Hola!!
Que tal? Que alegría estar de nuevo con vosotros! Gracias por esperarme y
seguir ahí cuidando de este espacio que ya no es mío sino vuestro de todos.
Han
pasado varios días desde que os conté alguna historia que a mi me preocupaba y
que quería compartir con vosotros.
Os
hablaba del 18 de julio de 1936 y del inicio de la Guerra Civil española. Os
conté como me sentía cada vez que escuchaba alguno de los ciento, miles de testimonios
de protagonistas de aquel conflicto que parece que no ha acabado.
Y
digo que parece porque en realidad acabó en 1939. Pero cuando llegó la
Transición Democrática no fuimos capaces de afrontar el pasado, limpiar las
heridas, eliminar el tejido dañado y empezar de nuevo.
Lo
que ahora somos como país, lo que al parecer nos define está basado en
conflictos sin resolver desde la Edad Media.
Se
dice pronto pero no se ha acabado todavía. Y así nos va. Enfrentados, poco o
nada dispuestos a escuchar otras opiniones.
En
los últimos meses la situación se ha vuelto insostenible. Lo que antes era un
aire enrarecido ahora es un continuo estar en alerta y vigilar al que está al
lado.
Porque
expresar tus opiniones te hace sospechoso de traición. ¿A que?
Pues
no lo tengo claro pero traidor a algo. A mi sinceramente no me importa nada
porque mientras tenga claro que no me traiciono ni traiciono mis principios,
entonces todo va bien.
El
año pasado tuve el honor de trabajar en clase en área de informativos.
Sinceramente
locutar un informativo es pan comido, excepto para la nueva hornada de
informadores que pasan el tiempo imprimiendo un tono al texto realmente
cansino.
Pero
redactarlo, tener claro si comprendes de lo que estás hablando y por tanto
tener claro que podrás contárselo a quien te escucha y que a su vez lo
entenderá es la clave.
En
segundo lugar lo mejor en estos tiempos es tener presente los antecedentes históricos.
Algo que parece no importar. Por lo visto los conflictos que vivimos han
surgido como las setas, como por ensalmo. Una espora que flota en el viento, se
posa en la tierra y ala ya tenemos una rica seta.
Pero
las setas tienen también su parte peligrosa. Sabemos por experiencia que hay
que ser muy cuidadoso a la hora de recolectar setas en otoño más que nada
porque las más bonitas y vistosas las que nos recuerdan a los cuentos de hadas,
son las venenosas, las mortales.
Y
algunas noticias son venenosas y mortales. Como cogerlas y trabajar con ellas
es un arte. Un arte que se pierde con el tiempo. No se buscan antecedentes, no
comprendemos nada de lo que decimos y provocamos una saturación informativa de
cuidado.
Les
aseguro que en España nos hemos convertido en expertos en movimientos bursátiles,
en primas de riesgo, en caídas de inversión y en escándalos económicos.
¿Tenemos
la más remota idea? Pues no pero lo fingimos. Sabemos que la prima de riesgo,
no es una prima que viene del pueblo de visita y nos traerá problemas. Pero no
tenemos idea real de lo que sucede. Eso si, opinamos que da gusto. Somos
opinologos profesionales.
Hace
unos días una persona que trabaja en banca, me contaba que había llevado a sus
hijas al parque a jugar y que se había quedado fascinada con las conversaciones
de altura de los padres y abuelos reunidos ante sus retoñuelos que mientras se
estaban zurrando de lo lindo.
Por
lo visto esta profesional de banca prefirió moverse en el anonimato porque
temía que la linchasen los allí reunidos.
Y
en cierta forma tenían razón. Pero hablaban de las personas equivocadas.
Los
empleados de banca que atienden al publico en las sucursales de nuestras
ciudades, no tienen la culpa de nada. Son curritos como los demás. Les pagan un
sueldo y punto.
Los
culpables están en los despachos grandes, manejando a su antojo el pánico del
pueblo.
Pero
tranquilos que esas lampreas gordas y lustrosas después de chupar la sangre de
cientos de personas que depositan sus ahorros en cada entidad para no
guardarlos en un calcetín bajo el colchón, se desprenderán de sus victimas
hinchadas de sangre obrera y emprenderán rumbo a otros cuellos que chupar y
desangrar.
