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viernes, 13 de septiembre de 2013

LA HISTORIA TIENE UNA SOLA VERSIÓN. LO MÁS IMPORTANTE ES LEERLA.


Resulta lamentable comprobar como la historia no merece el más mínimo respeto a quienes diseñan los planes de estudio que deben dotar a nuestr@s jóvenes de datos que les permitan comprender el entorno en el que viven.

Si no conocemos nuestro pasado difícilmente podremos entender el futuro.

A base de repetir consignas que no se ajustan a la realidad vivimos contemplamos distorsionada.

Cada vez que alguien que aparentemente ha cursado estudios universitarios y que puede influir en la opinión pública aparece ante los medios de comunicación y elabora un discurso basado en errores monumentales deberían saltar las alarmas colectivas.

 

Una cadena humana, el ataque de un grupo violento a una librería, el uso de la mayoría absoluta de un partido en el congreso de los diputados para obstruir el curso natural de la justicia…un discurso autoritario y rancio…

Y lo peor la incapacidad de asumir que nuestra realidad se asienta en cimientos frágiles.., una historia intermitente que algunos abrazan convenientemente para tachar a otros de traidores…

La solución es muy sencilla…tener los redaños suficientes para afrontar la verdad y leer con calma los verdaderos episodios de la historia de este país…

La conclusión más sencilla todavía…no abrir la boca en público sino estamos seguros de nuestros argumentos.

La violencia y los gritos no son precisamente los instrumentos adecuados para construir el futuro.

 

 

 

EL FINAL DE UNA EPOCA DORADA

Quienes supieran leer en 1661 encontraron en La Gazeta de Madrid la noticia que narraba que “el domingo 6 de noviembre nació un robusto varón de hermosísimas facciones, cabeza proporcionada, pelo negro y algo abultado de carnes

Sin embargo el embajador francés envió un informe a Luis XIV en el que afirmaba que “El Príncipe parece bastante débil, muestra signos de degeneración, tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura…asusta de feo”.

Cuatro años más tarde el bebé real, tras la muerte de su padre se convirtió en rey de España con el nombre de Carlos II de Austria El Hechizado.

Su vida fue un infierno puesto que hasta el día en que falleció siempre estuvo enfermo.

Era el último de una dinastía que había basado su política durante siglos en “hacer el amor y no la guerra”: resultaba más efectiva la política de matrimonios concertados para unificar reinos y afianzar el poder que una política belicista y de conquista”.

El problema de la casa de Habsburgo-Austria llegó cuando la grandeza política, económica y territorial del imperio les llevó a no compartir el pastel con otras dinastías. Por tanto el siguiente paso consistió en celebrar matrimonios entre miembros de la familia, práctica conocida como endogamia.

Carlos II fue el último eslabón de una dinastía en la que “en el tronco familiar figuran repetidos los nombres de Felipe El Hermoso y Juana la Loca 8 veces, los de Fernando I y Ana de Bohemia 9, los de Carlos V e Isabel de Portugal 4, Felipe III y Margarita de Austria son a la vez sus abuelos y bisabuelos, Su padre estaba casado con una hija de su hermana por lo que a la vez era tío segundo de su hijo y su madre prima segunda de su propio hijo”.

Hasta los 4 años fue alimentado por 14 amas de leche, no se sostuvo en pie hasta los 6 años, no aprendió a leer y escribir hasta los 10 años, padeció epilepsia hasta los 15, fue adicto al chocolate, padeció graves problemas digestivos…

A los 18 años se casó con María Luisa de Orleans de quien se enamoró pero con la que nunca mantuvo relaciones físicas. La reina murió 10 años después virgen a causa de una apendicitis aguda.

A los 29 años se casó con Mariana de Neoburgo cuyo un historial familiar era garantía de fertilidad (sus padres tuvieron 23 hijos).

Pero en esta ocasión tampoco hubo suerte y el rey se sometió a exorcismos, ingirió pócimas repugnantes, sangrías…los hijos no llegaban y el cuerpo del rey se deterioraba, su salud era cada vez más frágil…

Pasó las tres últimas semanas de octubre en cama, aquejado de un cuadro febril agudo y sufrió un ataque de epilepsia que puso el punto final a la vida del rey cuyas últimas palabras fueron “Me duele todo”. Era el 1 de noviembre de 1700 y faltaban cinco días para que Carlos II cumpliese 39 años.

