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miércoles, 14 de marzo de 2018

LAS INVISIBLES-LOS INVISIBLES




Señora Presidenta de la Cámara, Señor Presidente del Gobierno, Señorías…
En primer lugar les ruego que me disculpen si este inicio no se ajusta al protocolo de la Cámara de los Diputados y las Diputadas, pero es que aquí en Tierra de Nadie, los invisibles y las invisibles a medida que pasa el tiempo perdemos entidad y memoria, recordamos vagamente lo que significa formar parte del conjunto social y olvidamos en ocasiones los usos y costumbres.

En segundo lugar quisiera asegurarles que comprenderé si estas palabras no les llegan o si en caso de que les lleguen no les producen ni una leve reacción.

Como Invisible estoy acostumbrada a no causar reacción, a pasar desapercibida. Creo que si me hubiese convertido en espíritu errante (denme tiempo que lo lograré) me percibirían mejor. Estoy segura.

En fin, que como no quiero ocupar su valioso tiempo, dedicado ayer a ponerse a caldo unos a otros, pronunciar replicas, contra-réplicas e intervenciones salpimentadas con elegantes frases y sonoras palabras, que forman párrafos guardados en los diarios de sesiones de la Cámara para consulta y constancia de generaciones futuras… voy a entrar en el tema que me ocupa. Que me ocupa a mí, como miembro accidental del colectivo Invisible.

Puedo asegurar que nunca pensé que la vida, la crisis, las circunstancias, los desatinos políticos, la dinámica salvaje del capitalismo, el neoliberalismo y demás…como decía, jamás pensé que acabaría aquí, en esta tierra árida y fría, viendo pasar las horas, los días, las noches… y finalmente los años.
Desde que en 2012 me quedé en el andén de la estación social tras perder el tren laboral, han pasado ya 6 años.

Les puedo asegurar que contrariamente a lo que cuentan ustedes, todos y todas (sin que su pertenencia a un grupo político me invite a sentir a estas alturas de mi película vital ni un ápice de respeto, sino más bien hastío e indiferencia) no soy una “parada”.

Soy a mi pesar “desempleada”. Y no me considero “parada” porque les aseguro que no crece la hierba en mi camino y me muevo más que una peonza, de un lugar a otro, de un enlace a otro, tratando de encontrar un billete que me permita subir de nuevo al tren laboral.

Ayer, celebraron un debate dedicado a las pensiones, (subirlas o no subirlas he aquí el dilema, sus señorías llevan así más de 6 años), que les aseguro que visto desde casa, les ha quedado precioso.

La ejecución de la coreografía ha resultado impecable: apertura, replicas, contra-réplicas, “que si tú, que si yo, que si el otro”, el líder de cada grupo ha intervenido y los de su “bancada le han aplaudido fervorosos pero comedidos.

Y ya está. Nada nuevo bajo el sol. Nada que permita ver luz al final del túnel.

Imagino que el día menos pensado organizarán ustedes un debate sobre el futuro de nuestros y nuestras jóvenes, que un día serán pensionistas, que han salido del país y han comprobado que no cuentan mucho a pesar de la presencia de “jóvenes” en la Cámara de los Diputados.

Es comprensible que les preocupen los pensionistas y los jóvenes. A mí también me preocupa su situación porque es un espejo en el que se mira nuestra sociedad de pasada.

Cuando su agenda se aligere les rogaría que reserven algún minuto de su tiempo para debatir sobre nosotros y nosotras, los invisibles, las invisibles.
Si me lo permiten me presentaré, que tienen ustedes razón, es lo que debería haber hecho hace varias líneas.

Nací en 1965 y desde el principio me mostré obediente, seguí las reglas sociales y familiares, estudié y confié en quienes me decían “que estudiase para tener un buen futuro”. También me dijeron que “formaría una familia y tendría hijos”.

Pero no sé por qué no he cumplido ni una sola de las reglas que me dijeron que me convertían en una ciudadana ejemplar. Así que aquí estoy, en Tierra de Nadie, perdiéndome entre las brumas de la crueldad de un sistema que todos sin excepción descubrieron en 2017 que era imperfecto y se cae a pedazos, tras unos 40 años de “imperfecta transición política”.

Mi perfil es bajo, tan bajo que por eso acabé en Tierra de Nadie.

No soy joven (cumplo 53 años en el mes de agosto) ni universitaria (no llegué a la Universidad porque económicamente no me lo pude permitir).
Soy mujer (lo que a determinada edad no ayuda en temas laborales) y discapacitada (no minus-valida o in-valida porque soy muy valida).

No tengo pareja, ni hijos, ni cargas familiares (yo también pensé que formaría mi propia familia, pero ya ven ustedes no se pudo).
Aunque las cifras indiquen a sus señorías que “nuestra economía crece según las previsiones y se crea empleo” les diré que su percepción se aleja de la realidad.

Formé parte del circuito laboral por última vez en septiembre de 2012 y aunque estaba convencida de encontrar un hueco rápidamente, subestimé el alcance de la crisis económica.

Debido a cuestiones peregrinas derivadas de cotización y demás el primer subsidio que percibí en 2 tramos de 6 meses, hizo ruborizarse a los propios empleados del INEM-SOC.

Mi situación se agravó en julio de 2014 tras un grave problema en los primeros minutos de una intervención quirúrgica, que provoca una parada cardio-respiratoria, que me llevó a permanecer varios días con sus noches en la U.C.I. 

