Sinceramente espero que las
reflexiones de hoy lleguen a entenderse porque os aseguro que tanta cifra y
tanto dato bailan ante mis ojos convulsa y rápidamente. Desde luego ahora
comprendo porque las matemáticas nunca fueron mi fuerte.
No se
vosotros pero a mi me duele la cabeza y siento el cuerpo espeso, tanto que me
cuesta moverme o pensar con claridad. Y no creáis que se trate de una crisis de
fibromialgia.
Es la
misma sensación que tienes si pasas demasiado tiempo en la misma sala, con la
misma gente, escuchando las mismas conversaciones.
Te
falta el aire, porque todo el mundo consume oxigeno en grandes cantidades y lo
convierte en CO2.
Tienes
calor, porque todo el mundo suda y se altera y expresa sus teorías
apasionadamente.
Te
asalta con claridad meridiana la sensación de que la habitación se estrecha, de
que las paredes se mueven y pueden aplastarte.
Y
necesitas salir de allí porque lo que en un principio se anunciaba como una
reunión divertida y enriquecedora se ha convertido en un autentico suplicio.
Lo
peor es que no ves la salida o si que la ves pero no puedes acceder a ella,
bien porque estás muy alejada de la misma, porque en ese momento alguien
reclama tu atención o porque ves como otro de los invitados se sitúa junto a la
puerta y resultaría descortés por tu parte apartarle de la misma.
Pues
así es como me siento desde hace varios meses. Lo que sucede es que esto no es
una fiesta sino una reunión tormentosa en la que nadie se divierte.
Me
refiero a la crisis económica que experimenta el mundo entero y Europa en
particular.
Las
noticias en España son cada día peores a las del día anterior. Es como si una
losa de granito de gran tamaño y peso considerables estuviese suspendida sobre
nuestras cabezas y lenta pero inexorablemente bajase por un estrecho túnel y
amenazase con aplastarnos.
Nos
hablan de primas de riesgo, de recortes económicos, de bancos a los que se
rescatará del desastre con dinero público, de dimisiones adelantadas de
presidentes de banco, de incapacidad para asumir responsabilidades, de
destrucción del tejido productivo, de precariedad laboral, de miseria y de
desesperación.
Cada
día conocemos más datos que no contribuyen precisamente a que nos
tranquilicemos. Al contrario. Nos alarman, nos asustan y nos paralizan.
La
actual oposición habla del tema como si durante los 8 últimos años no hubiese
tenido responsabilidad alguna ante la incapacidad de prevenir el caos. El
gobierno actual pasa el tiempo culpando a la actual oposición del desastre. Y
los únicos que pagamos el desastre, somos nosotros, el pueblo corriente que
pasa el tiempo aprendiendo economía sin tener necesidad de ello.
La
desesperación total me ha llegado hoy cuando he sabido que un directivo del
banco que ha creado un agujero negro que ríete tu de los que encontraba en el
espacio sideral la tripulación de la nave Enterprise, puede cobrar 14 millones
de euros, no se yo si como indemnización, prejubilación o recompensa por un
trabajo chapucero. También se nos ha informado que para este caballero que
trabaja con un colaborador habitual, este es el tercer banco que se carga y que
tiene que ser rescatado.
Cuando
ya estaba harta de escuchar a unos y otros disertar sesudamente sobre el tema
de la crisis económica, cuando ya sentía que mi cabeza estallaría en pedacitos,
encuentro una entrevista en un canal local autonómico a un economista que
imparte clases en prestigiosas universidades y ha escrito numerosos libros
sobre el tema, diciendo que este desastre estaba más que cantado.
Hombre,
mire usted. No es que me consuele mucho pero por lo menos me permite respirar
tranquila al comprobar que otros más listos y preparados que yo hace tiempo que
pensaban lo mismo y que a ellos no les han hecho caso quienes dirigían la
economía mundial.