EL TRONO DE ESPAÑA NO TIENE SUCESOR

Poco antes de su muerte, la falta de sucesor al trono español, llevó a las cancillerías europeas a iniciar una carrera de intrigas para hacerse con la corona. Finalmente se pactó en 1699 que el heredero sería José Fernando de Baviera pero tras la muerte de este Carlos II redactó el 3 de octubre de 1700, un mes antes de su muerte, testamento a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de su hermana la Infanta María Teresa de Austria, hija mayor de Felipe IV. El candidato fue del gusto del cardenal Portocarrero.

Pero Mariana de Neoburgo, viuda de Carlos II apoyaba las pretensiones de su sobrino el Archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador Leopoldo I. Holanda e Inglaterra enemigas de España durante el siglo XVI y rivales de la Francia de Luis XIV, apostaron por Carlos de Austria.

La noticia de la muerte de Carlos II llegó rápidamente a Versalles y el 16 de noviembre de 1700 Luis XIV aceptó que su nieto fuese rey de España. Felipe de Anjou llegó a Madrid el 22 de enero de 1701.

 

Las restantes potencias europeas desconfiaban del poder que acumularían los Borbones con aquella maniobra. A ello hay que añadir que las tensiones políticas aumentaron debido a una serie de errores cometidos por Versalles y Madrid.

Austria que no reconocía como rey a Felipe de Anjou sin que mediase declaración de guerra envió un ejército a los territorios españoles en Italia.

Austriacos y franceses se enfrentaron en el 8 de julio. El 7 de septiembre Inglaterra, las Provincias Unidas y Austria firmaron el Tratado de La Haya y en mayo de 1702 declararon la guerra a Francia y España.

 

GUERRA DE SUCESIÓN.

LA PRIMERA GUERRA CIVIL DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

 

Cada vez es mayor el número de expertos que considera que la Guerra de Sucesión (1704-1714) fue la primera guerra civil de la historia de España, puesto que enfrentó a dos opciones dinásticas: borbónicos y austracistas.

El argumento principal, es que los anteriores conflictos pueden ser calificados de alcance regional-

Pero esta guerra, -que se saldó con gran número de exiliados en Italia y Viena, que llevaron una vida con pocas expectativas de futuro, aunque algunos de ellos contribuyesen posteriormente al gobierno del emperador de Austria- enfrentó dos visiones del mundo, dos formas de gobernar.

Los partidarios de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, defendían el absolutismo monárquico, el regalismo (primacía del poder del monarca sobre el Papa) y la construcción de España desde una óptica centralista, que era el modelo impuesto en Francia.

Los partidarios del Archiduque Carlos, defendían la continuidad del modelo de la España de los Austrias: monarquía compuesta.

 

 

MONARQUIA COMPUESTA O DE MULTIPLES REINOS

La monarquía compuesta (dominium politicum et regale) es el término utilizado por la historiografía para designar a la mayor parte de las monarquías europeas de la Edad Moderna (S.XVI-XVII) y se propone como el mejor ejemplo la monarquia hispánica católica o de España.

 

Este modelo político digno de estudio y de elogio se basaba en “un conjunto de territorios con sus propias estructuras institucionales y ordenamientos jurídicos, diferentes y particulares y que se hallaban gobernados por igual por el mismo soberano, el monarca español a través de un sistema de Consejos.”

La multiplicación de consejos comenzó como consecuencia de la unión matrimonial de los reyes católicos, Isabel y Fernando y su expansión territorial a finales del siglo XV.

Desde el primer momento de la boda queda establecido que solo se unen las personas de los reyes no los territorios y que aunque actúan como reyes en cada reino no pueden aplicar las leyes del que más les favorezca en el otro.

Se establece un Consejo por Corona: uno para Castilla y otro para Aragón. Tal modelo se heredó y amplió con la llegada de su nieto Carlos I, hijo de Juana la Loca y Felipe de Habsburgo.

La Casa de Austria mantiene la separación interna de los territorios y hacia el exterior una política común. Idiomas, leyes, costumbres, sistemas políticos y sociales seguían intactos en cada territorio.

