Ya falta poco para que acabe este ciclo de textos
dedicados al racismo, la xenofobia y el papel jugado por Occidente en este
terrible e infinito proceso de destrucción que han padecido a lo largo de los últimos
siglos otras culturas más antiguas pero que no merecieron respeto alguno por
nuestra parte.
Confieso que en estos días he recordado un refrán
muy popular entre los estudiantes de mi generación que servía para justificar
lo poco que nos apetecía cumplir con nuestras obligaciones académicas: Cuanto más estudio, más se, cuanto más se
más olvido, entonces ¿para que estudiar?
Cuarenta años después para mí el significado de
este juego de palabras ha variado notablemente y se ha tornado más amargo.
Porque a raíz de la propuesta de mi amiga Annabel Pinto de hablar sobre este
tema y para resultar lo más objetiva posible, he buceado entre decenas de
documentos que tratan sobre ello y ahora “cuanto
más estudio, más se, cuanto más se menos puedo olvidar”.
De todos los episodios conocidos sobre el
exterminio de culturas nativas, uno de los más sobrecogedores tal vez para mí
ha sido el de Tasmania.
A principios del siglo XIX la colonización de
Tasmania se convirtió en un genocidio, promovido y compensado económicamente
por el gobierno británico que dio como resultado la total destrucción de la
población aborigen tasmana.
Este proceso es conocido como Guerra Negra (Black War) y se refiere a un periodo de guerra no declarada entre
las fuerzas británicas junto a los nuevos colonos, contra los aborígenes
tasmanos en la llamada Tierra de Van
Diemen actualmente Tasmania.
No
obstante la llamada Guerra Negra
también puede emplearse al hablar de conflictos posteriores entre colonos y
aborígenes australianos (Australia continental)
Cuando
los primeros colonos europeos llegaron a Tasmania en 1722 se encontraron con
una cultura nativa de estructura más simple que la del continente australiano
que no tenía conciencia del peligro inminente y no supo defenderse. Se les uso
como esclavos de trabajo y sexuales, se les cazó y mutiló. Sus pieles fueron
vendidas al gobierno. Los hombre fueron asesinados y los que sobrevivían
castrados, los niños morían golpeados y apaleados. A las mujeres se les permitio
irse con las cabezas de sus maridos atadas al cuello.
La
población inicial de unos 5.000 nativos en 1830 se había reducido a 220 o 72
(la cifra varia en función de la fuente consultada) y finalmente fueron
recluidos hasta su muerte. Sin olvidar que otro de los motivos de este proceso
de aniquilación fueron las enfermedades traídas por los colonos y ante las que
los nativos sucumbieron puesto que su sistema inmunológico se mostró
desbordado.
El
hecho de que esta “guerra” no hubiese sido declarada oficialmente impide
exactitud a la hora de estudiar un periodo de tiempo concreto. Pero teniendo en
cuenta las noticias que aparecen en la prensa del momento y los decretos
promulgados por las autoridades británicas podemos construir una cronología
aproximada.
El
inicio tal vez coincidiera con la creación del primer asentamiento británico en
Tasmania, una colonia penal, en 1803.
La
segunda fase podría corresponder con la publicación de un artículo dirigido a
los colonos para perseguir a los nativos en defensa propia. (página 2 de el
número 552 del Colonial Times and Tasmanian Advertiser de fecha 1 de diciembre
de 1826)
Lo decimos inequivocadamente LA
DEFENSA PROPIA ES LA PRIMERA LEY DE LA NATURALEZA. EL GOBIERNO TIENE QUE
RETIRAR A LOS NATIVOS SI NO, ¡SERÁN CAZADOS COMO ANIMALES SALVAJES Y
DESTRUIDOS!
En
1828 George Arthur gobernador de Tasmania proclama la expulsión de los nativos
de todos los territorios ocupados por los colonos. Los aborígenes tan solo
podrán atravesarlos una vez al año para pescar en las costas, siempre que
obtengan un pasaporte para realizar el viaje.
En
abril del mismo año el gobernador Arthur declara la ley marcial en la colonia
puesto que los enfrentamientos entre la resistencia tasmana y los colonos no
cesan y la escalada de violencia parece imparable. El decreto de ley marcial
comienza así…
Comoquiera que los negros o aborígenes nativos de esta isla durante un
tiempo considerable han realizado una serie de ataques indiscriminados contra
las personas y propiedades diversas de los súbditos de Su Majestad: y
últimamente en especial han cometido los actos más crueles y sanguinarios de
violencia y pillaje; mostrando una evidente y sistemática disposición para
matar y destruir a los habitantes blancos de forma indiscriminada siempre que
se les presenta la oportunidad…
Para
reforzar la declaración Arthur ordena la creación de partidas de exploración
que deberán patrullar los asentamientos coloniales y capturar a los aborígenes
encontrados en el territorio, autorizando a las patrullas a dispararles si se
resistían al arresto y su posterior traslado a las zonas de reclusión.