La lista de secuelas es amplia y variada, y ha empeorado mis expectativas vitales.

Dicho esto trataré de abreviar (es conocida por mis allegados que mi capacidad de sintetizar el discurso es nula).

-Estoy a la espera de revisar el porcentaje de discapacidad que tras la cirugía ha empeorado

-Estoy a la espera de encontrar un trabajo (aunque comprendo que para los empresarios no soy precisamente un chollo)

-Estoy a la espera de que las cosas un día mejoren…

AYUDAS…

Mientras espero que lleguen días mejores me siento como un madero a la deriva. Actualmente las leyes, normas o como las llamen no contemplan ayudas para los invisibles.

Cuando como yo vives en casa de tu padre (propiedad), jubilado cuya pensión no puede dar más de sí, consideran las autoridades competentes que no puedo acceder a ayudas (PIRMI, RENTA DE INSERCIÓN CIUDADANA…) porque ambos formamos una “unidad familiar” (lo que también se aplica a otros casos, no solo al mío).

Tampoco puedo solicitar determinadas ayudas (plan PREPARA…etc.) porque no tengo hijos o cargas familiares.

-no podré solicitar una ayuda para mayores de…hasta que cumpla 55 años.

-no puedo solicitar un nuevo tramo de subsidio hasta que no trabaje-cotice 6 meses (algo que por ahora resulta altamente improbable)

-no cobraré pensión de jubilación o pensión mínima porque me faltan 5 años de cotización.

-no tengo plan de jubilación porque lo que había ahorrado lo retiré del banco.

-no soy candidata a ayudas “alimenticias” porque necesito un informe de trabajo social. Un informe elaborado en agosto 2017 que me descarta como candidata por formar parte de “una unidad familiar”.

CONCLUSIÓN

Para terminar Señorías, lo que solicito es simple, sencillo. Trabajo.

Un trabajo que me permita obtener ingresos y pagar mis deudas (logro sobrevivir gracias a la generosidad de “mi familia urbana”).

Un trabajo que me permita completar los 5 años que requiere la ley para tramitar una pensión mínima.

Un trabajo que me permita vivir.

Un trabajo para mí y para otros y otras invisibles que nos permita abandonar la Tierra de Nadie y recuperar el paso.

Dejen los discursos grandilocuentes, abandonen la teoría. Si no pueden mejorar el silencio callen, si no puede cumplir sus promesas sean honestos y díganlo. Lo que no puede ser es que mantengamos 5 tipos de administración pública y no obtengamos respuestas.

Lo que no puede ser es encontrar en cada despacho una dosis excesiva de incomprensión y falta de empatía.


Señora Presidenta de la Cámara, Señor Presidente del Gobierno, Señorías… Gracias por su atención.


Blanca Rosa Fernández Moreno

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miércoles, 9 de septiembre de 2015

EL REGRESO...

Ha pasado mucho tiempo desde que publiqué el último post. Pero os confieso que en el último año me ha resultado complicado centrarme, buscar temas, documentarme, escribir… publicar.

No ha sido por falta de ideas, os lo aseguro. Se trata dicen de una reacción normal del cuerpo y la mente, especialmente de la mente, tras un suceso traumático.

El mío, mi suceso traumático ya sabéis que sucedió el 24 de julio de 2014. Al parecer mi mente y mi cuerpo no acaban de superar el paso por la UCI y lo que llamo mis días perdidos, los días en los que gracias al amor y el calor de mi familia urbana logré recupera la consciencia y respirar de nuevo.
Por ello no he escrito nada nuevo. Aunque tampoco ha sido necesario.

La mayoría de los temas que forma parte de los que denominamos “actualidad” ya eran actualidad en 2012. Y desde entonces forman parte de nuestras vidas, de nuestra cotidianidad.

El FMI, la UE, el Frente Islámico, Grecia, la crisis económica en España, la corrupción, el desprecio por los más desfavorecidos, la guerra en Siria, los centenares de muertos en el Mediterráneo… llegaron en forma de noticia breve y la incapacidad de gobiernos y organismos supranacionales y el incesante apetito de los medios de comunicación, dispuestos a alimentarse indiscriminadamente de carroña o sangre fresca informativa, han permitido que crezcan hasta alcanzar el tamaño de primera plana y páginas centrales. 

Se han instalado en el rincón más sombrío de nuestra sociedad y desde allí nos vigila, acechan nuestros movimientos, nuestra respiración.

La publicación en los últimos días de la imagen de Aylan un menor sirio de 3 años que se ahogó en el Mediterráneo cuando su familia intentaba cruzar desde Turquía a territorio griego para ponerse a salvo tras escapar del conflicto civil que hace más de 5 años que asola el país, puso de nuevo sobre los tapetes oficiales la situación.

De nuevo las cadenas televisivas se han convertido en el foro perfecto para los que se denominan “expertos en…”, diseñen soluciones teóricas que nunca se ajustarán a la realidad porque la realidad es más espantosa de lo que jamás puedan imaginar esos “expertos” sentados en sus despachos y redacciones.

Hace meses que no escribo nada nuevo, porque no hay nada nuevo sobre lo que escribir. Por ello rescato antiguos post de La Pequeña Balboa para refrescar los temas que cada semana regresan a nuestras vidas, como restos de un naufragio social de dimensiones incalculables…

Cuando rescaté el post sobre la guerra civil de Siria, mi querida Rita Turza siempre tan amable dijo que extrañaba a La Pequeña Balboa.

