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lunes, 30 de diciembre de 2013

SHACKLETON: HISTORIA DE UN LIDER

 
 
 


No lo puedo evitar. Cada vez que leo alguna nueva información sobre él vuelvo a sentirme fascinada por su historia.

Hace unos minutos se ha anunciado que entre los objetos que forman parte de la cabaña que ocupó junto a sus hombres en la Antártida han sido halladas alrededor de unas 100 fotografías que permiten conocer el paisaje y las condiciones de esa tierra extrema hace más de 100 años...
 


Se llamaba (Sir) Ernest Henry Shackleton, nació el 15-2-1874 en Kilkea (Condado de Kildare, Irlanda) y murió el   5-1-1922 abordo del Quest tras recalar en Rio de Janeiro a causa de un infarto de miocardio miocardio.

 
Por expreso deseo de su esposa Emily Dorman, con quien fue padre de Raymond, Cecily y Edward, fue enterrado en Georgia del Sur.
 

Tumba de Shackleton

Aunque condecorado con la Legión de Honor, las Ordenes de la Estrella Polar, de Dannebrog y de Santa Ana y la Real Orden Noruega de San Olaf siempre se presentó ante el mundo como explorador polar. Ni más ni menos.

En estos días en los que está tan de moda hablar de liderazgo, coaching, telemarketing, branding y demás algunos de los gurús que dan lecciones de como mejorar nuestra vida laboral y social  citan  como el líder perfecto a Shackleton.

El motivo es sencillo: desde agosto de 1914 hasta mayo de 1917 Shackleton vivió junto a su tripulación una de las aventuras más duras que jamás pudo imaginar en la tierra extrema y hostil de la Antártida y aunque no logró los objetivos marcados al principio, logró mantener con vida a todos sus hombres y devolverles sanos y salvos a casa.

Ese fue su logro. Mantener el espíritu de grupo, la disciplina, la camaradería, crear actividades que les permitiera sobrevivir y regresar con vida junto a sus familias.

La Tripulación del Endurance tras quedar a merced del hielo


Desde  niño  sintió la necesidad de vivir aventuras algo que le llevó finalmente a enrolarse como marino mercante en diversas compañías, recorriendo los Siete Mares.

Su primera experiencia en tierra polar fue como 3er oficial de la Expedición Discovery (1901-1904) liderada por el capitán Robert Falcon Scott. Desafortunadamente tuvo que abandonar su puesto y regresar a Inglaterra por motivos de salud.

Determinado a superar aquella sensación de fracaso personal volvió a la Antartida en 1907 como líder de la Expedición Nimrod.

En enero de 1909, Shackleton y sus tres compañeros iniciaron una marcha que les llevó al punto situado más al Sur que jamás hubiese pisado ser humano alguno, latitud 88° 23′S,a unos 190 km del Polo Sur, y al descubrimiento de la localización del Polo Sur magnético. Por ello a su regreso fue nombrado Sir por el rey Eduardo VII.

A pesar de que la carrera por conquistar el Polo Sur acabó con la victoria de Roald Admunsen y de que prometió a su mujer que jamás volvería a aquella "tierra del Sur" no dejó de pensar en los retos que podía asumir y en lo que le quedaba por hacer.

La familia de Shackleton

Entre expedición y expedición se embarcó en negocios desastrosos que le arruinaron. Para mantener a su familia se dedicó a viajar por el país como conferenciante.

Pero las noticias sobre Admunsen y algunos encuentros con otros exploradores le llevaron a proyectar una nueva expedición centrada en cruzar la Antártida de punta a punta pasando a través del Polo.


Endurance


La empresa recibió el nombre de Expedición Imperial Transantártica (1914-1917) y se llevó a cabo con el Aurora como nave de apoyo y a bordo del Endurance que quedó atrapado en el hielo.
"Se buscan hombres para viaje peligroso, sueldo bajo,  frío extremo, largos meses de completa oscuridad, peligro constante, no se asegura retorno con vida, honor y reconocimiento en caso de éxito".
 
Este es el anuncio, al que respondieron 4.000 personas, que puso para la expedición a la Antártida.

Durante meses Shackleton y sus hombres permanecieron a bordo de la nave pero la abandonaron al comprobar que el hielo la estaba aplastando lenta e inexorablemente.