El
caballero en cuestión cuenta que Europa tiene dos caminos ante sí. El primero
renunciar al sistema euro, lo que significaría un desastre aun mayor y el
segundo empezar a pensar en constituir una Republica Federal de Estados
Europeos, y apostar por los Eurobonos, y especialmente rescatar la economía
española, a los bancos españoles.
Me
quedo durante unos segundos en silencio y escucho con más atención. El experto
dice que el problema es la actitud alemana hacía sus socios europeos. El
sistema euro en si no era mala idea pero claro al no caminar paralelo a un
sistema federal de política única se ha convertido en un desastre mayúsculo.
Alemania
no ha escuchado a quienes aconsejaban la política unitaria porque eso obligaría
a Berlín a una política económica de mayor transparencia y sinceridad con sus
socios de la periferia.
Concluye
la entrevista el experto diciendo que espera sinceramente que Alemania se apee
de su burro (bueno él no lo dice porque es muy culto y educado, lo digo yo que
soy más llana) y reconsidere su actitud. Y nos desea buena suerte.
Pues
mira tú que bien. Me siento aliviada porque de golpe veo que alguien mucho más
importante y preparado acaba de defender lo mismo que una servidora ha venido
diciendo desde que en 1992 se leyó el primer borrador del Tratado de Maastrich
y le pareció algo imposible o cuando me pasé meses diciendo que la Constitución
Europea no me parecía demasiado práctica.
Pero
hay más. El experto habla de un precedente de la Unión Europea que se dio en el
siglo XIX y de un episodio que él llama de Mayo de 1931. En particular le
alarma el hecho de que ha preguntado a varios presidentes de bancos centrales
sobre la crisis de mayo de 1931 y nadie ha logrado situar el tema en las
enseñanzas económicas contemporáneas.
Ya podéis
imaginar que me he lanzado como una loca en busca de información sobre estos
dos puntos porque el joven experto ha despertado mi curiosidad.
Si lo
permitís compartiré con vosotros estas dos historias. Cada cual que saque sus
conclusiones, que yo ya he sacado las mías.
SIGLO XIX
El siglo XIX es clave para entender todo este lío monumental. Los avances tecnológicos que se producen en este siglo, llevan a la transformación de la sociedad conocida.
Nace la clase obrera, los movimientos demográficos son espectaculares, los avances y descubrimientos técnicos cambian la forma de entender la producción, se fomenta el consumo, se habla de beneficios y en especial se habla de materia prima para sostener todo este tinglado.
Y la materia prima se encuentra en otros continentes a los que se coloniza y esclaviza, a los que no se les permite participar en esta dinámica y se les convierte en consumidores de la producción que la propia población occidental no puede consumir. El monstruo está en marcha y crece y se expande y depreda y destruye todo a su paso.
Pero no sucede nada porque los artífices de este modelo económico de producción y consumo desmesurado creen que las materias primas son infinitas e inagotables.
El siguiente paso es diseñar y establecer el sistema monetario internacional. Pero el proceso no contempla la uniformidad de criterios sino la individualidad.
En aquel tiempo la moneda de los países se basa en dos metales, oro y plata, definidos por una relación fijada por ley.
El primer sistema es conocido como bimetálico, adoptado por Francia, Bélgica, Suiza, Italia, España, Serbia, Rumania, Alemania, India, México y EEUU.
El segundo sistema es el mono metálico y se basa en que el valor de la moneda se fija en términos de un solo metal: plata (México, países asiáticos) y oro ( Gran Bretaña desde 1717) y que triunfa en los países bimetálicos a partir de 1873.
Así que hasta 1870 encontramos tres zonas monetarias: bimetálicas, área de plata y área de oro.
PRECEDENTES DE LA UNIÓN EUROPEA
Algunos países liderados por Francia durante la década de 1860 se agrupan en torno a la Unión Monetaria Latina, cuando se produce un cambio en el precio del oro (debido al descubrimiento de minas auríferas en California, Alaska y Australia) y de plata.