Espero que pronto regresé de su prolongado silencio y también espero que un día los temas a comentar sean más amables pero no suelo pecar de optimista y sé que las buenas noticias tardarán todavía bastante en llegar.

Por el momento, nos hemos instalado en una dinámica en la que comportamientos alejados de la moral y la ética nos parecen normales.

La corrupción, las decisiones arbitrarias de gobiernos incapaces, la legislación que no protege a los desfavorecidos sino a quienes una y otra vez saltan los límites de la legalidad, los medios de comunicación que desinforman y se venden al mejor postor, los políticos que desarrollan toda su actividad en la televisión pero acuden en contadas ocasiones a sus despachos… todo esto y más nos parece normal. Y aunque no nos parezca normal, aunque no sea normal, hemos asumido que “las cosas son así y no podemos hacer nada por cambiarlas”.

Nos enojamos, insultamos desde casa a los que nos han llevado al borde del abismo cuando aparecen en pantalla, soportamos situaciones espantosas con una templanza pasmosa.

Nos han repetido tanto que tenemos todo lo que nos merecemos que hemos asumido el papel de víctimas obedientemente, sin oponer resistencia.

Mientras llegan nuevos vientos de paz y cordura, La Pequeña Balboa procura recuperarse, recuperar las palabras que perdió hace un año. Es un proceso lento, pero da resultados.

A lo único que no he renunciado es a mis sueños. Porque son míos y los considero valiosos. Son el embrión de nuevos proyectos, del futuro.


Futuro…esa es la clave…la esperanza, el futuro, la vida, que siempre se abre paso. 




BlancaRosa  Fernández Moreno

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sábado, 28 de febrero de 2015

CRISIS EN ESPAÑA 2015? 1923?



Es un goteo constante de nombres, cifras, delitos, quebrantos de las leyes.

No cesa, no acaba, no deja de estar presente.  

Nos preguntamos hasta cuándo vamos a resistir, hasta cuándo va a durar esta humillación, este insulto a la inteligencia del pueblo. Pero no hacemos nada.

Algunos dicen que la razón es sencilla. Llevamos el miedo en los genes.

Tal vez el miedo forme parte de nuestra herencia biológica tras la presencia constante de este sentimiento, estado o percepción en nuestra vida cotidiana durante generaciones.

Pero no es menos cierto que quienes han ostentado el poder durante décadas han realizado un magnífico trabajo inculcándonos la idea de que no estamos preparados para dirigir nuestro destino.

Por supuesto que una minoría se ha resistido a dejarse llevar por esa dinámica y ha desarrollado una actividad en la mayoría de casos en la clandestinidad, que ha contribuido a que nuestra dignidad como grupo como sociedad no desapareciese del todo.

 Los poderosos nos tratan como menores de edad incapaces de decidir sobre temas tan triviales como el desayuno.

Los poderosos nos dicen (o al menos lo pretenden) que pensar, como actuar, que comer, que beber… a que aspirar, que soñar…

 

Lo que está sucediendo en estos últimos años tan solo provoca en el mejor de los casos rabia sorda o frustración y en el peor muerte, miseria y dolor.

Olvidamos que cada cuatro años la oportunidad de cambiar algo o al menos de intentarlo está en nuestras manos.

Olvidamos que cuando decimos gobierno o estado en realidad nos referimos a nosotros mismos. Porque el pueblo es el ESTADO.

Lo que sucede en 2015 es el resultado de décadas de corrupción y mal gobierno, de manipular la historia y convertir mentiras en verdades dogmáticas. Lo que sucede en 2015 es responsabilidad nuestra.

Sí… es responsabilidad nuestra por no leer la letra pequeña del contrato social que se establece entre la clase política y la ciudadanía, por permitir que nos expulsen de los foros de opinión, que nos ninguneen, que vivan tranquilos convencidos de su invulnerabilidad. Por permitir que enmienden y manipulen las leyes y las normas a su antojo.

Pero sobre todo lo que sucede es responsabilidad nuestra porque olvidamos que nadie es más importante que nadie, nadie es más que nadie. Tod@s contamos.

 

En fin… en los últimos meses aprovechando mi convalescencia he dedicado mi tiempo en rescatar apuntes sobre la historia que podríamos llamar reciente de este país… y voy a compartirlos con propios y extraños. Espero que quienes los lean dejen de decir que no saben cómo hemos llegado a este punto, a este 2015 que cumplido el segundo mes de vida se antoja más difícil a medida que avanza.



PRIMO DE RIVERA: EL PRIMER DICTADOR OFICIAL DE ESPAÑA


Primo de Rivera llegó al poder el 13 de septiembre de 1923 tras convertirse en líder de un golpe de estado orquestado desde Barcelona puesto que era capitán General de Catalunya.

De esta forma se convertía en el Primer Dictador de España, despertando inicialmente grandes simpatías y las expectativas de que algo cambiaría.

Aunque primero declaró que “nuestro propósito es trabajar y dejarlo todo terminado dentro de 90 días” su dictadura se prolongó hasta 1930.

El 8 de septiembre de 1925 una imponente escuadra hispano-francesa con 18.000 efectivos y la cobertura de un centenar de aviones a cuyo mando estaba el propio Primo de Rivera desembarcó en la Bahía de Alhucemas. La guerra que España sostenía en África desde 1909, calificada de baja intensidad, llegaba a su fin. Esta acción encumbró a Primo de Rivera aún más y alcanzaba al máximo de su popularidad.