El hundimiento del Endurance


Antes de que el Endurance se hundiese en las frías aguas antarticas la expedición tuvo tiempo de rescatar todos los elementos, objetos y herramientas que precisarían para sobrevivir durante lo que sería un largo periodo de tiempo. Durante semanas se alimentaron con la carne de algunos de los perros. El resto fueron reservados para tirar de los trineos.  

Cuando la  situación fue extrema, Shackleton dejó a parte de sus hombres en el campamento en que vivían y a bordo de un bote reforzado y mejorado con restos del Endurance logró llegar a un campamento ballenero.

Desde allí se trasladó a territorio chileno y con la ayuda de un barco de la armada de ese país viajó de vuelta y rescató a sus hombres, que habían sobrevivido.

Antes de pensar en volver a casa se incorporó a la expedición que partió en ayuda del Aurora, barco de apoyo del Endurance, que había logrado distribuir suministros en diversas zonas de refugio pero que al igual que la nave principal quedó atrapado en el hielo perdiendo en el viaje a tres miembros de la tripulación.

Al regresar a Inglaterra el mundo estaba inmerso en la Primera Guerra Mundial y Shackleton era viejo para prestar servicio y estaba demasiado enfermo, sin olvidar que bebía en exceso.

A pesar de que pidió que le enviasen al frente francés, en octubre de 1917 fue destinado a Buenos Aires para impulsar la propaganda británica en Sudamérica, pero su nula preparación diplomática no permitió que cuajase el intento de persuadir a Argentina y Chile para implicarse en el bando aliado de la Triple Entente.

En abril de 1918 se involucró brevemente en una misión destinada establecer presencia británica en la isla noruega de Spitzbergen bajo la tapadera de una operación minera pero ya en el viaje de ida enfermó de un posible ataque al corazón del que no se recuperó puesto que fue nombrado para una expedición militar a Múrmansk al Norte de Rusia.

En marzo del 1919 regresó con numerosos planes para el desarrollo económico del norte de Rusia, pero en plena recaudación de fondos para ponerlos en marcha la región cayó bajo control de los bolcheviques.

Así que volvió a las conferencias y publicó en diciembre del mismo año South, su propio relato de la Expedición Endurance. Por su esfuerzo en el norte de Rusia durante la guerra, fue nombrado oficial de la Orden del Imperio Británico.

La última vez que se embarcó rumbo a una nueva expedición fue en el otoño de 1921. El hombre que es considerado el líder por excelencia ya no regresó a casa.
 


El Quest zarpa de Londres

Durante décadas la memoria de su rival el capitán Scott eclipsó el legado de Shackleton.

Mientras que Scott fue homenajeado a través de monumentos, estatuas, vidrieras y una amplia lista de títulos dedicados a sus logros, Shackleton tan solo mereció una vidriera y un opúsculo publicado en 1943.

Las tornas cambiaron en 1959 cuando vio la luz el libro Alfred Lansing Endurance:El Increíble Viaje de Shackleton (Endurance: Shackleton's Incredible Voyage).

A partir de ese momento Scott sufrió la comparación póstuma con Admunsen y la sociedad británica aceptó que el héroe tenía un lado negativo y poco conocido.

En 2001 Margaret Morrell y Stephanie Capparell presentaron a Shackleton como un modelo de líder corporativo en el libro El Método Shackleton: Lecciones de Liderazgo del gran explorador del Antartico (Shackleton's Way: Leadership Lessons from the Great Antarctic Explorer).

Desde esa fecha numerosas universidades ofrecen cursos basados en las decisión que tomó en aquella expedición y su legado se estudia minuciosamente.


El descubrimiento que hoy se ha hecho público sobre las fotografías de la expedición encontradas en la llamada cabaña de Scott no es el primero que nos acerca a Shackleton y a sus hombres.


La Cabaña de Scott
Cocina de la Cabaña con restos de pan


Cajas de galletas

El 4 de febrero de 2010 cinco cajas de whisky y coñac que pertenecieron al explorador fueron encontradas en el hielo antártico tras permanecer ocultas más de un siglo.
Aunque algunas de las cajas se abrieron y se formó hielo en su interior, lo que hacía muy delicada la extracción de su contenido, al moverlas se podía escuchar ruido de líquido en el interior.

El olor de whisky que salía del hielo indica también que hay botellas llenas en el interior, aun cuando una o varias pudieron haberse roto.   

 
 
 
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Blanca Fernández

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