La abundancia de oro provoca que el precio de este metal patrón descienda y que el precio de la plata aumente.
Este fenómeno se conoce como ley de Gresham, o lo que es lo mismo que la moneda mala expulsa a la buena: llega oro a los países bimetálicos (metal depreciado) y sale la plata (metal apreciado).
El Banco Central de Francia, país bimetálico, para recuperar el equilibrio entre los dos metales, vende la plata a un precio marcado por ley y más bajo que el precio de mercado y compra oro, en ese momento más barato en el mercado pero más caro por ley.
Lo que nadie imaginó es que a partir de 1870 se descubrieron nuevas minas de plata en México y EEUU y que por tanto el precio de este metal empezó a oscilar de manera que la Unión Monetaria Latina fracasó estrepitosamente.
Entre 1870 y 1914 el patrón predominante fue el oro y los tipos de cambio entre monedas se mantuvieron fijos por ley a pesar de los desequilibrios de la balanza de pagos. Pero también fue un tiempo de expansión industrial y estabilidad política. Y fue esta estabilidad política, la ausencia de guerras la que aseguró la estabilidad internacional.
Pero este periodo no fue tan solido como se creyó en sus inicios y las convulsiones políticas que llevaron a la Primera Guerra Mundial hicieron que esta Unión Monetaria Latina, fuese un fracaso y que aunque no fuese finiquitada hasta 1927 había fenecido mucho antes puesto que varios de los países fundadores estaban enfrentados entre sí en la Primera Gran Guerra.
Tampoco debemos olvidar que esta Unión Monetaria Latina no contemplaba en
modo alguno la creación de un estado federal, con una política económica única.
Al contrario. Como sucede en la Unión Europea de 2012 se dividía en varios
grupos de influencia.
1-Paises
signatarios:
Miembros de Pleno de Derecho de la Unión Económica Latina. Imperio Francés,
Reinos de Bélgica e Italia y la Confederación Helvética (Suiza).Pero como el franco luxemburgués del Gran Ducado de Luxemburgo estaba ligado al franco belga, Luxemburgo entró en la Unión el mismo año. Y más tarde en 1868 le tocó el turno al Reino de Grecia, cuya moneda la dracma, revisó su peso y dimensión ligada al franco francés.
2-Países Asociados: No formaban parte nominalmente de La Unión Monetaria Latina pero firmaron acuerdos con esta para beneficiarse de las ventajas de la Unión.
-Reino
de Rumanía:
El leu fue introducido en el año
1867 y definido en origen como 5 gramos
de plata, por lo que seguía el estándar de la Unión Latina. De hecho,
debido a las pequeñas tiradas de moneda rumana, era muy frecuente la presencia
de francos franceses en el país. El Imperio Otomano (al que pertenecía Rumanía,
pues no fue completamente independiente hasta 1881) protestó de forma enérgica.
-Reino
de España:
La peseta perteneció al sistema
monetario de la Unión Latina tras sustituir al escudo como moneda oficial en
1868, durante el gobierno provisional de Francisco Serrano. La peseta murió
siendo de aluminio de 600 mg de peso pero había nacido como una moneda de plata
del tamaño de un euro, y pesaba 5 gramos.
-Estados
Pontificios:
Fue el papa Pío IX el que
decidió, en 1866, crear una nueva unidad monetaria, la lira pontificia, siguiendo el sistema monetario italiano y, por
ende, el francés, que no era otro que el de la Unión Latina nacida el año
anterior. No obstante, la lira pontificia no duraría demasiado, ya que los
Estados Pontificios desaparecieron en 1870 absorbidos por el Reino de Italia.
-Serenísima
República de San Marino: San Marino se asoció también con la Unión Latina, y su lira era equivalente a la italiana y
la pontificia. Es más, la lira italiana y la lira sanmarinense, junto con la lira
vaticana (sucesora de la pontificia) fueron intercambiables hasta la entrada
del euro en 2002.