Para
ellos no habrá castigo alguno. Incluso se les otorgarán beneficiosas pagas y
finitiquitos y se les pondrá una alfombra roja en la puerta para que abandonen
la firma elegantemente después de haber dinamitado los cimientos más básicos,
que residen en la confianza cliente-banco.
Pero
además de opinologos en este país somos poetas maravillosos.
Por
ejemplo me fascina la capacidad de los cuerpos de seguridad del estado para
bautizar los casos en los que trabajan. Son totalmente innovadores, recuerdan
más a un poema japonés que a una operación policial.
El
siguiente paso en la creatividad literaria de este país reside en la estrategia
informativa a la hora de presentar la noticia.
Me
refiero por ejemplo al copago de medicinas. Los que lean esta pagina y no
tengan idea de que les hablo tengan paciencia.
Imaginen
a una persona que trabaja de sol a sol y que cumple con sus obligaciones
civicas, por ejemplo pagar sus impuestos.
Estos
impuestos se traducían en una garantía de futuro. Cuando no pudieses trabajar
tendrías asegurada una pensión y una cobertura sanitaria que incluía recetas
medicas gratuitas.
Pero
cuidado, de gratuitas nada. Porque se supone que te has pasado la vida trabajando
y pagando para sostener el país y para no verte obligado a vender cordones o
cajas de cerillas como reflejan las novelas costumbristas de finales del XIX.
Pues
ahora los pensionistas deben abonar un euro por receta hasta llegar a un tope
para salvar el país y sus muebles.
En
la fase vamos a ser creativos esta noche he escuchado atentamente que los
responsables de los departamentos implicados se felicitan calurosamente porque
gracias al copago se ha descubierto fraude en el uso de tarjetas durante años
de pensionistas fallecidos.
Veamos,
intentan decirme que nadie sabía nada, que en la era de la informática y la
noticia instantánea nadie tenía conocimiento de lo que sucedía. Muy bien. Pues
ahora lo sabemos. Así que manos a la obra. Contabilicemos lo estafado y que
paguen el triple en concepto de vergüenza y escarnio, a modo de aviso publico.
Vaya
que al final será cierta la leyenda que hablaba de que la época de Felipe
Gonzalez a los pensionistas se les recetaba anticonceptivos que luego usaba la
nieta y que nadie comprobaba.
Y
he aquí que este bendito país se ha levantado con un agujero bancario en el que
caben la Catedral de Burgos, el Taj Mahal y el Empire State.
Lo
más curioso es que nadie sabía nada, nadie se dio cuenta.
Parece
más una historia del Gran Miguel Gila. En una ocasión que interpretaba a un
detective famoso decía que a él le gustaba ser discreto en los interrogatorios.
Por ejemplo cuando detuvo a Jack el Destripador le dijo sutilmente “ pues que
parece que aquí alguien ha matado a alguien”.
Es
lo mismo. Jueces de gran prestigio que endosan al estado, ergo el pueblo,
facturas de viajes privados. Presidentes de comunidad autonómica que se ven
salpicados por escándalos económicos graves, probados por la justicia pero que
salen oliendo a rosas del problema. Directivos de banca que se forran
tranquilamente el futuro y que después de dinamitar la firma se hacen los locos
y además salen por la puerta grande.
La
lista de despropósitos es muy grande. Y alarmante. Porque el problema de España
es que nadie asume su responsabilidad. Hemos llegado a un punto de inmadurez política,
de falta de ética, de falta de moral y de poca o nula vergüenza que es un
sinvivir.
La
lista de gastos que genera este macro sistema de servicio público a todas luces
obsoleto y poco útil es larga y dolorosa.
¿No
se lo creen? Pues echen un vistazo.
Pagamos
administración municipal que en caso de los pueblos es útil porque aglutina
servicios básicos y necesarios.
Pagamos
diputaciones que sinceramente todavía no he entendido para que son útiles.
Pagamos
comunidades autónomas que en un principio eran tres porque ya durante la
Segunda Republica funcionaban asi y que para no agraviar a los votantes se aplicó
el café para todos, lo que significaba comunidades autonómicas a porrillo.