En
febrero de 1830 el gobierno ofreció una recompensa de 5 Libras por cada adulto
aborigen y 2 Libras por cada niño entregados vivos. Debido a la captura masiva
de aborígenes Arthur aclaró que la recompensa solo se pagaría por los
individuos hallados en los asentamientos coloniales y que no se abonaría las
capturas realizadas en zonas alejadas o aun no colonizadas. En caso de que los
colonos y los convictos atacasen o agrediesen a los nativos sin motivo serían
llevados ante la justicia y castigados.
Para
reforzar estas acciones Arthur convocó a los colonos adultos, convictos o
libres para formar una cadena humana conocida como Línea negra que deberían realizar batidas por el territorio. En
realidad era una partida de caza que se desplazó desde las zonas colonizadas
hasta el sur y hacia el este para acorralar a los nativos en la península de
Tasman y cerrar el itsmo que conectaba la zona con el resto de la isla. De esta
forma los aborígenes permanecerían aislados de los colonos.
La Línea Negra constituyó un autentico
fracaso. La cifra de nativos capturados no fue tan importante como se esperaba.
Pero el acoso y el cansancio les obligó a rendirse y los 220 que habían
sobrevivido fueron recluidos en las islas del Estrecho de Bass bajo la promesa
de conservar la vida. Las condiciones de vida del asentamiento y las
enfermedades hicieron el resto y pronto solo quedaron 47 cuyos descendientes
siguen viviendo en ese lugar.
En
1860 murió el último hombre tasmano. Un miembro de la Royal Society of
Tasmania, George Stokell mandó abrir su tumba para hacerse una petaca con su
piel.
El
genocido se dio por concluido en 1876 tras la muerte de la ultima mujer palawa
(tasmana). Se llamaba Truganini (Trugernanner).
TRUGANINI
Hija del jefe Mangerner (también transcrito como
Mangana) antes de los 18 años vio como unos cazadores de ballenas apuñalaban a
su madre asesinándola, perdió a su hermana Moorinna que fue raptada y murió al
poco tiempo y a su primer prometido que se ahogó cuando intentaba salvarla de
ser raptada.
En 1829 se unió a su segundo prometido Woorrady. En 1830 el
gobernador Arthur intentó un acercamiento con los nativos que hubiesen sido
menos hostiles. La campaña empezó en la isla de Bruny. Truganini y Woorrady
acompañaron como guías e interpretes en el resto del territorio a George
Augustus Robinson, misionero cristiano conocido como Protector de los Aborígenes.
La
pareja estaba convencida de que esa era la manera de proteger a su pueblo de la
violencia de los blancos. En 1835, Robinson convenció al jefe Mangerner para
que su pueblo fuera trasladado de la isla Bruny a la isla de
Flinders, al noreste de Tasmania, a cambio de alimentos, ropa,
alojamiento, prometiéndoles que era un asentamiento provisional y que más
adelante podrían regresar a su tierra.
Truganini
y Woorrady fueron trasladados junto con otros 230 aborígenes, los últimos
supervivientes de entre los indígenas de Tasmania y convertidos al cristianismo
(Robinson bautizó a Truganini como Lallah Rookh, el nombre de una princesa
oriental protagonista de un cuento que fue popular en Inglaterra en aquella
época).
Robinson
esperaba que el aislamiento los salvara, pero muchos murieron. Truganini pronto
se dio cuenta de que las condiciones de vida insalubre en el campamiento, unida
al desarraigo de los indígenas y a la propagación de enfermedades europeas
contra las que no estaban inmunizados,
abocaban el proyecto al fracaso.
En 1838, Robinson fue
encargado de crear otro asentamiento para aborígenes en la bahía de Port
Phillip, frente a Melbourne, en Australia. En 1839 se llevó a Truganini, junto
con Woorrady y otros 14 indígenas, para que le ayudaran a convencer a los nativos.
Desilusionada por la experiencia tasmana, Truganini se unió a una rebelión de
aborígenes que se oponían a los planes de Robinson, y huyó con un grupo de
personas que consiguieron escapar del campamento.
Vivieron
unos dos años en Melbourne y los alrededores, pero al encontrarse fuera de la
ley acabaron robando para sobrevivir a los colonos de la región de Dandenong,
convirtiéndose a la fuerza en fugitivos.
Se dirigieron entonces hacia el cabo Paterson donde miembros del grupo
asesinaron a dos cazadores de ballenas y dispararon e hirieron a algunos
colonos.