 

Miguel Primo de Rivera nació en Jerez de la Frontera (1870) fruto de la unión de una joven perteneciente a una familia local muy acomodada y el miembro de una dinastía militar de prestigio en la que destacaba su tío Fernando Primo de Rivera, Marqués de Estella.

 

Desde el primer momento la imagen de Primo de Rivera fue la de un líder incansable, que tenía el don de la ubicuidad, con tiempo para gobernar y alternar en cada uno de los homenajes que se le tributaban o que redactaba y enviaba a la prensa las denominadas “notas oficiosas” de publicación obligatoria, para explicar a la opinión publica sus decisiones (desde un compromiso matrimonial fallido en 1928 o la prohibición de los piropos).

 

Cuando Alfonso XIII le preguntó dónde había aprendido a gobernar Primo le respondió que “en el casino de Jerez”. Su formación autodidacta nunca le acomplejó. Muy al contrario, alardeó de ello incluso en 1926 cuando la Universidad de Salamanca le nombro Doctor Honoris Causa.

En su discurso afirmó que no merecía la distinción por sus conocimientos, “sino por ser doctor en la ciencia de la vida y en ella, recogí las enseñanzas que me prepararon para el ejercicio del gobierno”. Pero era consciente de “lo poco que valgo, reconozco y proclamo la ayuda divina que me permite ir saliendo delante en la dificilísima tarea de gobernar y administrar a 25 millones de españoles a quien no se supo administrar a sí mismo”.

Aunque le atrajo el poder no buscaba una fortuna. Se veía a sí mismo como el cirujano de hierro que describió en 1901 el intelectual regeneracionista Joaquín Costa. La idea se refería a un hombre con poderes supremos que efectuaría una política quirúrgica, sajar, quemar, resecar, amputar, extraer pus, transfundir sangre, injertar musculo…”

Esta idea sedujo a Primo de tal forma que repetía frases de Costa constantemente pero su regeneracionismo fue más retórico que vital.

Dictaba decretos sin orden ni concierto y los ignoraba cuando no le convenían. Trabajaba muchas horas pero sin disciplina. Frecuentaba todas las noches cafés y casinos hasta la madrugada. Dormía hasta las 8 o las 9 de la mañana, almorzaba y en pijama y gorro de dormir, volvía a la cama a dormir la siesta hasta las 5 de la tarde.

En ocasiones se encerraba en la casa de campo, descolgaba el teléfono y pasaba un par de días de juerga acompañado de sus amigos y por supuesto de damas. Este comportamiento además de empeorar su salud (diabetes) no contribuía a mantener el orden del país.

Un mes después de llegar al poder promulgó un decreto de incompatibilidades para evitar la corrupción administrativa: prohibía a funcionarios y políticos ocupar cargos en consejos de administración.

Pero los huecos los ocuparon afectos al nuevo régimen, que fueron dispensados de cumplir el decreto, legalizó “delegar cargos a familiares y amigos” y finalmente en julio de 1927 eximió a las empresas del Directorio de la Jurisdicción de la Ley de Incompatibilidades: Primo de Rivera eliminó las viejas redes de “clientes políticos” para implantar la propia.

Presumió de haber reducido el funcionariado en un 25% y no se despidió a más de 50 funcionarios.

Creó un laberinto administrativo de tal calibre que en 1928 el Tribunal de Cuentas llegó a la conclusión de que el dinero que recibían los funcionarios bajo diversos conceptos resultaba imposible de controlar. Por tanto su lucha contra los caciques y la corrupción quedó en pura fachada.

Lo único positivo que vivió el país fue un tiempo de recuperación económica que no está claro si se debió a una política acertada o simplemente a una bonanza económica mundial: modernización de la red ferroviaria y de carreteras, creación de confederaciones sindicales hidrográficas para sacar partido al potencial de los caudales de agua…

Presentado por Alfonso XIII en una ocasión como “su Mussolini” y admirador del líder italiano, para algunos expertos fue el inspirador del primoriverismo, un fascismo español muy particular, pero no fue capaz de implantar las estructuras creadas en Italia.

Intentó crear un sistema corporativo laboral y político, creó una Asamblea Nacional Consultiva, planeó una nueva constitución, mantuvo un pluralismo sindical limitado y cierta tolerancia política, organizó un partido único, Unión Patriótica, mezcla de patriotismo, militarismo y regeneracionismo, que no usó para conquistar el poder sino para conservarlo.

Franco recuperó estos tres aspectos y evidentemente los mejoró y adaptó a sus necesidades: la mezcla ideológica de la Unión Patriótica fue la base sobre la que se fundó el nacional catolicismo franquista.

Lo que llevó a la dictadura al fracaso fue la incapacidad para avanzar en el cruce de caminos en el que se encontraron los siglos XIX y XX, la supervivencia de algunas estructuras liberales y la creación de un estado totalitario que daba una imagen de provisionalidad, improvisación y construcción permanente.

 

La pacificación de Marruecos, la política de obras públicas y la paz laboral o la celebración en 1929 de la Exposición Iberoamericana en Sevilla y la Exposición Internacional en Sevilla no fueron suficientes para mantenerle en el poder más tiempo.

Dimitió en 1930 debido a la progresiva pérdida de apoyos políticos, militares y del propio Rey.