Menos mal que la 18 comunidad está perdida en Polinesia y es inhabitable.
Estas
comunidades autónomas son la erupción en la piel de los puristas del honor
patrio y además de toda las cosas maravillosas que ofrecen tienen un parlamento
y una serie de consejerías que luego la capital desoye.
Pagamos
una cámara de diputados que ha resultado un pozo de anécdotas maravillosas,
sobre diputados que poseen pisos en la capital y que cobran puntualmente la
dieta correspondiente a la ayuda otorgada a los diputados de circunscripciones alejadas
de la capital.
Pagamos
un Senado que nadie sabe para que sirve, si no olvidamos que para cuidar del
honor patrio, negar evidencias y constituir el premio gordo para políticos incomodos
a los que resulta útil apartar de la primera línea pero a los que se premia por
servicios prestados al país.
Pagamos
partidos políticos y sindicatos que andan a la greña, no resultan resolutivos y
nos venden y apuñalan a la que dejamos el colegio electoral cada cuatro años.
Pagamos
un gobierno central que no ha entendido que está al servicio del pueblo y no a
la inversa. Un gobierno que en los últimos meses está más por la labor de
penalizar al pueblo incluso por respirar, que se está cargando los derechos más
esenciales de la sociedad civil via decreto.
Pagamos
unas fuerzas armadas destinadas a conflictos exteriores por aquello de salir en
la foto internacional.
Pagamos
diputados en la Euro Cámara en Bruselas.
Pagamos
la vida de una primera familia que últimamente no anda muy acertada con sus
ideas sobre como ganarse la vida, las compañías a frecuentar o como emplear el tiempo libre.
La
lista es tan larga y deprimente que lo más increíble es que los casi 6 millones
de parados del país y a los pocos que conservan su empleo se les pueda exprimir
más.
En
fin que andaba en esas cuitas, cuando de pronto recordé que la Ceremonia de los
Juegos Olimpicos que este año se celebran en Londres estaba a punto de empezar.
Y
conecté la televisión del comedor. Los ingleses lo han hecho muy bien.
La
ceremonia les ha quedado preciosa.
Varias
reflexiones se han podido hacer al respecto.
Por
ejemplo miembros del ejercito británico portaban orgullosos la bandera de la
Gran Bretaña que simboliza a las naciones que conforman el país, excepto a
Gales que tiene su bandera propia, con un magnifico león rampante y que por
ejemplo Tom Jones conocido como el Tigre de Gales desplegó en el escenario en
un concierto ofrecido en Barcelona.
Y
no pasa nada. Porque excepto Irlanda del Norte que es caso aparte, la Gran
Bretaña está formada por cuatro naciones, que entre otras cosas tienen sus
selecciones deportivas.
Y
no pasa nada cuando en Escocia se ha recuperado el Parlamento y se habla de
independencia con calma civilizadamente.
Y
no pasa nada porque esas cuatro naciones que forman un país se han hecho
visibles siempre.
Pero
claro aquí se nos va la pinza con las banderas y del ejército mejor no hablar.
Y no me refiero al componente humano de los diferentes cuerpos-
Me
refiero a que por lo menos a mi no me consta que el ejercito de Gran Bretaña se
haya liado la manta a la cabeza y cada vez que algo no le gustaba haya montado
un golpe de estado y una guerra civil. En 1989 la gran mayoría de los mandos
del ejército español habían participado en la gloriosa cruzada de 1936.
En
1981 miembros del ejército y la Guardia Civil y demás un día que se sintieron
inspirados volvieron a arrastrar los sables por el Congreso de los Diputados y
nos pegaron un susto mortal.
Otra
de las imágenes de gran impacto visual fue el homenaje al sistema sanitario de
Gran Bretaña.
No
puedo imaginar que ahora se organizaran unos juegos Olímpicos en España y a
alguien se le ocurriese semejante idea.
Le
perseguían hasta la frontera con Francia por tocar la moral de la población. No
me refiero al personal profesional. Hacen una gran labor con pocos medios. Me refiero
a que los políticos han convertido el sistema sanitario español en el punto
favorito de la población para descargar su ira verbal.
Los
niños fueron los protagonistas de la ceremonia. Ellos son el futuro y la
esperanza.
