debido a la forma masiva de fumar de los inuit pensaron que se trataba de una campaña publicitaria de Tabacalera.

A este grupo de inuits tras su gira por diversas ciudades europeas se les perdió el rastro. De los 50 que viajaron a Europa engañados, con promesas que no fueron cumplidas, al parecer tan solo seis o siete regresaron a su hogar y el resto acabaron marginados, enfermos, victimas de las costumbres occidentales o murieron victimas de infecciones o tras la exposición a enfermedades que desconocían.

RACISMO, XENOFOBIA


Me propone mi amiga Annabel Pintó un tema para este blog que ya no siento como mío sino como vuestro. Le indigna a mi querida amiga la falta de cortesía, empatía o tolerancia, con la que tratamos a los que han llegado buscando una vida mejor.

Tratar el tema sin ofender a unos y otros, caer en tópicos, resultar paternalista o superficial, sin dar argumentos ni legitimar a los que defienden lo indefendible, sin manchar la memoria de millones de victimas, resulta empresa poco menos que imposible.

Como siempre busco material para documentarme, en este caso sobre el racismo, la xenofobia, el rechazo visceral que nos producen por muy civilizados que nos postulemos, aquellos que son diferentes a nosotros. Puede parecer que lo sabemos todo sobre el tema, que ya está todo dicho, pero no es así. Por tanto mejor informarse, antes de escribir.

Y mientras buceo entre decenas de artículos y entradas que explican de forma más o menos científica la cuestión, mi mente salta de un pensamiento a otro, de una idea a otra.

La primera y más amable es una escena de la película Mi Gran Boda Griega, escrita y protagonizada por la gran actriz Nia Vardalos. Costas Portokalos, padre de Tula se desespera ante el empeño de su hija en casarse con americano, no griego. Cuando las dos familias se conocen el fracaso es total. Costas dice que su hija ha traído a casa un “Xenó”, un extranjero.

El siguiente pensamiento, tiene relación con un artículo publicado hace muchos años por El Periódico de Catalunya en un suplemento literario, que destacaba la publicación de una historia real que sucedió en EEUU a finales del siglo XIX. Un explorador occidental viajó hasta el Circulo Polar Ártico, y entró en contacto con varios grupos de inuits (nativos americanos conocidos como esquimales).

Durante varios meses convivió con ellos, observó sus costumbres y cuando finalizó su estudio propuso a varios de los adultos que viajasen con él a la gran ciudad. Confiando en la temporalidad de su aventura y en la palabra de su nuevo amigo, aceptaron la oferta y viajaron con él de regreso a la civilización. En aquella expedición también viajaba un menor.

Cuando llegaron a una de las grandes ciudades de EEUU fueron confinados en los sótanos de un prestigioso museo. La insalubridad del recinto, la dieta, el contacto con un medio contaminado, el estrés y el agotamiento, diezmaron el grupo inuit hasta que solo quedó con vida el niño.
Las autoridades del museo, organizaron un funeral al que asistió el pequeño que durante años creyó que sus familiares habían sido enterrados. Fue bautizado como cristiano, aprendió a leer y escribir y finalmente trabajó como vigilante del citado museo.
El capitulo más amargo de este drama llegó el día que descubrió en el almacén en el que se amontonaban especímenes animales a los que se les había practicado el arte de la taxidermia, los cuerpos de sus familiares, entre los que estaba su padre, disecados y ataviados con las ropas y los enseres que habían traído de su hogar.

El escandalo fue tal que de inmediato se organizó la vuelta del desesperado joven a su hogar. Pero habían pasado tantos años desde que viajó a la gran ciudad que ya no pertenecía a los suyos y tampoco se sentía parte del mundo que le había traicionado y humillado.

La siguiente idea me lleva a recordar la noticia aparecida en forma de titular breve hace casi diez años que hablaba de la intención de varias familias afroamericanas de demandar a algunas de las compañías más poderosas de EEUU puesto que la mayoría habían nacido y evolucionado a partir de las fortunas amasadas gracias al comercio de esclavos y a los beneficios obtenidos de la explotación de la mano de obra negra.

Que el racismo, la xenofobia, el rechazo a lo diferente, la capacidad de humillar, infligir daño a los semejantes es algo común a todas las culturas está más que probado. Lo que sucede es que Occidente se ha arrogado el papel de árbitro en estas y otras cuestiones de forma que emplea un doble rasero totalmente inadmisible.