Con el tiempo las relaciones con Alfonso XIII se habían agriado. El Rey creía que le dominaría pero comprobó que siempre se le escapaba. Ante la posibilidad de que fuese un fracaso e intentando no verse salpicado prohibió a Primo el desembarco en Alhucemas. Pero el triunfo en esta campaña llevó al monarca a decir al primogénito del dictador “menuda suerte ha tenido el cochino de tu padre”.

Alfonso XIII se sentía prisionero de Primo de Rivera, al que llamaba El Señorito, desde 1927 año en que le pidió que abandonase el poder. La reacción del dictador fue ignorar la orden real.

Pronto se vio enfrentado al rey, al ejército y a una lista cada vez más amplia de opositores sociales. La salud del dictador era otro tema de preocupación. Sus discursos se tornaron incoherentes e incluso se rumoreó que los preparaba y pronunciaba “bajo el influjo del alcohol”.

El 28 de enero de 1930 finalmente presentó la dimisión tras una crisis cuyos verdaderos motivos se desconocen pero que apuntilló su mandato. Esa noche el General Dámaso Berenguer fue nombrado su sucesor. Preguntado por los periodistas sobre si tenía alguna idea de cómo sería su gestión Berenguer respondió “Nada no tengo ninguna”.

CONCLUSIONES

 

Los supervivientes a la Dictadura de Primo de Rivera llegaron a las siguientes conclusiones:

-Los trabajadores, la pequeña burguesía y los nacionalistas vascos y catalanes comprendieron que sí se producía otra dictadura militar esta sería centralista, militarista y defensora de la oligarquía, terrateniente y financiera.

-Los militares comprendieron que la Corona era un obstáculo para una dictadura y que debían evitar la división interna.

-La Iglesia y el Ejército concluyeron que la tolerancia de Primo con la oposición representó un claro desgaste que en el futuro debía evitarse reprimiendo brutalmente a los opositores.

La herencia de las teorías de Primo de Rivera finalmente se proyectó en el ideario de su hijo José Antonio el creador de La Falange Española.

Franco encontró en Primo de Rivera el referente básico para su régimen pero fue más allá. Consolidó el régimen y dejó claro que abandonaría el poder por decisión propia y no por imposición.

En 1945 Franco dijo: Yo no haré la tontería que hizo Primo de Rivera. Yo no dimito. De aquí iré al cementerio.

 
 
 
Blanca Rosa Fernández

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martes, 30 de septiembre de 2014

DEDICADO A QUIENES NO ACEPTAN RESPONSABILIDADES. EL PILOTO LOCO.

Dedicado a quienes se niegan a aceptar sus responsabilidades políticas y sociales...Dedicado a quienes sienten total indiferencia por El Pueblo...



El primer día que pasé en planta después de mi estancia en la UCI fue inevitable escuchar a los acompañantes de mi compañera de habitación comentando la novedad del día, de la semana y del milenio.

El mito, el padre de la patria, el grande entre los grandes había confesado públicamente que “olvidó declarar a la hacienda pública los milloncitos de su padre le había legado 34 años antes”.


A partir de ese momento se abrieron los cielos, las montañas, los sumideros de las cloacas y se añadió un nuevo capítulo al tomo escrito con letra tosca y gruesa en los últimos años sobre la corrupción política en nuestro país.


Lo cierto es que no me sorprendió, como tampoco me ha sorprendido cada uno de los casos que hemos conocido desde que la crisis económica dejó al descubierto los cimientos sobre los que se asienta lo que tantos “entendidos” llaman “democracia ejemplar”.


De regreso a casa tras el alta hospitalaria y mientras trataba de recuperarme, recordé una historia que leí 4 años antes cuando una buena amiga me regaló un libro que pensó que me resultaría interesante.


No se equivocó. Me resultó interesante. Pero también me produjo una terrible sensación, mezcla de inquietud, tristeza, rabia…


Se trata de la reedición del libro que hizo pública la correspondencia que durante varios años cruzaron Günther Anders y Claude Robert Eatherly, la correspondencia de Eatherly con otros personajes destacados de la segunda mitad del siglo XX e información aparecida en la prensa.



Günther Anders, (primer esposo de la intelectual Hanna Arendt )reconocido filósofo e intelectual de origen judío, emigró tras la llegada de los nazis al poder, primero a París (1933) y finalmente a EEUU (1936).

Anders, una de las voces más destacadas del movimiento antinuclear mundial, surgido tras la Segunda Guerra Mundial, falleció en 1992.
A pesar del tiempo transcurrido sus publicaciones son referencia obligada para analizar las diferentes crisis a las que Occidente se ha enfrentado en las últimas décadas.



A lo largo de 254 páginas Eatherly, Anders y el resto de las personas que prestaron atención al primero nos ayudan a comprender (que no a compartir ni justificar) la Historia Contemporánea más reciente.


Pero es con la Carta 42 (página 158) cuando descubrimos la verdad sobre un episodio que se ha manipulado desde el principio, desde el momento en que se conoció.


Cuenta Eatherly en la carta fechada el 8/8/1960 la verdad sobre la acción de guerra, la misión en la que participó y que transformó su vida y la decenas de miles de personas de forma dramática.


El 6/8/1945 a las 01:45 AM Eatherly despegó de la base aérea de las Islas Marianas, al mando del Straight Flush un B-29 cuya misión era valorar las condiciones meteorológicas que permitiesen llevar a cabo una misión que debía convencer al enemigo “del poder de destrucción de las nuevas armas desarrolladas y forzar la paz y poner fin a la guerra”.


