He pedido a mi padre que me cuente
como ha podido suceder el accidente en el pozo minero de León. Ha respondido
que la bolsa de grisú debía ser grande y seguramente no dio tiempo a detectarla.
Que el trabajo en la mina es así de difícil.
Sabes cuando entras pero no tienes idea de si saldrás por tu propio pie,
accidentado o muerto. No hay más opciones. La mina es de dura.
Mi padre trabajó en una mina holandesa varios
años. Era una mina del Estado holandés y el gobierno de ese país viajó hasta
España para contratar mano de obra.
La comisión de expertos reclutaba hombres
jóvenes, sanos, con ganas de trabajar y que supieran leer y escribir con cierta
soltura y nivel. El último punto resultaba vital porque al tratarse de un
trabajo técnico en un país extranjero saber leer y escribir era importante.
Al llegar a Holanda, los mineros contratados
contaban con seguro médico, residencia y un servicio de intérpretes. Pero lo
más interesante era que también se ofrecían clases de holandés para los
trabajadores a los que se les pagaba un plus por asistir impartidas por una
joven profesora que hablaba ocho idiomas. De esta forma los mineros que
asistían a clase lograban una mejora en su destino laboral
Mi padre se inscribió en esas clases y muy
pronto su situación mejoró. Le asignaron como tutor a un minero holandés
veterano, que le supervisaba y enseñaba el oficio. Pronto se convirtieron en
amigos y compartieron confidencias y fines de semana en familia.
Los mineros españoles y de otras
nacionalidades europeas se alojaban en una residencia perfectamente equipada en
la que también vivían los mineros holandeses jubilados que no tenían familia
propia. Las plantas inferiores estaban reservadas para ellos facilitando su
movilidad.
Mi padre enviaba a diario correo a mi madre,
que entonces era su novia.
Pero en cierta ocasión, durante varias
semanas mamá no recibió noticias de Holanda. Preocupada se dirigió al
departamento responsable de la contratación y expuso el caso. Las autoridades
españolas tomaron nota y a los pocos días, le facilitaron un número de teléfono
de Holanda y dijeron que para más información debería llamar a ese número.
Conseguir la conferencia pertinente costó una
semana de llamadas solicitándola y los ahorros de seis meses de trabajo como
bordadora, 500 pesetas de 1963.
Que una conferencia tardase una semana no era
extraño. Digamos que España en ese tiempo no era precisamente un ejemplo de
avances tecnológicos. No todo el mundo tenía teléfono, ni televisión, ni coche.
Finalmente mamá pudo hablar con papá.
Su grupo de trabajo durante el turno había
tropezado con una bolsa de grisú. Por suerte los equipos de detección que
empleaban les permitieron detectarla a tiempo, dar la alarma y ser evacuados
hasta el hospital de la mina.
Tras los exámenes pertinentes, algunos
mineros regresaron a casa dos días después. Pero mi padre y otros compañeros
permanecieron un mes en el hospital y no regresaron a la residencia y al
trabajo hasta que estuvieron totalmente recuperados.
Los encargados de la explotación siempre les
decían que primero era el trabajador y luego el carbón. Un minero sano, bien
alimentado y tranquilo era un buen trabajador. La empresa y el minero ganaban.
Trabajó hasta que en 1964 regresó
temporalmente a casa para casarse. Mamá y papá pasaron digamos que una luna de
miel en Barcelona porque los trámites para que ella obtuviese el pasaporte eran
más rápidos aquí que en Córdoba.
A pesar de que el trabajo de papá estaba
asegurado, a pesar de que tenían una casa disponible en el pueblo cercano a la
mina, se quedaron aquí. Mamá tenía miedo de lo que suponía el trabajo de un
minero. Bajar al interior de la tierra sin garantías de salir y volver a casa.
Así que papá contactó con sus jefes en
Holanda, les explicó que no se incorporaría a su puesto, expuso sus motivos y
la respuesta fue que lo comprendían y que por si cambiaba de opinión le
guardaban un año su puesto de trabajo.
A los pocos días encontró trabajo en
Barcelona en el sector de la construcción. Sin contrato y sin seguro médico. Un
intermediario le alquilaba a un contratista de obra y ambos se repartían
beneficios antes de darle a papá su salario. Un año más tarde, papá fue
contratado en una empresa de metalurgia, en la que trabajó hasta que Carlos
Solchaga ministro de Industria, decidió que debía llevarse a cabo la
reconversión industrial lo que supuso una sangría para la industria española y
el inicio de la cuenta atrás.
Por eso cuando ayer tuvimos noticia de la
muerte de los mineros en el pozo de la cuenca de León, le pregunté de nuevo a
papá sobre el grisú. Y me dio su opinión sobre lo sucedido.