La defensa a ultranza del catolicismo era lo que daba al sistema un punto de uniformidad.

 

 

LA UNICA CRISIS DE UN SISTEMA MONARQUICO FLEXIBLE Y PLURAL

Este modelo político vivió únicamente una crisis grave, tanto que estuvo a punto de provocar la desaparición de la Monarquía Hispánica de los Austrias y de la dinastía.

El responsable de la crisis fue el Conde-Duque de Olivares una figura política que no gozó precisamente de gran popularidad.

Tras fracasar en la carrera eclesiástica a la que fue destinado por tradición familiar concentró su atención en acercarse a la corte y sin tener una preparación política, apoyándose en las influencias de su tío fue escalando puestos de confianza en el círculo real.

Cuando la ocasión fue propicia Felipe IV lo convirtió en su hombre de confianza.

Olivares dinamitó paulatinamente el perfecto equilibrio del sistema sobre el que se sustentaba la casa de Austria. Primero eliminó los consejos y más tarde quiso reformar la hacienda.

Finalmente (1626) planteó que “todos los reinos, estados y señoríos de la Monarquía hispánica contribuirían en hombres y dineros a su defensa en proporción a su población y su riqueza”.

Este proyecto era la Union de Armas con el que Olivares pretendía hacer frente a las obligaciones militares que la Casa de Austria contrajo en 1618 desde el inicio de

-la Guerra de los 30 años (1618-1648): conflicto religioso entre estados partidarios de la Reforma y la Contrarreforma que se considera como el inicio de los nuevos estados europeos. Se saldó con hambrunas, epidemias, destrucción de villas y ciudades y desplazamiento de grandes masas de población.

-Tregua de los 12 años en 1621 que había reanudado la que se llamó guerra de los Ochenta Años contra los rebeldes de las Provincias Unidas de los Países Bajos.

 

Olivares era consciente de la dificultad que presentaba la aceptación de este proyecto por parte de las instituciones propias de cada territorio y que las Cortes de los mismos eran muy celosas de sus fueros y privilegios.

La aportación que planteaba el Uso de Armas era la siguiente:

-Castilla:                                 44.000 soldados

-Principado de Catalunya:  16.000 soldados

-Reino de Portugal:               16000 soldados

-Reino de Nápoles:              16.000 soldados

-Países Bajos del Sur:          12.000 soldados

-Reino de Aragón:                10.000 soldados

-Ducado de Milán:                 8.000 soldados

-Reino de Valencia:             6.000 soldados

-Reino de Sicilia:                            6.000 soldados

Total:                                           140.000 hombres.

 

Pero como era de prever la medida fue interpretada por los territorios de la Corona de Aragón (Reino de Aragón, Principado de Catalunya, Reino de Valencia y Reino de Mallorca) como un peldaño más en su sumisión a la Corona de Castilla.

A pesar de la reticencia y el recelo, la Corona de Aragón cumplió con las exigencias de Olivares que se debían a una grave crisis de la Corona de Castilla y que no encontraba solución ni tan siquiera con la llegada de América de grandes cantidades de metales preciosos.

Finalmente el Principado de Catalunya se vio atrapado en medio del conflicto con Francia y fue víctima de la falta de respeto de Olivares por los fueros y leyes, por las cortes o por la población en general. La gota que colmó la paciencia de los catalanes fue las noticias que llegaban de Girona ante los desmanes de las tropas del rey hacia la población.

En 1640 en plena época de siega grupos de rebeldes entraron en las ciudades agraviadas mezclados con grupos de segadores y tomaron la justicia por su mano. Es el llamado Corpus de Sangre.

Pero al mismo tiempo los portugueses emprendieron el camino del no retorno. Desde la época de Felipe III la nobleza lusa sufrió restricciones y muestras de despreció y la población en general un aumento asfixiante de los impuestos.

Aunque de forma violenta el conflicto con el Principado de Catalunya se resolvió pero quedó en la memoria colectiva las acciones de Olivares, que alardeaba de querer un solo reino y una sola ley, refiriéndose a las leyes de Castilla menos flexibles que las de los otros territorios de España.

Cuando Olivares falleció todos aquellos que habían sufrido su política errónea y poco flexible sintieron un gran alivio.