El objetivo era un puente situado junto al cuartel general del enemigo a 1km de distancia de una ciudad que “no debía ser destruida”.


A las 07:30 AM Eatherly dio luz verde al comandante Tibbets que a bordo del Enola Gay (bautizado así en honor a su madre) debía dejar caer sobre el objetivo la Little Boy, la primera bomba nuclear de la historia.


Todo indicaba que la misión se llevaría a cabo sin novedades, pero cuando Tibbets a las 08:15 AM lanzó la bomba, las condiciones meteorológicas habían cambiado en cuestión de minutos y erró el blanco: la ciudad quedó totalmente destruida.


Eatherly tras llevar a cabo “la misión” regresó a la base de Tinián (situada en una isla del Pacífico) en la que esperó la desmovilización junto a otros miembros del ejército de USA.


Cuando recibió información sobre el resultado final de la misión, pasó días enteros sin hablar con nadie.


Lo que se diagnosticó como “fatiga de combate” puesto que se consideró que el comandante presentaba el mismo cuadro “que otros combatientes habían experimentado desde 1943 tras meses de combate intenso e ininterrumpido”.

Tras dos semanas de tratamiento intensivo en una clínica de Nueva York parecía que Etherly estaba preparado para incorporarse a la vida civil.




En 1947 le licenciaron y trató de emigrar al sentirse horrorizado por la política de su país.


Pero regresó a casa, a su localidad natal, junto a su esposa Concetta Margetti con la que se había casado en 1943. Consiguió empleo en una multinacional petrolera en Houston, estudiaba Derecho de noche, compró una casa con jardín, fue padre, ascendió socialmente, pero… cada noche se enfrentaba a sus fantasmas y necesitaba beber y tomar pastillas para dormir.


En esa época empezó a meter billetes en sobres, los acompañaba con cartas en las que pedía perdón y se declaraba culpable y los enviaba a la ciudad que había bombardeado por error.


En 1950 intentó suicidarse en la habitación de un hotel de Nueva Orleans pero fue hallado con vida y tras permanecer dos días en el hospital, le dieron el alta e ingresó voluntariamente en el hospital militar de Waco.


Seis semanas después recibió el alta pero al no sentirse mejor dejó su cargo como ejecutivo en la petrolera y se dedicó a trabajos manuales en los campos. El esfuerzo físico le permitió dormir por un tiempo pero los fantasmas regresaron.


Entonces tomó una decisión: convertirse en antimilitarista y desenmascarar su supuesta heroicidad.


A principios de 1953 inició una escalada de pequeños delitos que le llevaron ante distintos tribunales de su país, Nueva Orleans, Dallas…


Eatherly confiaba en que en algún momento le permitiesen hablar ante el tribunal y declararse culpable “del bombardeo”.
Lo único que consiguió fue regresar de nuevo al hospital militar de Waco para someterse a tratamiento psiquiátrico.


El ejército reconoció que sufría un trastorno ocasionado por la guerra y le concedió una pensión mensual de 132$.


No le consideraban un criminal, ni le concedieron la posibilidad de “expiar su inmensa culpa a través de la gracia de un castigo”.


El Doctor McElroy medico en jefe del hospital de Waco aconsejó que el paciente se sometiese a choques insulínicos.


Eatherly aceptó la terapia, se sometió durante 6 meses a la misma 4-5 veces por semana, trasladándose finalmente a la ciudad petrolera de Beaumont en donde residía la familia de su esposa.


El matrimonio estaba roto y Concetta pidió primero la separación y más tarde el divorcio que incluía la prohibición de que viese a sus hijos y la renuncia a recibir ayuda económica.


Eatherly respetó la primera decisión pero continuó pasando una ayuda para la educación de sus hijos a su ex-mujer.


Entre 1954-1959 la vida de Eatherly transcurrío entre tribunales y hospitales, actos de rebeldía (asaltaba cajeros sin llevarse el dinero, forzaba oficinas de correos sin tocar la caja…)
No obstante por primera vez la opinión pública conoció su historia, la historia del “piloto loco”.

Él era el único sano y cuerdo en una sociedad cada vez más enferma. No logró desacreditar al ejército porque las Fuerzas Aéreas aparecieron ante la opinión pública como “camaradas que han librado a Eatherly de la cárcel y le han cuidado en hospitales especializados.

Lo único que sus compatriotas sintieron por él fue una mezcla de compasión y curiosidad.
En la primavera de 1959 Günther Anders que residía de nuevo en Viena, encuentró un artículo sobre la historia de Eatherly.


Anders, una voz respetada mundialmente leyó entre líneas y comprendió el drama de Eatherly, (como Emile Zola comprendió el alcance del caso Dreyfus), convirtiendo la historia del comandante en suya.


Lo que los fármacos y los hospitales, los neurólogos y los abogados no consiguieron lo consiguió Anders: dar paz, seguridad y esperanza al alma atormentada de Eatherly.


Gracias a su nuevo y único amigo el comandante encontró un sentido a su vida.
Cuando Eatherly mostró una clara mejoría gracias a la correspondencia que mantenía con Anders, el gobierno, el ejército de EEUU comprendieron que era en ese momento cuando resultaba verdaderamente peligroso.

Había consagrado su vida a luchar por la paz, a hablar al pueblo norteamericano y al resto del mundo de los peligros de la amenaza nuclear.