Pero desde ayer anda meditabundo. No ha
olvidado su tiempo en la mina. Lo que supone depender de otros compañeros para
salir vivo. Lo duro que resulta arrancar carbón u otros minerales a la tierra.
La angustia que supone meterse en la jaula y bajar hasta el túnel. El alivio
que te invade cuando entras en la jaula y por fin sales a la superficie, sano y
salvo, intacto. Y puedes respirar tranquilo de nuevo.
No olvida la entereza de
las familias de los mineros. De sus mujeres, madres, hermanas, hijas, de sus
hijos. De la capacidad que tienen para actuar de forma normal en una vida que
no tiene nada de normal.
No olvida cuando sonaban las sirenas que
anunciaban problemas en el pozo. Y la cara de angustia de las familias que no
sabían que pasaba. Y sus caras de alivio cuando veían como sus maridos,
hermanos o hijos salían por su propio pie. Y la cara de dolor y pena de los
familiares que de pronto comprendían que algo grave había pasado con quienes
más querían.
El accidente minero de ayer 28 de octubre de
2013, ha sido el más grave de los últimos 18 en el sector minero español.
Los leoneses Carlos Pérez, Manuel Moure,
Antonio Blanco, Orlando González y Roberto
Álvarez y el asturiano José Luis
Arias, de entre 35 y 45 años, trabajaban a 694 metros de profundidad en la galería
740 en el Pozo Emilio del Valle de la mina de carbón propiedad de la Hullera
Vasco Leonesa de la localidad leonesa de Llombera de Gordón, en el municipio de
Pola de Gordón.
Los mineros fueron sorprendidos por un escape
súbito de gran magnitud de grisú, un gas que devora el oxígeno de forma radical
y brutal. Fueron los demás trabajadores, un centenar, los primeros en saber del
accidente y quienes los evacuaron de la zona. Algunos sufrieron también los
efectos del gas y uno de ellos figuraba entre los heridos trasladados al
Hospital de León.
A estas horas al menos cuatro de los cinco
mineros hospitalizados habían sido llevados ya a planta y solo uno permanecía
en la UCI bajo los efectos de la sedación inducida y en estado grave.
Los seis fallecidos y los cinco heridos que
ahora son noticia, que ocupan las primeras páginas de la prensa, los primeros
minutos de los informativos, estos once hombres y sus compañeros de las cuencas
mineras de España han sido ignorados en el último año y medio.
Los once hombres que desde ayer son
desgraciadamente noticia y sus compañeros fueron calificados por el ministro de
Industria de privilegiados cuando hace un año y medio empezaron una fiera lucha
por sus derechos.
Esos mismos hombres, los mineros de toda
España llegaron a Madrid tras una larga marcha para exigir que se les
escuchara.
Porque el
3 de enero de 2012 se publicaba que el ministro de Industria, Energía y
Turismo, José Manuel Soria, informaba al entonces presidente del Principado de
Asturias Álvarez-Cascos sobre el futuro de los fondos minero, que tras las
aprobación en Consejo de Ministros días antes del fin de 2011 de la eliminación
de las partidas destinadas a infraestructuras de los fondos mineros de toda
España.
Álvarez-Cascos consideraba que aquel ajuste perjudicaba especialmente
al Principado y que la eliminación de la financiación de infraestructuras con
cargo a los fondos mineros constituía una grave agresión contra Asturias de
todas las que figuraban en las medidas de ajuste de Rajoy.
El 13
de junio de 2012 el ministro Soria, señalaba en el transcurso de una sesión
de control al Gobierno en el Congreso que el Gobierno al que pertenece
continuaría literalmente con el plan de cierre de las cuencas mineras elaborado
por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y remitido a Bruselas en agosto
de 2011.
El ministro se refería a un calendario muy
definido en el que figuraba el plan de cierre a 1 de enero de 2019 de las
unidades de producción minera del carbón que hubiese recibido ayudas.
Para reforzar esta tesis el ministro se
remitió a las palabras del comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia,
que recordaba que “toda ayuda pública que no sea compatible tiene que ser
devuelta”.
(Lo que me llama poderosamente la atención. El ministro Soria se aferraba a este comentario del Comisario Almunia...y este tipo de ayudas son parecidas a las que recibió el sector naval y que tras las decisiones de la UE despertaron las iras de ciertos sectores cercanos al gobierno)
En aquella sesión de control al gobierno y
tras las dos preguntas hechas por los diputados socialistas José Antonio Alonso
y Antonio Trevin, representantes de sindicatos mineros, reivindicaron un mayor
apoyo al sector mostrando camisetas en las que se leía “No al cierre de la
industria de la minería del carbón”. Esa demostración que se produjo antes del
turno de réplica del ministro, fue acogida con los aplausos de varios diputados
mientras que el presidente de la Cámara Jesús Posada, reclamo a varios
empleados que despejaran la tribuna y no permitieran la exhibición de ninguna
camiseta.
