Es un goteo constante de nombres, cifras, delitos,
quebrantos de las leyes.
No cesa, no acaba, no deja de estar presente.
Nos preguntamos hasta cuándo vamos a resistir, hasta cuándo
va a durar esta humillación, este insulto a la inteligencia del pueblo. Pero no
hacemos nada.
Algunos dicen que la razón es sencilla. Llevamos el miedo en
los genes.
Tal vez el miedo forme parte de nuestra herencia biológica
tras la presencia constante de este sentimiento, estado o percepción en nuestra
vida cotidiana durante generaciones.
Pero no es menos cierto que quienes han ostentado el poder
durante décadas han realizado un magnífico trabajo inculcándonos la idea de que
no estamos preparados para dirigir nuestro destino.
Por supuesto que una minoría se ha resistido a dejarse
llevar por esa dinámica y ha desarrollado una actividad en la mayoría de casos
en la clandestinidad, que ha contribuido a que nuestra dignidad como grupo como
sociedad no desapareciese del todo.
Los poderosos nos
tratan como menores de edad incapaces de decidir sobre temas tan triviales como
el desayuno.
Los poderosos nos dicen (o al menos lo pretenden) que
pensar, como actuar, que comer, que beber… a que aspirar, que soñar…
Lo que está sucediendo en estos últimos años tan solo
provoca en el mejor de los casos rabia sorda o frustración y en el peor muerte,
miseria y dolor.
Olvidamos que cada cuatro años la oportunidad de cambiar
algo o al menos de intentarlo está en nuestras manos.
Olvidamos que cuando decimos gobierno o estado en realidad
nos referimos a nosotros mismos. Porque el pueblo es el ESTADO.
Lo que sucede en 2015 es el resultado de décadas de
corrupción y mal gobierno, de manipular la historia y convertir mentiras en
verdades dogmáticas. Lo que sucede en 2015 es responsabilidad nuestra.
Sí… es responsabilidad nuestra por no leer la letra pequeña
del contrato social que se establece entre la clase política y la ciudadanía,
por permitir que nos expulsen de los foros de opinión, que nos ninguneen, que
vivan tranquilos convencidos de su invulnerabilidad. Por permitir que enmienden
y manipulen las leyes y las normas a su antojo.
Pero sobre todo lo que sucede es responsabilidad nuestra
porque olvidamos que nadie es más importante que nadie, nadie es más que nadie.
Tod@s contamos.
En fin… en los últimos meses aprovechando mi convalescencia
he dedicado mi tiempo en rescatar apuntes sobre la historia que podríamos
llamar reciente de este país… y voy a compartirlos con propios y extraños.
Espero que quienes los lean dejen de decir que no saben cómo hemos llegado a
este punto, a este 2015 que cumplido el segundo mes de vida se antoja más difícil
a medida que avanza.
PRIMO DE RIVERA: EL PRIMER DICTADOR OFICIAL DE ESPAÑA
Primo de Rivera llegó al poder el 13 de septiembre de 1923
tras convertirse en líder de un golpe de estado orquestado desde Barcelona puesto
que era capitán General de Catalunya.
De esta forma se convertía en el Primer Dictador de España,
despertando inicialmente grandes simpatías y las expectativas de que algo
cambiaría.
Aunque primero declaró que “nuestro propósito es trabajar y
dejarlo todo terminado dentro de 90 días” su dictadura se prolongó hasta 1930.
El 8 de septiembre de 1925 una imponente escuadra
hispano-francesa con 18.000 efectivos y la cobertura de un centenar de aviones
a cuyo mando estaba el propio Primo de Rivera desembarcó en la Bahía de
Alhucemas. La guerra que España sostenía en África desde 1909, calificada de
baja intensidad, llegaba a su fin. Esta acción encumbró a Primo de Rivera aún
más y alcanzaba al máximo de su popularidad.