3-Países
alineados: Además
de los países asociados con la Unión Latina mediante acuerdos bilaterales, otros
adoptaron los estándares de la Unión sin
ningún tipo de acuerdo oficial:
-Reino
de Serbia:
La moneda del Reino de Serbia, desde su independencia del Imperio Otomano, fue
el dinar, que estuvo ajustado a
los estándares de la Unión Latina desde antes incluso de su reconocimiento como
reino. -Reino de Bulgaria: El lev búlgaro se creó en 1881, ya con tasa 1:1 con el franco francés y siguiendo el sistema de la Unión Monetaria Latina. Las monedas búlgaras se seguirían acuñando según las especificaciones de la Unión hasta 1916.
-Estados
Unidos de Venezuela: La moneda de Venezuela había sido el peso, que fue sustituido por el efímero venezolano y, a partir de 1879, el bolívar. El bolívar fue definido como 4,5 gramos de plata pura, es
decir, 5 gramos de plata de 900 milésimas… igual que el franco francés. Así, el
bolívar venezolano siguió los estándares de la Unión Latina desde sus inicios.
-República del Perú: La moneda de Perú, el sol, estaba definido desde 1863 como 25 gramos de plata, y por lo tanto no era equivalente al franco francés. No obstante, el sistema de la Unión Monetaria fue adoptado igualmente, con la salvedad de que, lo que en otros países eran 5 francos, 5 pesetas, 5 leva o 5 liras, en Perú era 1 sol: además de la denominación, cambiaba también el valor facial. Es cierto, sin embargo, que entre 1880 y 1882 se definió la peseta peruana como la quinta parte de un sol, y, por lo tanto, las monedas de 1 sol llevaban la inscripción «5 pesetas» y se ajustaban a los estándares de la Unión. Sin embargo, la denominación no tuvo éxito y pronto se volvió al estatus anterior. El sol duraría hasta 1985, cuando fue sustituido por el inti.
-República de Haití: su moneda, la gourde, fue fijada al franco francés en 1881 a la tasa de 5 francos cada gourde, por lo que las monedas haitianas, si bien eran iguales en características técnicas a las de la Unión Latina, su valor facial era diferente.
-República Argentina: El Decreto 1130 de 1881 establecía como moneda oficial de Argentina el peso oro sellado, con valor de 1,61 g de oro 900, y el peso de plata, de 25 g de plata 900, junto con el peso moneda nacional, empleado para los billetes. Un sistema calcado del de la Unión Latina, bimetalismo incluido, salvo por la misma razón que Haití y Perú: la equivalencia 5 francos = 1 peso. Este sistema no duraría demasiado: en 1885 las reservas de oro y plata del Banco Nacional se estaban terminando, y la convertibilidad del peso fue suspendida. El peso moneda nacional se convirtió en la única moneda de Argentina.
-República de Chile: Con la misma equivalencia de 1 peso = 5 francos vista en los países anteriores, Chile se unió en 1851 a los estándares del Imperio Francés, y, por lo tanto, a los de la Unión Latina tras su creación. Esto era válido sólo para las monedas de plata, pues las de oro tenían unas características diferentes.
4-Países bajo estatus colonial:Además de los mencionados, hubo muchos otros países que siguieron la corriente de la Unión Monetaria Latina porque eran colonias de alguno de sus países miembros: Estado Libre del Congo (propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica), la Eritrea Italiana, y varias colonias francesas (la Cochinchina, (Indochina), las Comoras y el protectorado de Túnez )
CRISIS DE 1931
La quiebra del
Creditanstalt el mayor banco austriaco en mayo de 1931 supuso la extensión de
la crisis económica mundial al centro y este de Europa. Viena en el periodo de entreguerras, mantuvo una gran influencia en las finanzas de Europa Oriental, tanto por su herencia austrohúngara, lo que la convertía en fuente de crédito para la región, como ser centro importante de las inversiones occidentales en el sudeste de Europa.