A la salida del Congreso, el secretario de la
Federación de Industria de CCOO en León, Alberto González Llamas, declaró que
existía un conflicto muy importante provocado por el Gobierno de Mariano Rajoy
al ser desleal con el acuerdo pactado con el anterior ejecutivo y calculado al
milímetro para la supervivencia de la minería.
El secretario general de CCOO en El Bierzo,
Vicente Mirón, acusó al Gobierno de no aportar soluciones lo que obligará a los
habitantes de las comarcas mineras a emigrar.
Por su parte Juan Carlos Alvares Liébana
secretario de Industrias Extractivas de CCOO lamentó las respuestas del
ministro en el Pleno, que no aportaron nada nuevo únicamente lo que planteaba
la Comisión de Seguimiento del Plan del Carbón sin cambios de posición e
incumpliendo compromisos pactados.
En esos días varios mineros junto a sus
familias se habían encerrado algunos pozos a pesar del frío, la oscuridad, la
escasez de alimentos para hacer visible la lucha del sector. Y también en esos
días las fuerzas del orden público recibían y cumplían órdenes de cargar y
reprimir con intensidad a los trabajadores que únicamente defendían su trabajo
y su forma de vida.
El 22
de junio de 2012 el ministro afirmaba en rueda de prensa posterior al
Consejo de Ministros que no había marcha atrás en los recortes al carbón,
instaba a sindicatos y trabajadores a pactar las ayudas previstas hasta 2018 y daba
a entender que es un sector muy protegido.
Sus argumentos eran que no había marcha atrás
porque su ministerio “ha sufrido recortes del 32% para este año y estamos dando
al sector del carbón que da trabajo a 4.000 empleados 655 millones de euros,
mientras que el Plan Nacional del Turismo, un sector clave de la economía que
da trabajo al 11,39% de los afiliados a la Seguridad Social sólo va a contar
con 438 millones”.
El 9
de julio de 2013 se publicaba que el senador socialista Ibán García del
Blanco, planteaba una interpelación al ministro Soria, para conocer la
situación del sector del carbón en España. Según el ministro, se estaba
trabajando con sindicatos y empresarios en la elaboración de un nuevo marco de
actuación que quería ser un plan distinto al remitido por el anterior Gobierno
a Bruselas.
Soria reiteraba su convencimiento del papel
que debía jugar el carbón en el mix energético como único combustible fósil en
España que garantizaba el suministro en situaciones extremas. No obstante el
ministro no ofreció detalles sobre la negociación del futuro plan ni la fecha
en que podría firmarse.
El responsable del ministerio de Industria
lamentaba que España no tenía carbón de calidad, eficiente y barato y que esa
era la razón por la que el Gobierno debía obligar a las eléctricas a quemar
carbón nacional algo que pagaban todos los españoles a través de la factura
eléctrica.
Recordaba el ministro que en los últimos 22
años se han invertido 22.000 millones de euros en mantener vivo el sector del
carbón, de los que 5.400 millones han sido ayudas a empresas, “2.200 para una
sola empresa, cien al año”.
En su opinión la pregunta que era necesario
formular era que si “todos estos planes han servido realmente para
reestructurar las comarcas mineras”. En un alarde de maestría él mismo
respondía a su pregunta al decir que la respuesta era no y que era necesario
reflexionar al respecto.
“Respecto a las ayudas “a una empresa en
concreto”, caso llevado al debate por el senador socialista, señaló que
cualquier compañía que acceda a subvenciones debe estar al día con sus
obligaciones con la Seguridad Social y la hacienda pública. “El Gobierno tiene
que cumplir la legalidad”, destacó.
El senador García del Blanco, lamentaba que
la realidad de las comarcas mineras “ no es dura, es terrible para miles de
familias, que ya han sufrido más de 500 desahucios” y criticó que en este caso
lo peor era la falta de esperanza y de futuro. Para el senador socialista “la
sensación era que el Gobierno quería derrotar a las cuencas mineras por hambre
como sucedía en un asedio medieval” y destacaba que el grupo socialista no
estaba preocupada por los empresarios sino por los trabajadores que llevaban
muchos meses sin trabajo y por tanto sin cobrar y denunciaba el servilismo del
Gobierno con el lobby nuclear.
El senador García del Blanco pedía al
ministro que pagase lo adeudado a las empresas, que normalizase el suministro a
las eléctricas, dejase un espacio para el carbón míx energético en la futura
reforma del sistema eléctrico y rearmase el proyecto de la Ciudad de la Energía
de Ponferrada.