Miguel Primo de Rivera nació en Jerez de la Frontera (1870)
fruto de la unión de una joven perteneciente a una familia local muy acomodada
y el miembro de una dinastía militar de prestigio en la que destacaba su tío
Fernando Primo de Rivera, Marqués de Estella.
Desde el primer momento la imagen de Primo de Rivera fue la
de un líder incansable, que tenía el don de la ubicuidad, con tiempo para
gobernar y alternar en cada uno de los homenajes que se le tributaban o que
redactaba y enviaba a la prensa las denominadas “notas oficiosas” de
publicación obligatoria, para explicar a la opinión publica sus decisiones
(desde un compromiso matrimonial fallido en 1928 o la prohibición de los
piropos).
Cuando Alfonso XIII le preguntó dónde había aprendido a
gobernar Primo le respondió que “en el casino de Jerez”. Su formación
autodidacta nunca le acomplejó. Muy al contrario, alardeó de ello incluso en
1926 cuando la Universidad de Salamanca le nombro Doctor Honoris Causa.
En su discurso afirmó que no merecía la distinción por sus
conocimientos, “sino por ser doctor en la ciencia de la vida y en ella, recogí
las enseñanzas que me prepararon para el ejercicio del gobierno”. Pero era
consciente de “lo poco que valgo, reconozco y proclamo la ayuda divina que me
permite ir saliendo delante en la dificilísima tarea de gobernar y administrar
a 25 millones de españoles a quien no se supo administrar a sí mismo”.
Aunque le atrajo el poder no buscaba una fortuna. Se veía a sí
mismo como el cirujano de hierro que describió en 1901 el intelectual regeneracionista
Joaquín Costa. La idea se refería a un hombre con poderes supremos que
efectuaría una política quirúrgica, sajar, quemar, resecar, amputar, extraer
pus, transfundir sangre, injertar musculo…”
Esta idea sedujo a Primo de tal forma que repetía frases de
Costa constantemente pero su regeneracionismo fue más retórico que vital.
Dictaba decretos sin orden ni concierto y los ignoraba
cuando no le convenían. Trabajaba muchas horas pero sin disciplina. Frecuentaba
todas las noches cafés y casinos hasta la madrugada. Dormía hasta las 8 o las 9
de la mañana, almorzaba y en pijama y gorro de dormir, volvía a la cama a
dormir la siesta hasta las 5 de la tarde.
En ocasiones se encerraba en la casa de campo, descolgaba el
teléfono y pasaba un par de días de juerga acompañado de sus amigos y por
supuesto de damas. Este comportamiento además de empeorar su salud (diabetes)
no contribuía a mantener el orden del país.
Un mes después de llegar al poder promulgó un decreto de
incompatibilidades para evitar la corrupción administrativa: prohibía a
funcionarios y políticos ocupar cargos en consejos de administración.
Pero los huecos los ocuparon afectos al nuevo régimen, que
fueron dispensados de cumplir el decreto, legalizó “delegar cargos a familiares
y amigos” y finalmente en julio de 1927 eximió a las empresas del Directorio de
la Jurisdicción de la Ley de Incompatibilidades: Primo de Rivera eliminó las
viejas redes de “clientes políticos” para implantar la propia.
Presumió de haber reducido el funcionariado en un 25% y no
se despidió a más de 50 funcionarios.
Creó un laberinto administrativo de tal calibre que en 1928
el Tribunal de Cuentas llegó a la conclusión de que el dinero que recibían los
funcionarios bajo diversos conceptos resultaba imposible de controlar. Por
tanto su lucha contra los caciques y la corrupción quedó en pura fachada.
Lo único positivo que vivió el país fue un tiempo de
recuperación económica que no está claro si se debió a una política acertada o simplemente
a una bonanza económica mundial: modernización de la red ferroviaria y de
carreteras, creación de confederaciones sindicales hidrográficas para sacar
partido al potencial de los caudales de agua…
Presentado por Alfonso XIII en una ocasión como “su
Mussolini” y admirador del líder italiano, para algunos expertos fue el
inspirador del primoriverismo, un fascismo español muy particular, pero no fue
capaz de implantar las estructuras creadas en Italia.