 

Para Juan de Solórzano y Pereyra jurista español experto en derecho indiano el sistema monárquico de la casa de Austria se caracterizaba por emplear la formula aeque principaliter (unión diferenciada) en la que “los reinos se han de regir y gobernar como si el rey que los tiene juntos lo fuera solamente de cada uno de ellos y que asume y respeta diversos regímenes políticos y económicos específicos de los reinos de la Corona”.

El propio Solórzano aplicaba este pensamiento legislativo en las Indias Occidentales a través del derecho indiano, una formula equilibrada que aplicaba el Derecho de Castilla, las costumbres indígenas, las Bulas pontificias, las Capitulaciones entre la corona y descubridores y colonos y la costumbre criolla.

 

 

LA GUERRA DE SUCESIÓN DIFICIL DE DEFINIR

Ha quedado claro que el enfrentamiento entre Castilla y la Corona de Aragón, entre dos modelos monárquicos, borbónicos y austracistas, es la verdadera raíz de la Guerra de Sucesión. Simple y al mismo tiempo complicado.

Como admitió la reina María Luisa esposa de Felipe V, Castilla fue mayoritariamente borbónica puesto que “después de a Dios es al pueblo castellano a quien debemos la corona”.

Pero algunos sectores de la aristocracia y el clero castellanos se mostraron reticentes a apoyar la opción francesa, de modernización y control de las jerarquías y de los bienes eclesiásticos.

La Corona de Aragón fue por su parte mayoritariamente austracista porque el archiduque Carlos defendía mejor su ideario constitucionalista y foralista.

No obstante dentro de la Corona de Aragón las corrientes eran diversas: el austracismo catalán (defendía potenciar la industria autóctona, y exportación de sus productos) y el austracismo valenciano (no tenía proyección social más radical y reivindicó la abolición de diezmos y derechos señoriales).

Pero tampoco toda la Corona de Aragón fue austracista y encontramos claros ejemplos de apoyos a la opción bórbonica.

 

CATALANES VS CASTELLANOS

El conflicto puede calificarse como guerra civil debido a las fisuras internas de ambos bandos. La raíz del problema reside en el enfrentamiento entre castellanos y catalanes a causa de las políticas del Conde-Duque de Olivares y a la falta de ayuda por parte de Castilla cuando los franceses en plena guerra contra España entran en territorio del Principado

El Conde de Nouillet habla del espíritu “inquieto y rebelde de los catalanes y su aversión a los castellanos que no les odian menos a ellos, la arrogancia de los castellanos es notable a la hora de lanzar invectivas contra los catalanes”.

Los castellanos afirmaban que los “catalanes nunca pierden la ocasión de derramar su veneno procurando sedicionar los ánimos sencillos y leales”.

 

Los austracista catalanes solo rompieron con España al final de la guerra cuando Carlos partió a Viena en 1711 (su hermano José había fallecido) para tomar posesión del Imperio y firmar el tratado de Utrech (1713) dejando aislada a Catalunya ante las tropas de Felipe V. Fue entonces cuando los gobernantes del Principado se plantearon establecer un retiro o república independiente bajo protección austriaca.

 

LA DUREZA DE LA GUERRA

El conflicto provocó un notable y dramático movimiento de población. Fue un exilio escalonado.

-Barcelona octubre de 1705. Las tropas del Archiduque Carlos someten la ciudad a un duro bombardeo (más de 6.000 proyectiles). Tras la capitulación del Virrey unos 9.500 borbónicos abandonan la capital. Algunos son premiados por Felipe V con cargos en la administración de Castilla por su fidelidad. Otros cruzan la frontera y se instalan en Francia.

-Primavera de 1706: El Archiduque Carlos logra ocupar Madrid con algunos nobles reconvertidos a su causa. Fue un episodio fugaz

-Agosto 1706: El Archiduque y los suyos abandonan la capital y se dirigen primero a Toledo y luego a Valencia.

-Septiembre de 1710: nueva entrada en Madrid del Archiduque que aunque recibe apoyos de varios nobles apenas puede gobernar. El final está cerca.

-1711 la muerte del hermano del Archiduque a causa de la viruela, le coloca ante la oportunidad de ser Emperador de Austria.