García del Blanco pidió el ministro que
“pague lo adeudado a las empresas y normalice el suministro a las eléctricas,
deje un espacio para el carbón en el mix energético en la futura reforma del
sistema eléctrico y rearme el proyecto de la Ciudad de la Energía de
Ponferrada”.
Hace dos días ya que el accidente ha
ocurrido. En las próximas horas la cuenca minera permanecerá en paro. Será
también el momento en que los actuarios podrán bajar a la mina y analizar los
indicios que tal vez ayuden a saber que ha sucedido.
El ministro Soria ayer viajó a León, no se
trasladó al lugar del accidente, y permaneció reunido con un grupo de señores
estupendos y trajeados que seguramente no han bajado a la mina.
Cuentan que intentó visitar a los mineros
heridos pero que ni los mismos ni sus familias le han permitido tal cortesía.
Este invierno se prevé un grave problema
debido al elevado precio en el consumo eléctrico.
Lo que sucede es que ahora lo comprendo todo.
Las pobres eléctricas se ven obligadas a comprar un carbón de baja calidad, por
el mero hecho de mantener vivo un sector de producción en el que trabajan
privilegiados que cobran menos de 1.000 euros al menos por bajar al corazón de
la tierra y ponerse en peligro.
Lo que sucede es que el ministro del sector,
el mismo caballero que ha decido poner un impuesto a la energía solar, en
realidad es un pobre corazón al que todos intentan fastidiar.
Que no pasa nada si compramos carbón extranjero
como ha pasado hace unas semanas y lo paseamos por la cuenca minera española
como si tal cosa.
Que no pasa nada porque en realidad es bueno
cerrar las cuencas mineras para dar paso a una industria energética limpia y
barata como es la nuclear.
Mientras las cuencas mineras saben que no hay
futuro simple y llanamente porque quienes deben dar soluciones no están
demasiado dispuestos a ello.
No importa si padecen una crisis alimenticia
o si ya se han tramitado más de 500 expedientes de desahucios. No importa que
nadie hable de ellos desde hace más de año y medio
No importa sino cobran desde hace meses, no
importa si pasan hambre, no importa si pierden la vida…
Ahora durante unos días se vivirá esa
solidaridad extrema de los medios de comunicación. Esos medios que hasta media tarde no contaron lo que sucedía.
Ahora no sirve de nada esas conexiones
impecables e inmediatas. Ahora no sirve que habléis, entrevisteis, llenéis
horas de programación...
Decidme, ¿en dónde habéis estado en los
últimos meses?
O mejor decidme ¿en dónde estabais en
aquellas largas noches de miedo y gases lacrimógenos que vivieron los mineros y
sus familias en la cuenca minera?
O decidme porque no estabais a
las puertas de la central térmica de Compostilla, cuando los transportistas de
El Bierzo después esperar varias semanas para meter carbón español en el almacén
central se alzaron ante la presencia de un convoy de mineral extranjero que
contaba con la escolta de la guardia civil
Lo que los transportistas
españoles pedían era que se respetase el turno de los camiones que van llegando
ya que ellos debían descargar primero.
Endesa necesita carbón importado al ser más bajo en azufre que el carbón
español para realizar la mezcla de minerales que permite mantener en marcha los
grupos en funcionamiento.
El ministerio de industria
destinará cerca de 730 millones de euros a las centrales de Compostilla y Anllares
por quemar carbón español según el nuevo real decreto que entra en vigor entre
el 15 de noviembre y las primeras semanas de diciembre
Comprendo que es mucho más importante hablar de la liga de futbol, por ejemplo, de lo chachi que es cierto tenista, de lo requetechachi que es la F.1…de cosas como vemos tan sesudas e importantes.
Comprendo que es mucho más importante hablar de la liga de futbol, por ejemplo, de lo chachi que es cierto tenista, de lo requetechachi que es la F.1…de cosas como vemos tan sesudas e importantes.
Ahora eso sí, cuando oléis sangre, os lanzáis
en picado y hacéis acto de presencia raudos y veloces.
Teniendo en cuenta lo que viene sucediendo,
yo personalmente como ciudadana, os digo “gracias por nada”. Sinceramente.
Recordad que los muertos que ahora homenajeáis son los mismos hombres que según el ministro al que distéis voz y eco "eran unos privilegiados"
Gran privilegio desde luego morir por llevar el pan y la sal al hogar.
Lo único inamovible y constante de todo esto,
es que los mineros nunca han tenido duda de lo que son.
Referente de la clase obrera, clase obrera.
Roca solida.
Gente recia y solidaria.
Ellos saben a lo que se dedican.
A ver cuando vosotros medios de comunicación recordáis el oficio.