Intentó crear un sistema corporativo laboral y político,
creó una Asamblea Nacional Consultiva, planeó una nueva constitución, mantuvo
un pluralismo sindical limitado y cierta tolerancia política, organizó un
partido único, Unión Patriótica, mezcla de patriotismo, militarismo y
regeneracionismo, que no usó para conquistar el poder sino para conservarlo.
Franco recuperó estos tres aspectos y evidentemente los mejoró
y adaptó a sus necesidades: la mezcla ideológica de la Unión Patriótica fue la
base sobre la que se fundó el nacional catolicismo franquista.
Lo que llevó a la dictadura al fracaso fue la incapacidad
para avanzar en el cruce de caminos en el que se encontraron los siglos XIX y
XX, la supervivencia de algunas estructuras liberales y la creación de un
estado totalitario que daba una imagen de provisionalidad, improvisación y
construcción permanente.
La pacificación de Marruecos, la política de obras públicas
y la paz laboral o la celebración en 1929 de la Exposición Iberoamericana en
Sevilla y la Exposición Internacional en Sevilla no fueron suficientes para
mantenerle en el poder más tiempo.
Dimitió en 1930 debido a la progresiva pérdida de apoyos
políticos, militares y del propio Rey.
Con el tiempo las relaciones con Alfonso XIII se habían
agriado. El Rey creía que le dominaría pero comprobó que siempre se le
escapaba. Ante la posibilidad de que fuese un fracaso e intentando no verse
salpicado prohibió a Primo el desembarco en Alhucemas. Pero el triunfo en esta campaña
llevó al monarca a decir al primogénito del dictador “menuda suerte ha tenido
el cochino de tu padre”.
Alfonso XIII se sentía prisionero de Primo de Rivera, al que
llamaba El Señorito, desde 1927 año en que le pidió que abandonase el poder. La
reacción del dictador fue ignorar la orden real.
Pronto se vio enfrentado al rey, al ejército y a una lista
cada vez más amplia de opositores sociales. La salud del dictador era otro tema
de preocupación. Sus discursos se tornaron incoherentes e incluso se rumoreó
que los preparaba y pronunciaba “bajo el influjo del alcohol”.
El 28 de enero de 1930 finalmente presentó la dimisión tras
una crisis cuyos verdaderos motivos se desconocen pero que apuntilló su
mandato. Esa noche el General Dámaso Berenguer fue nombrado su sucesor.
Preguntado por los periodistas sobre si tenía alguna idea de cómo sería su
gestión Berenguer respondió “Nada no tengo ninguna”.
CONCLUSIONES
Los supervivientes a la Dictadura de Primo de Rivera
llegaron a las siguientes conclusiones:
-Los trabajadores, la pequeña burguesía y los nacionalistas
vascos y catalanes comprendieron que sí se producía otra dictadura militar esta
sería centralista, militarista y defensora de la oligarquía, terrateniente y
financiera.
-Los militares comprendieron que la Corona era un obstáculo para
una dictadura y que debían evitar la división interna.
-La Iglesia y el Ejército concluyeron que la tolerancia de
Primo con la oposición representó un claro desgaste que en el futuro debía
evitarse reprimiendo brutalmente a los opositores.
La herencia de las teorías de Primo de Rivera finalmente se proyectó
en el ideario de su hijo José Antonio el creador de La Falange Española.
Franco encontró en Primo de Rivera el referente básico para
su régimen pero fue más allá. Consolidó el régimen y dejó claro que abandonaría
el poder por decisión propia y no por imposición.
En 1945 Franco dijo: Yo no haré la tontería que hizo Primo
de Rivera. Yo no dimito. De aquí iré al cementerio.
Blanca Rosa Fernández
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