Y a pesar de que se le podía considerar “cuerdo y rehabilitado” no lograba el alta hospitalaria, que solicitaba una y otra vez.


Ese nuevo hombre se comportaba de forma ejemplar, templada, serena… no ofrecía argumentos a quienes le privaban de libertad para que se lo pusieran más difícil.


En 1961 Anders logró que la correspondencia que habían mantenido en esos años se publicase. El propósito del filósofo era doble. Por una parte dar a conocer a la opinión pública la verdad sobre Eatherly, por otra obtener beneficios que mejorasen su economía.

Eatherly logró finalmente la libertad ansiada. Pero no porque las autoridades se la concediesen sino porque huyó del hospital.

En las páginas finales del libro Anders afirma que “Eatherly era libre aun antes de elegir la libertad. (…) Cada vez nos vemos más obligados a restringir el ejercicio de nuestra responsabilidad a los estrechos límites de la esfera privada (…) Eatherly en cambio se negó a aceptar esta restricción. Y su negativa, su constante predisposición a responsabilizarse de las consecuencias de actos en los que tan sólo participó, esta negativa y esta predisposición son actitudes pioneras en el continente moral del presente”.

Günter Anders cierra el libro en la ciudad de Viena el 26 de febrero de 1962 con esta reflexión:


En efecto, el término “democracia” hace referencia a una situación en la que el individuo no sólo se hacer responsable de sus propios actos o de su trabajo, sino también de las consecuencias de dichos actos, que afectan al resto de los ciudadanos y a los seres humanos en general. La misma definición de democracia se contradice con la especialización y la división del trabajo, que hoy se ha transformado en una estricta división de responsabilidades. Antiguamente, el sastre, el panadero o el leñador de una comunidad (…) tenían derecho a intervenir en los concejos municipales y a decidir juntos sí, por ejemplo, era conveniente o no construir un puente sobre tal o cual rio. Cuando así lo hacían, no hablaban del puente del sastre, del panadero o del leñador sino del puente del pueblo para el pueblo. Cuando hoy después de deliberar, varias personas deciden que no hay que destruir el puente hacia el futuro, sólo hacen lo que ya hicieron sus antepasados: ejercer sus derechos democráticos.”



Claude Richard Eatherly murió en 1978 en el Hospital Militar de Waco y fue enterrado junto a su esposa.






EPILOGO

Imagino que ya sabéis que la ciudad bombardeada por error aquel 6 de agosto de 1945 fue Hiroshima.


El 9 de agosto de 1945, tres días más tarde, el Enola Gay bombardeó la ciudad de Nagashaki.


Japón se rindió el 15 de agosto y el 2 de septiembre a bordo del acorazado USS Missouri se hizo efectiva la aceptación de los términos de la Declaración de Postdam.


No diré que las políticas de post-guerra de otros países implicados en la segunda gran guerra del siglo XX fuesen acertadas o que sus estructuras político-administrativas sean ejemplares.

En el sótano de cada país, de cada sociedad, encontramos esqueletos, fantasmas y errores del pasado graves y vergonzosos.


Pero como no conozco lo que sucede en otras latitudes y vivo aquí…


Considero que en este país las cosas no se hicieron bien. Y no hablo del periodo de Post-Guerra.


Hablo del tan ponderado y alabado periodo de Transición.


Hablo de una Constitución que se pactó con los vencedores de la Guerra Civil bajo un rumor sordo de sables.


Hablo de unas instituciones y una Carta Magna que no responden a las necesidades de la población de este siglo XXI.


Hablo de la incapacidad de aceptar responsabilidades por parte de quienes gobiernan y continúan tratando al pueblo como menor de edad.


Hablo de la necesidad de limpiar esta casa común y hacer que nos sintamos tranquilos y orgullosos de lo que tenemos y podemos lograr…


A quienes hablan de la Transición, de la Constitución… de ese cacareado juego democrático que “generosamente nos regalaron”… creo que es momento de tomar decisiones, aceptar responsabilidades y hacer las cosas con honradez.

Creo que muchos y muchas deberían asumir “la culpa, la responsabilidad” con el mismo fervor que hizo el comandante Eatherly “el piloto loco de Hiroshima”…

Porque cada céntimo desviado de las arcas públicas, cada céntimo aceptado de comisión por enriquecer y favorecer a gente sin escrúpulo, cada recorte que pone en peligro la vida del pueblo, cada mal paso de los que se han dado y los que al parecer pretenden hacer… son en cierta forma pequeñas Hiroshimas, pequeñas Nagashakis…

Con la diferencia de que ustedes si saben cual es el resultado final, cual es la solución a la ecuación causa-efecto.





Portada de "El Piloto de Hiroshima. Más allá de los límites de la conciencia". Günter Anders. Correspondencia  entre Claude Eatherly y günter Anders. Paidos Contextos.

Foto: Claude Robert Eatherly de Richard Avedon, 1963.



Blanca Fernández
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domingo, 24 de agosto de 2014

LA PEQUEÑA BALBOA Y EL QUIRÓFANO...UN MES DESPUÉS...

Hola…
¿Qué tal? ¿Has tenido vacaciones?...

Oh perdona tal vez, por no decir que seguro, que no me recuerdas.

Pero yo no puedo olvidarte y creo que nunca podré hacerlo, a pesar de que tan solo vi tus ojos y tu rostro cubierto por la mascarilla que probablemente empleaste en quirófano para respetar las normas de asepsia en el transcurso de una intervención.