La crisis de Creditanstalt se inició el 11 de mayo de 1931 tras el anuncio de las enormes perdidas registradas debido a los resultados negativos derivados de las malas inversiones industriales de la entidad en el este de Europa y a las deudas heredadas tras la adquisición de otro banco austriaco. Pero el hecho más grave fue la retirada de fondos por parte de los principales inversores extranjeros, norteamericanos y británicos.
Esta situación puso en duda la capacidad de Austria para pagar los créditos internacionales y obligó al gobierno a buscar ayuda internacional. Fue entonces cuando Alemania y Francia trataron de aprovechar la situación para controlar Austria.
Berlín, informado de la crisis en abril, ofreció un crédito insuficiente para los austriacos que a su vez lograron crédito de un banco suizo. Pero los ataques al Banco Nacional Austriaco obligaron al gobierno a solicitar un segundo crédito a los suizos. Estos se negaron e indicaron que la ayuda debía proceder de los mercados internacionales, en los que la influencia francesa era determinante para frenar la política alemana.
El Banco de Francia accedió a conceder la mitad del crédito solicitado por el gobierno austriaco a cambio de que abandonases los planes de unión aduanera con Alemania, garantizase la deuda del banco y pusiera la hacienda austriaca bajo el control de la Sociedad de Naciones. El gobierno austriaco rechazó de plano las exigencias francesas y dimitió.
A punto de alcanzar un desastre mayor el 17 de mayo de 1931 el gobernador del Banco de Inglaterra, decidió adelantar el crédito necesario a los austriacos desconociendo las exigencias de Francia.
La citada suma debía devolverse en una semana. Pero teniendo en cuenta la importancia del Banco que era el primero de Austria, sus grandes inversiones en Europa Oriental y la presencia de inversores extranjeros, el pánico por la situación se extendió por toda Europa.
Esta oleada de pánico afectó de forma especial a los bancos alemanes que vieron como sus reservas de oro y divisas disminuían de forma alarmante.
Para los EEUU el riesgo de bancarrota del sistema financiero alemán, amenazaba seriamente la economía del país puesto que el 41% de las deudas alemanas estaban en manos norteamericanas.
El presidente Hoover propuso a cambio incluso de suspender temporalmente el pago de la deuda de guerra alemana con la condición de abandonar el proyecto de unión aduanera entre Alemania y Austria. Pero la debilidad del gobierno alemán, el aumento de la extrema derecha y el miedo a mostrarse débiles ante el presidente Hindenburg y la Reichswert llevaron al rechazo de la oferta de EEUU.
La crisis se prolongó hasta 1933 cuando los acreedores aceptaron un acuerdo que permitía la supervivencia del banco a cambio de asumir grandes perdidas. A finales de 1932 los gobiernos de Francia e Inglaterra garantizaron un crédito internacional que permitia devolver el crédito temporal británico. Francia que no estaba dispuesta a ver reforzado el poder de Berlín, obligó a Austria a desistir en el intento de unión aduanera con Alemania que se adivinaba como un intento de unión territorial plena.
La tardía aceptación del plan de aplazamiento de pagos propuesta por el presidente Hoover hizo que la situación no se estabilizase y la retirada de fondos continuase, lo que llevó en julio del 31 a la quiebra del segundo banco alemán lo que obligó a que fuese intervenido. El efecto rebote fue que la crisis se agudizó en EEUU.
En el resto de Europa la crisis austriaca redujo el crédito ya de por si exiguo, empeoró la crisis agrícola y obligó a implantar controles de exportación de divisas, lo que redujo drásticamente el comercio.
EPILOGO
Y ahora llega el dilema que básicamente no se centra en permanecer o no en el modelo euro.
El problema llega cuando al parecer lo más acertado sería la transformación en una Republica Europea Federal.
Miedo me da la conclusión, sinceramente, miedo, terror y pavor.