Desde que el ser humano evoluciona hacia una sociedad compleja, los individuos ajenos al grupo, despiertan recelo, temor, rechazo y odio a la comunidad. Las reacciones ante lo distinto nunca se ajustan a la pretendida racionalidad, a la complejidad intelectual de la que los humanos presumen. Y hacen aflorar nuestra parte animal.

Y es entonces cuando damos un paso más y justificamos nuestras acciones con postulados pseudo intelectuales, mandatos divinos o teorías peregrinas.

Si el mundo actual vive inmerso en una espiral de violencia y destrucción, se debe a los pasos en falso que hemos dado en épocas anteriores.

El hecho de que los países que fueron colonias se enfrenten entre sí o de forma interna se debe a la incapacidad de Occidente para liberar a sus antiguas colonias de forma organizada y consciente.

Se les conquistó bajo la premisa de que eran culturas inferiores simplemente porque no vivían como nosotros. Sus países se convirtieron en el patio trasero de los imperios y reinos occidentales, en el que se podían amontonar nuestros desechos, porque para eso éramos los amos y señores del planeta.

Se les convenció a sangre y fuego de que su cultura no era valiosa, sus credos no fueron respetados ni su forma de entender la vida y su historia o sus símbolos aunque fuesen más antiguos que los occidentales no merecieron respeto.

Se les despojó de todo lo que les resultase valioso, se les implantó una cultura y un credo extraños y lenguas más extrañas todavía. Cuando llegó la independencia, habían perdido su identidad, obedecían a reglas de comportamiento ajenas y aprendieron los peores hábitos occidentales en política y administración.

La llegada de esclavos africanos a América como mano de obra se debe a la intervención de la Iglesia Católica Española en favor de los indígenas americanos en un momento en que se registra una mortandad superior a la deseada por parte de los colonizadores. Con el fin de continuar obteniendo beneficios del Nuevo Mundo la Iglesia aconseja que se emplee mano de obra negra, puesto que los indios, una vez bautizados tienen alma y que este punto en el caso de los negros es más que dudoso.

Australia es otro caso de como Occidente transformó en infierno para sus moradores nativos una tierra milenaria. Convertida en colonia penal, Australia con el tiempo se ha transformado en un país digno de admiración. Pero su pasado, la forma en que los blancos trataron y tratan a sus aborígenes constituye un episodio demasiado reciente y doloroso para el país. Uno de sus políticos más destacados prometió en campaña electoral que en caso de ser elegido una de las cosas que haría en primer lugar sería pedir disculpas publicas a los aborígenes por el trato recibido y en particular por el robo de bebés que duró hasta entrado el siglo XX con el fin de diluir la presencia nativa a base de conversiones religiosas, reducación e inserción en la sociedad blanca.

La lista de despropósitos, desgracias y capítulos más que dolorosos es tan larga que no tendríamos tiempo de desgranarla sin sentir al mismo tiempo un desgarro continuado en el alma.

Que los indios Caribes capturaban a sus enemigos para castrarlos, engordarlos y posteriormente emplearlos como alimento es un hecho, que la Roma Imperial empleaba a sus enemigos como botines de guerra y que algunos pasaban a entretener a los ciudadanos del imperio en espectáculos sangrientos es conocido.

Pero cuando se trata de reconocer que Occidente bajo una patina de civilización, poder y racionalidad se convirtió en la peor pesadilla del resto del mundo durante siglos, resulta poco menos que imposible puesto que muchos colectivos continúan defendiendo que al fin y al cabo Occidente llevo a aquellos pueblos la civilización y el orden.

Así pues no resulta extraño que continuemos considerando enemigos potenciales a los que llegan a nuestras casas buscando de forma temporal o permanente un futuro mejor.

No entraré en la necesidad de que los recién llegados conozcan y comprendan las tradiciones, la cultura y la lengua del país de acogida, puesto que a todas luces resulta no solo un gesto de cortesía e integración sino que constituye un paso más en aras de entender la nueva realidad que les acoge.

Pero en este punto de nuevo estamos errando la teoría y fallando en la práctica. Muchos de los que llegan de América del Sur a nuestro país, lo hacen convencidos de que no encontraran dificultades idiomáticas. Y cuando chocan con la realidad su frustración es mayúscula.

Si eligen como zona de residencia cualquier parte de la Península en la que no exista un idioma cooficial no pasará nada. Pero si se deciden por Catalunya, Euskadi o Galicia comprobaran que la realidad es otra.