Recuerdo que te respondí de forma clara a las preguntas que me hiciste según marca el protocolo de preparación del paciente para entrar en quirófano.


Y recuerdo que me miraste sorprendida (sé que eres mujer) cuando comprobaste que los nódulos que en principio el diagnostico situaba en el lado izquierdo del cuello estaban presentes también en el lado derecho.

Y también recuerdo que respondí a tu mirada asombrada con cierta irónia “si, han crecido un poquito más de la cuenta…creo que es lo que pasa cuando la lista de espera se alarga 7 meses”.


Y no olvido que una y otra vez os repetí a ti y a la cirujana que estaba en vuestras manos y que confiaba en vosotras.

Luego me llevaron a quirófano y el equipo me colocó sobre la camilla en la que estaba previsto que se desarrollase la intervención.

Y a partir de ahí…
La nada más absoluta.
La oscuridad más densa.

Me faltan 5 días y 4 noches de mi vida que
he reconstruido de forma imperfecta e incompleta.

De igual forma que reconstruyes una figura de porcelana o cristal que se rompe tras caer al suelo. Siempre faltan pedacitos, trocitos, matices… y el dibujo es incompleto. Ya nada es lo mismo. Nada es igual.

Al parecer el fallo se produjo en la primera fase de la anestesia general, conocida como inducción.


Me administraste la anestesia y al proceder a la llamada “entubación endotraqueal”, es decir a introducir un tubo por la traquea para brindarme el soporte ventilatorio adecuado… descubriste que las cosas no eran como esperabas, como esperabais.

Al parecer nadie considera necesario que la o el paciente se someta unos días antes de la intervención a un proceso de diagnóstico por la imagen, como por ejemplo una simple ecografía para comprobar si la morfología de los órganos del paciente ha sufrido cambios significativos.


Y ahí estaba el detalle como decía Cantinflas…que los nódulos que habían invadido el lado derecho de mi cuello también habían desplazado mi tráquea hacia la derecha, lo que resultó un obstáculo en el momento de proceder a la entubación.

Hubo un primer intento pero no salió bien…y a pesar de que lo más correcto, aconsejable, prudente hubiese sido decir “un momento, hay algo que no veo claro… ¿podríamos echar un vistazo a la traquea, podría bajar alguien de Rayos?”… al parecer hubo un segundo intento de entubarme tan firme y fuerte que se saldó con mi cuerpo colapsado, la presencia de un otorrino que hizo el milagro de que la intervención siguiese adelante si o si… y que yo pasara los restantes días y noches en la UCI con ventilación mecánica, monitores y demás parafernalia y mi padre y mis amig@s entrando en la UCI y saliendo sin entender nada, sin comprender que había pasado.

Por lo que respecta a la fase de anestesia de mantenimiento y salida se cumplieron perfectamente pero evidentemente se alargaron en el tiempo.


La intervención en si fue un éxito y la cirujana y su equipo actuaron según lo previsto en estos casos.

La recuperación te aseguro que está resultando frustrante.


Digamos que me cuesta un poco ponerme de acuerdo con mi cuerpo y con la nueva medicación.


Pero mira…los días y las noches de UCI y la lentitud con la que mi cuerpo se recupera los doy por bien empleados si


-por un segundo esta experiencia te sirve para recordar que la rutina, el exceso de confianza y demás cuestiones no son válidos a la hora de tratar a una paciente.


-la próxima vez que compruebes que algo no marcha, que algo no se ajusta a lo que en medicina se llama “de libro” es mejor detenerse y meditar antes de continuar.


-en algun momento tú y tus colegas proponéis a la más alta instancia que un preoperatorio debe incluir ciertas pruebas realizadas en los días previos a la intervención y que un preoperatorio no puede tener validez para seis meses, porque el cuerpo experimenta cambios constantemente.


-cada vez que tengas a alguien en tus manos, indefenso y vulnerable echado en una camilla, recuerdas que es una persona y no una estadística.


En fin que espero que hayas tenido un buen verano…yo te aseguro que sí que lo estoy disfrutando…porque lo más importante es que estoy viva… viva… y si me cuido un poquito y hago las cosas bien probablemente tendré la oportunidad de aprender más cosas y conocer a más gente maravillosa.

Por favor, no olvides que cuando alguien entra en un quirófano, está en tus manos…nunca lo olvides…no importa la presión que estés sufriendo, ni lo mal que vayan las cosas en el sector de la sanidad… no importa…tan solo importa el paciente y que llegue a la fase final, aquella fase en la que despierta y recobra su vínculo con el mundo, con quienes le aman… con la vida.


En cuanto a la conclusión de mi médica de cabecera sobre el tema resulta sorprendente la falta de rigor científico que contiene.

Tras contarle mi aventura en quirófano su conclusión tras años de estudio, residencia y demás fue que "soy gafé". Es decir que el proceso que he experimentado hace exactamente un mes, se debe simple y llanamente a que "soy gafé"...

Ah...y a quienes me dicen "bueno pues ahora a seguir adelante y a olvidar el tema"... os diré que no resulta sencillo olvidar lo que en realidad no recuerdas pero que tu cuerpo no olvida...

Sabéis...es que es a mi a quien le ha sucedido y es mi cuerpo el que decide como superar el día a día. No obstante gracias por todo.




Blanca Fernández

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