-A partir de 1712 la mayor parte de los exiliados borbónicos regresa al Principado. Muchos se instalan en Mataró y colaboraron estrechamente para acabar con la resistencia que opuso la ciudad de Barcelona a las tropas de Felipe V durante el sitio de 1713-1714

 

EL EXILIO

 

Los austracistas protagonizaron un doloroso exilio.

Los valencianos, se vieron obligados a dejar su hogar tras la victoria borbónica en la Batalla de Almansa y la imposición en 1707 de La Nueva Planta (piedra angular del régimen borbónico) en Valencia.

Los aragoneses salen al exilio tras los triunfos de Brihuega y Villaviciosa y la imposición en 1711 de La Nueva Planta en Aragón.

Algunos viajaron a Génova, Nápoles, Cerdeña y Sicilia. Desde allí configuraron un zigzag de viajes hacia Catalunya y Mallorca, enviando provisiones y refuerzos. Otros entraron en Catalunya colaborando heroicamente en la resistencia de Barcelona hasta el 11 de septiembre de 1714.

 

Las elites también vivieron su exilio. La primera oleada fue en 1711 cuando el archiduque Carlos partió a Viena para tomar posesión del Imperio y dejó como regente de Barcelona a su esposa Isabel Cristina de Brunswick con la que se había casado en 1708 en la Catedral de Santa María del Mar. Dejar a su esposa en la ciudad era un gesto de su amor por Barcelona, dijeron sus partidarios.

El Archiduque estaba acompañado por un entorno de su máxima confianza: aristócratas, alto clero y cargos administrativos.

Entre marzo-junio de 1713 tras la firma del Tratado de Utrech y la posterior evacuación de Catalunya, fue la reina quien lloró en el puerto de Barcelona, al despedirse acompañada por varias familias relevantes.

Junto a ella viajaba el jurista y secretario de estado, Ramón Vilana incondicional servidor de la pareja real y el secretario de Vilana, Juan Amor de Soria.

Los altos cargos se dirigieron a Viena y los de rango inferior se instalaron en las posesiones italianas del emperador.

Los exiliados que llegaron a Viena a finales de 1713 organizaron un gobierno español en el exilio a través del Consejo Superior de España en Viena. Este organismo presidido por el arzobispo Folch de Cardona pero gestionado en realidad por Vilana y Amor de Soria, además de asistir a los exiliados, realizaba tareas legislativas

Con el final del conflicto en 1714 un gran contingente se sumó a los primeros exiliados.

La medida más inmediata tomada por los borbónicos vencedores fue elaborar las listas de los “echados de Barcelona” sin importar su condición social.

Primero expulsaron a los no catalanes de la ciudad, después a los catalanes no barceloneses y por ultimo a los barceloneses. Muchos fueron deportados a Alicante y desde allí a Fuenterrabía, La Coruña, Segovia o Pamplona. Otros a Tortosa y desde allí a Ceuta.

Los que lograron huir llegaron a Génova, Roma, las posesiones italianas del Emperador de Austria y Francia (Roselló y Marsella).

Entre 1713-1715 partieron al exilio entre 25.000-30.000 partidarios de la causa del Archiduque Carlos de Austria.

 

 

VIENA

Los verdaderos privilegiados vivieron en la corte de Viena. Ramón Vilana destacó por una carrera política fulgurante desde 1718. Reforzó su papel como secretario de estado y de Despacho. Se hizo con el control de las pensiones de los exiliados: las más altas estaban entre los 6.000-8.000 florines, las medias eran de 500 y las más humildes eran de 50 florines.

La ayuda a los exiliados pobres se complementaba con asistencia de un socorro diario, que se gestionaba mediante el llamado Bolsillo Secreto, administrado directamente por Vilana que también financió El Hospital de Españoles en Viena.

Vilana se ganó la confianza de la Emperatriz y del emperador Carlos VI. Desde su secretaría se gestionaban asuntos de Italia y Flandes.

En 1722 se implicó en la fundación de La Compañía de Ostende en Flandes, cuyos beneficios debían revertir en los exiliados. Se trataba de una compañía marítima creada para satisfacer proyectos coloniales del Emperador en las Indias Orientales especialmente en China.

Otra de las ideas de Vilana fue crear una compañía de Tabaco auspiciada por el Estado y cuyos beneficios debían revertir en el mantenimiento del Bolsillo Secreto.