Aunque no deben preocuparse. Los que habitamos las zonas bilingües también estamos un poco perdidos y nos sentimos extraños en casa propia. Porque a pesar de que las leyes reconocen en la práctica la necesidad de potenciar y respetar las particularidades culturales de la zona, siempre se nos recuerda que no es así. Y lo curioso es que los que hablan de proteger el Español como lengua, olvidan que la propia constitución afirma que el idioma oficial es el Castellano, es decir que la propia Constitución confirma que el idioma del reino de Castilla se ha impuesto por fuerza de conquista y posteriormente por fuerza de costumbre al resto de las lenguas del estado.

Llegada a este punto debería regresar al planteamiento inicial. El racismo, la xenofobia, el odio visceral que nos provoca lo que resulta diferente al grupo.

Uno de los casos más recientes en la memoria colectiva ha sido el exterminio en los campos de concentración de 6 millones de judíos, miles de gitanos, rusos, eslavos, españoles, homosexuales, testigos de Jehová, comunistas, prostitutas…por parte del Tercer Reich Alemán ideado, creado, dirigido por Adolf Hitler y que durante más de 10 años convirtió Europa en el infierno de Dante. No podemos olvidar tampoco los campos de prisioneros dirigidos por el ejército japonés en el Frente del Pacífico, a las esclavas sexuales, ni los campos de internamiento para americanos de origen japonés en EEUU tras el bombardeo de Pearl Harbour. Y si damos otro salto hacia atrás tampoco podemos olvidar el exterminio de las tribus nativas americanas que finalmente se vieron confinadas en territorios vigilados o reservas.

Pero mientras continuamos elaborando ensayos sobre el tema, celebrando homenajes a esas victimas o produciendo películas tremendamente realistas, olvidamos uno de los episodios más lamentables de la historia contemporánea occidental.

Se trata de los zoológicos humanos, presentes en Occidente hasta la Segunda Guerra Mundial y que obedecían a una actitud cultural de supremacía racial. Presentados como Exposiciones etnológicas o Ciudades de Negros, llevaban a la metrópoli en directo diferentes muestras de pueblos colonizados, expuestos en escenas artificiales en el marco de ambientes reconstruidos.

Uno de los primeros antecedentes de estos zoológicos humanos es la colección de Moctezuma en México que incluía no solo gran diversidad de animales procedentes de lugares remotos del continente, sino que exhibía seres diferentes como enanos, albinos y jorobados. Algo que tampoco era ajeno a las cortes europeas que se divertían a costa de los enanos.

Pero quien abrió las puertas a este tipo de exhibiciones fue Cristóbal Colón al presentar en 1493 ante la corte castellana varios indígenas procedentes del Nuevo Mundo.

Los Medici en el Renacimiento crearon una importante colección de animales en el Vaticano que en el siglo XVI fue ampliada por el Cardenal Hipólito de Medicis con una colección humana en la que según él se escuchaban hasta 20 idiomas distintos puesto que poseía moros, tártaros, indios, turcos y africanos.

En Londres y hasta su muerte en 1815 causó sensación Saartjie Baartman de la nación namaqua y que era presentada como la Venus Hotentote.

El siguiente paso fue convertir en negocio esas colecciones humanas. El empresario circense P.T. Barrnum presentó al público en febrero de 1835 a Joice Heth una mujer de 161 años y a los siameses Chang y Eng Bunker.

Tampoco podemos olvidar a Máximo y Bartola dos niños micros encefálicos procedentes de México que bajo el nombre de Niños Aztecas o Liliputienses Aztecas fueron exhibidos en EEUU y Europa.

Pero el concepto de zoo humano no forma parte de la vida cotidiana de Occidente hasta la década de 1870 a mediados del Nuevo Imperialismo de la mano del zoólogo, domador y director de circo alemán Carl Hagenbeck.

A los 20 años se encargaba de vigilar la colección de animales salvajes de su padre. Tras varias expediciones cinegéticas en poco tiempo amplió la colección hasta convertirla en la base de una empresa de prestigio que surtía de fieras a los zoológicos de todo el mundo.

En 1874 amplia su espectro comercial y decide exhibir humanos, como “poblaciones puramente naturales, con sus tiendas, arpones y trineos y un grupo de caribúes”. Los elegidos son samoanos y lapones.

En 1876 envía una expedición a Sudan para cazar animales salvajes y personas, de la nación Nubia. Esta exposición humana de gran éxito, recorrió París, Londres y Berlín.

En la siguiente expedición el agente de Hagenbeck viaja a Labrador para traer su zoo de Hamburg Tiepark un grupo de esquimales (Inuit) del asentamiento de Hopedale.

En 1881 las actividades de Hagenbeck le llevan a la zona austral de Chile en donde secuestra a un grupo de 11 káwesqar, hombres, mujeres y niños. Confinados en jaulas, los exhibirá en varias ciudades de Europa y morirán victimas de enfermedad, inanición y vejaciones físicas y sexuales.