Siguió
una larga persecución en la que capturaron a los responsables de los
asesinatos, que fueron juzgados y ahorcados en Melbourne en 1841. Se sabe que
Truganini fue herida de bala en la cabeza antes de que fuera también juzgada
con los demás miembros del grupo y enviada de nuevo a la isla de Flinders en
1842. Woorrady la acompañaba pero murió durante el viaje.
En 1856, Truganini y los
últimos 46 supervivientes del campamento de Flinders fueron trasladados a Oyster Cove, al sur de Hobart, desde
donde pudo volver a visitar su isla natal.
Allí
reanudó en parte con el estilo de vida aborigen, recolectando semillas y
plantas en el bush, y conchas en el mar. En 1869, sólo seguían
con vida en Oyster Cove ella y William Lanney, o Lanne, también llamado Billy o
"King Billy", que falleció en el año.
En 1873 Truganini fue
trasladada a Hobart,
a la casa de la familia Dandridge, donde murió tres años más tarde tras
solicitar que sus cenizas fueran esparcidas en el canal D'Entrecasteaux.
Se
organizó un funeral oficial y concurrido, con un féretro que resultó estar
vacío: Truganini ya había sido enterrada la víspera en el cementerio de una
cárcel de mujeres, la Female Factory de Cascades, un suburbio de Hobart,
para poder ser exhumada posteriormente con fines científicos.
Dos
años más tarde fue desenterrada por la Royal Society of Tasmania
y expuesta en el museo. No fue hasta abril de 1976, en el centenario de
su muerte, que sus restos fueron incinerados y esparcidos de acuerdo con sus
deseos.
En 1997 el Royal Albert Memorial
Museum, de Exeter, devolvió el collar y el brazalete de
Truganini a Tasmania. Muestras de su piel y de su pelo fueron encontradas en el
Royal College of Surgeons
de Inglaterra, y devueltas a Tasmania en 2002. Se estima que los
restos de unos 50.000 aborígenes tasmanos y australianos continúan en posesión
de instituciones médicas y científicas en el mundo.6
Truganini
fue descrita como una mujer de baja estatura, de hermosa y penetrante mirada,
valiente e inteligente, y que de joven había sido muy bonita y atractiva. No
tuvo descendencia.
Existe
todavía una comunidad aborigen en Tasmania, descendientes en su mayoría de
mujeres aborígenes de las islas del estrecho de Bass. Fanny Cochrane, una indígena nacida en el
asentamiento de la isla Flinders, sobrevivió a Truganini y tuvo 11 hijos.
En
1975, el gobierno de Australia editó un sello de correos con la efigie de
Truganini, dentro de una serie titulada Six Famous Australian Women
(seis mujeres australianas famosas).
H. G. Wells,
en el capítulo uno de su novela La Guerra de los Mundos,
(1898) escribió:
"Debemos recordar la destrucción cruel y completa que nuestra especie ha
provocado, no sólo sobre animales como el bisonte
y el dodó,
sino también sobre sus razas consideradas inferiores. Los tasmanos, a pesar de
su apariencia humana, fueron completamente eliminados en una guerra de
exterminio provocada por los inmigrantes europeos en un período de cincuenta
años".
Que este hogar, en nombre de
todos los tasmanios expresa su profundo pesar y sincera en el dolor y la
angustia causada por las políticas del pasado en las que los niños aborígenes
fueron separados de sus familias y hogares; pide disculpas a los aborígenes de
las acciones pasadas y reafirma su apoyo a la reconciliación entre todos los
australianos. Hay muchas personas que actualmente trabajan en la comunidad, la
academia, los diferentes niveles de gobierno y organizaciones no gubernamentales
para fortalecer lo que se ha denominado como la cultura aborigen de Tasmania y
las condiciones de aquellos que se identifican como miembros de la comunidad
descendiente.
En
noviembre de 2006
Tasmania se convirtió en el primer estado o territorio de Australia en ofrecer
una compensación financiera por las Generaciones Robadas (Stolen
Generations), los aborígenes desplazados por la fuerza de sus familias por
agencias gubernamentales y las misiones de la iglesia entre aproximadamente 1900 y 1972.
Cerca
de 4.000 a 6.000 personas reclamaron ser descendientes de aborígenes tasmanios.
Unas 40 personas fueron reconocidas como tales y fueron aptos para la
compensación de la partida de 5 millones de dólares
americanos.
El hombre ha creado de este mundo un infierno para si y para todo lo que le rodea.
ResponderEliminarSaludos y muy buen blog
Toda sociedad contiene una porcion de cerebros defectuosos que en la convivencia habitual son ignorados por carecer de brillo, pero que en circunstancias convulsas se revelan como verdaderos monstruos dando rienda suelta a una crueldad ilimitada. Pero enfermos los hubo hay y habra siempre... la cuestion es... porque el resto de la tribu se deja arrastrar por estos enfermos?
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