Los
niños españoles han entrado en la categoría de pobres gracias a la situación económica
que ha generado una situación alarmante según los últimos estudios. Ellos y los
pensionistas están a la cola de las prioridades del gobierno.
Pero
lo más impactante fue la intervención de Su Graciosa Majestad la Reina
Elizabeth II de Inglaterra en la ceremonia y de uno de los símbolos del país,
el agente secreto del servicio de inteligencia británico con licencia para
matar James Bond.
La
propia reina se prestó a una secuencia en la que Bond la acompañaba hasta un helicóptero
que al parecer la llevaría al Estadio para presidir la ceremonia.
Su
Graciosa Majestad que este año ha celebrado sus Bodas de Diamante con el Trono,
llegó en paracaídas al Estadio. Es evidente que quien se lanzó al vacío junto a
James Bond fue una doble de la reina. Pero la coreografía de la secuencia fue creíble
y divertida.
No
imagino yo que algo así pudiese plantearse en caso de celebrarse unos Juegos Olímpicos.
Y si bien es cierto que la familia real británica en los últimos tiempos ha
protagonizado algunos titulares un tanto escandalosos, no es menos cierto que
todavía goza del prestigio ganado gracias a la labor de la desaparecida Reina
Madre tras la subida al trono del heredero británico en los años 30 y su accidentada abdicación por amor dicen a una divorciada norteamericana.
El
momento más tierno fue la interpretación del himno británico God Save The Queen
a cargo de un coro de niños con discapacidad auditiva.
Pero
claro aquí el problema del himno va más allá. El himno español es una marcha
militar sin letra. O preferiblemente sin letra porque la que cantaba mi
generación ensalzaba los valores manipulados tras la Guerra Civil.
El
verdadero himno en realidad sería el Himno de Riego, con su melodía y su letra
porque en verdad nadie ha disuelto la Republica de forma oficial. Simple y
llanamente fue suprimida de forma arbitraria tras tres años de sangre y dolor
en forma de Guerra.
Recuerdo
la cara de pasmo de la selección española de tenis cuando hace años un afamado
trompetista australiano en no me pregunten que evento deportivo internacional
interpretó concienzuda y respetuosamente el himno español que no fue otro que
el Himno de Riego, de la Segunda Republica.
En
fin que la Gran Bretaña ha ofrecido al público un espectáculo maravilloso digno
de ser recordado y admirado.
Lo
más terrible es que en esta ocasión al otro lado del mundo se está produciendo
una matanza de civiles que no parece cesar.
Me
refiero al conflicto de Siria.
En
1992 mientras Barcelona vibraba con los Juegos Olimpicos en opinión de todos
mejor organizados en los últimos años de paz, los Balcanes sangraban. Mientras
en Barcelona lo pasábamos bien a menos de dos horas en avión la gente era masacrada
sistemáticamente y la opinión publica al igual que en el caso de Siria lo
encontraba normal.
Y
es que el exceso de información nos ha anestesiado el alma.
Desde
que las televisiones del mundo informaban puntualmente de la Guerra de Vietnam,
hasta que un genio comentó en la Primera Guerra del Golfo que los bombardeos
nocturnos eran “preciosos y que parecía el 4 de Julio o Navidad” hemos
contemplado desde el sillón del salón demasiadas guerras y conflictos para que
unos cuantos muertos más nos quiten el sueño.
Por
cierto la semana pasada se anunció que una firma dedicada entre otras cosas al
diseño de sistemas de navegación y control de armas y sistemas de guerra
inteligente había aumentado sus beneficios.
Es
la misma firma que aparecía entre los patrocinadores del olvidable Fórum de las
Culturas por la Paz celebrado en Barcelona no me pregunte en que año y que
visto lo visto no sirvió para nada.
En
fin que como dijo el Barón Pierre de Coubertain lo importante no es ganar sino
participar y que debemos aspirar siempre a ser altius, citius y fortius.
Pues
nada que los Mayas y su profecía andaban errados. Que a este paso llegar al
final del año para ver si el mundo acaba no es lo más duro.
Lo
peor es vivir en La Piel de Todo e intentar llegar a fin de mes. Se lo puedo
jurar.
Como
decían aquellos en los 80, malos tiempos para la lirica.