Lo más destacado que hizo como zoólogo fue cruzar una leona con un tigre de Bengala y vender el hibrido por dos millones de dólares al zoológico portugués de Bisiano Mazinho. En 1903 adquirió una gran extensión de terreno en Stelligen cerca de Hamburgo donde estableció su famoso zoológico en el que sus animales vivían en él como en su ambiente natural. Falleció en 1913.

Geoffroy de Saint-Hilaire probablemente se inspiró en Hagenbeck para crear su zoo humano en el Jardín de Aclimatación de Paris. En 1877 Saint-Hilarie organiza dos exhibiciones etnológicas presentando a nubios e inuits al publico con tal éxito que se duplicaron las entradas al zoo. Los parisinos acuden a ver lo que la gran prensa califica entonces de "banda de animales exóticos, acompañados de individuos no menos singulares"

En 1907 se inaugura el Jardín Tropical de París con motivo de la exposición Colonial. Se trata de un jardín didáctico que muestra a los franceses las posesiones de África y Asía sin viajar.

El Pabellón Congo destruido por un incendio provocado, forma parte de los cinco pueblos construidos. Dos millones de visitantes descubren un campamento Tuareg, en el que los rebeldes escenifican una persecución, y a los Indochinos, Malgaches, Sudaneses y congoleses.

Pero desde el principio queda claro que incluso entre los especímenes mostrados hay diferencias claras. Cuando los cosacos son invitados al Jardín Zoologico la embajada de Rusia insiste en que no sean confundidos con los negros. Y cuando Buffalo Bill llega con su espectáculo sobre el Salvaje Oeste, se instala en una zona privilegiada porque trabaja con indígenas americanos. Los liliputienses por su parte son calificados como monstruos y bestias exóticas.

Lo más dramático es la reacción de la sociedad occidental. Pocos periodistas, políticos o científicos protestan ante las precarias condiciones sanitarias, alimenticias o de alojamientos de los salvajes que acaban en muerte, como fue el caso en 1892 de los indios Kaliña poco habituados al clima francés.

El publico arroja alimentos o baratijas a los individuos expuestos, los comparan con primates o se ríen ante una mujer que tiembla de fiebre en su choza.

Con el tiempo algunos de estos grupos integran ferias ambulantes y cobran un mísero sueldo. Pero la humillación es la misma.



En 1998 se inauguró una exposición en el museo Quai Branly de París, bajo el nombre de La Invención de lo Salvaje. Se trataba de mostrar que no existen razas o jerarquías, solo seres humanos, una sola especie. El jugador francés de futbol Lilian Thuram se convirtió en el portavoz más entusiasta de la exposición con su idea de que “Los prejuicios tienen su historia”. En aquel momento las encuestas confirmaban que un 55% de los franceses creían que existían las razas, los negros corren más rápido y los blancos eran mejores en matemáticas.

Para Thuram estaba claro que no nacemos racistas, que los prejuicios son condicionados y que no se trataba de culpabilizar sino de comprender para combatir esta idea.

Durante dos años Thuram trabajó con el historiador francés Pascal Blanchard buscando el material de la exposición. Al parecer el interés de Thuran, nacido en las antillas francesas y descendiente de esclavos y que recordó con horror que cuando llegó a Francia a los ocho años supo por primera vez que significaba ser negro, surgió tras una visita al zoológico de Hamburgo. En la entrada se decía que hasta 1930 se exhibían seres humanos encerrados en jaulas junto a los animales. La última de estas exposiciones de “especímenes de sociedades exóticas” tuvo lugar en Bruselas en 1958 y cerró sus puertas ante las protestas del público.

Las campañas publicitarias de estos zoológicos humanos hablaban por ejemplo de "Caníbales australianos, machos y hembras. La sola y única colonia de esta raza salvaje, extraña, degenerada, y la más brutal jamás sacada del interior de los dominios salvajes. La más baja categoría de la humanidad"

Otro de los herederos de este triste episodio es el jugador Christian Karembeu, nacido en Nueva Caledonia y cuyos abuelos fueron expuestos en una jaula en París y Alemania en 1931 como “caníbales”.

Tal vez creamos que esto solo sucedía en grandes ciudades europeas como París, Londres, Berlín o Hamburgo. Pero Barcelona y Madrid también fueron escenario de este tipo de espectáculos.

No obstante creo que merece capitulo aparte. Así que lo dejaremos para otra entrega de nuestro blog.