Pero el resto de los exiliados, criticaron duramente a Vilana por dejarse deslumbrar por los beneficios económicos y olvidar la causa, es decir el retorno de los fueros y las constituciones de la Corona de Aragón en La Paz de Viena firmada por Felipe V y el Emperador austriaco.

Este tratado significó el reconocimiento de Felipe V como rey a pòr parte de Carlos VI. Ambas partes acordaron favorecer el retorno de los exiliados y aunque algunos lo hicieron más de 6.000 permanecieron en Austria.

Pero no todos los borbónicos aceptaron la Paz de Viena y convirtieron la vida de los exiliados que regresaron en un infierno.

La devolución de sus bienes confiscados fue lenta y en muchos casos implicó pleitos de los herederos contra la administración borbónica.

Los años siguientes a la paz al menos en Catalunya transcurrieron con alborotos intermitentes y edictos penalizadores contra los vagabundos y prohibitivos sobre el uso de armas de fuego.

La perdida de Nápoles y Sicilia por parte de Austria aceleró la disolución del Consejo de España en 1733 y desplazó a muchos exiliados en Hungría a los territorios conquistados a los turcos por el Imperio Austriaco en1716.

Ello obedeció al deseo de no concentrarlos en Viena para que no constituyesen un foco de problemas. Por ello durante la guerra con el Imperio Otomano (1716-18) Austria envió allí regimientos españoles.

Entre los exiliados desplazados a Hungría destaco Pere Joan Barceló El Carrasclet que promovió una guerrilla contra Felipe V tras la guerra de sucesión, colaboró con los austriacos en la defensa de Nápoles, fue encarcelado por los borbónicos y participó en la guerra de sucesión de Austria 1740-1748 donde murió.

Hubo varios intentos de repoblar las zonas turcas conquistadas por Austria en 1722, establecer La Fabrica Real de Tabacos o recapitalizar la Compañía de Ostende tras su cierre en 1731.

Carlos VI nunca renunció a la corona de España hasta su muerte en 1740 de indigestión. Vilana murió un año después de tuberculosis.

Tras morir el emperador las relaciones de la emperatriz y su hija con los exiliados se enfriaron.

Amor de Soria se quedó en Viena decepcionado y moderó sus reivindicaciones. Algunos historiadores le consideran como uno de los fundadores de la tradición liberal española al abogar por competencias reales más reglamentadas y enfatizar el papel de las Cortes la necesidad de que fuesen convocadas periódicamente y que fuesen más representativas incorporando a sectores populares y no renunció a una concepción foralista de la Corona.

La llegada al trono de la emperatriz María Teresa tras la muerte de su padre en 1740 puso el punto final al exilio español en Viena. La emperatriz fue menos sensible con el caso de los catalanes y favoreció su regreso a España.

Los austracistas de convicción y corazón se enfrentaron a un triste final y un futuro incierto.

 

 

NUEVA BARCELONA

Las autoridades imperiales austriacas se tomaron en serio la colonización de un territorio llamado Banato de Temesvar situado entre los ríos Danubio, Tisza y Maros.

En esta región de la actual Serbia se promovió la fundación entre 1735 y 1736 de una colonia llamada Nueva Barcelona hoy, Zrenjanin diseñada por el jurista catalán Josep Plantí con importante componente humano.

Así diseñó un proyecto de corte republicano y caracterizado por una voluntad de compensar la fidelidad a la causa austracista, señaló que todos los colonos debían ser considerados nobles, que los edificios debían seguir criterios de racionalidad urbanística, sin contar con viviendas lujosas inicialmente y las tierras deberían repartirse atendiendo la capacidad de trabajo y la necesidad de los habitantes.

La corte austriaca previó allí la presencia de unos 800 exiliados, no solo catalanes sino también valencianos, aragoneses, castellanos e incluso italianos.

La población la formaron algunos veteranos de guerra, viudas y huérfanos, con dificultades reales de supervivencia en el mundo laboral.

Pero la nueva guerra de Austria contra los turcos (1737-39) diezmó notablemente la colonia finalmente azotada por la peste y sobrevivieron apenas 340 personas: unos volvieron a Viena y otros se desperdigaron por Buda y Pest, Hungría.

Nueva Barcelona había dejado de existir.

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