No lo puedo imaginar…
¿Te imaginas sí…?...
Cierra los ojos e imagina que…
Imaginemos que…
Frases que ponen de
manifiesto lo poderosa que resulta la imaginación. Un espacio que no podemos
medir o definir pero que sabemos que existe.
Lo sabemos desde que somos
niños hasta que dejamos esta tierra porque la empleamos de formas muy diversas.
La
imaginación es un gran cuaderno en blanco, que utilizamos una vez y otra y otra
y otra...sin que se deteriore, sin que pierda brillo o color.
Está disponible a
cualquier hora del día o de la noche, podemos llevarlo con nosotros, no pesa,
no ocupa espacio.
Adquiere
el tamaño y la textura que más conveniente resulte. Sus hojas pueden ser
blancas, azules, amarillas, ralladas, a cuadros, milimetradas, estar sujetas
con anillas, en espiral…
La
imaginación puede ser de papel, de tela, de lana, de madera, de arcilla…nosotros
decidimos como será en función del momento en que la usemos. Es poderosa, muy poderosa.
Nos permite vivir nuestra vida de forma
distinta a como la vivimos. Ni peor ni mejor. Solo diferente.
Ese
espacio intangible pero poderosamente real nos permite o al menos eso es lo que
creemos, planificar determinados instantes o momentos de nuestra vida a corto,
medio o largo plazo. Convertimos la imaginación en un espacio en el que podemos
redactar el borrador de nuestra vida.
Escenas,
diálogos, acciones, reacciones, colores, sabores, texturas…incluso la música que
debería sonar para que cada escena tenga el ritmo adecuado.
Pero
en ocasiones olvidamos que la imaginación es solo eso, imaginación.
Un espacio
intangible en el que todo resulta ideal y perfecto.
Un espacio en el que somos
dueños y señores de emociones, sensaciones, pasiones…en el que las manejamos a
nuestro antojo.
Las ordenamos, moldeamos, saboreamos, disfrutamos…y que no se
reduce al espacio breve e intenso del sueño.
Llega
un momento, en que ese espacio por el que nos movemos seguros y protegidos, que
hemos explorado hasta la última consecuencia, amenaza con desbordarse.
Es
el momento en el que nos vemos obligados a tomar una decisión muy importante,
vital, crucial.
Elegir
el instante en el que la imaginación debe traspasar la delicada frontera con la
realidad. Permitir que las imágenes imaginadas se conviertan en volúmenes con
vida. O quizás volcar esas imágenes sobre la superficie real de una hoja de
papel.
Volcar
nuestro esbozo sobre una hoja de papel nos permitirá controlar un poco más el proceso
y estaremos seguros de no perder la esencia de nuestras criaturas.
Pero podemos ir más allá y llevar nuestra creación hasta el último extremo, la vida real, nuestra vida.
Su
tomamos esa decisión, si nos arriesgamos en la mayoría de los casos no estamos
preparados para enfrentar el resultado.
Porque
la imaginación es poderosa pero la realidad lo es mucho más y en la mayoría de
las ocasiones lo imaginado es mucho mejor que lo real.
No
obstante en alguna ocasión la realidad es mucho más excitante que la
imaginación.
Tras
una larga ausencia, espoleada por la fe inagotable de alguien que cree en mis
posibilidades, mi imaginación ha despertado y se desborda y no cesa y no se
agota sino que se renueva y cada día regresa plena de estímulos excitantes.
Hace
pocas horas he trasladado una parte de lo que he imaginado en los últimos meses
a la realidad. Y ha sucedido. Lo que imaginé durante una eternidad no es ni
mejor ni peor. Solo diferente.
Aunque
debería sentirme liberada, me siento extraña.
He logrado lo que quería.
He
llegado al punto al que quería llegar.
He pagado un alto precio por ello.
Pero
supongo que todo es demasiado reciente como para apreciar los matices que hacen
que este instante sea diferente de otros.
Mientras
redescubro mi vida y asimilo los cambios, continuaré creando esbozos y experiencias
en mi imaginación, volcándolas sobre el papel.
Aunque
teniendo en cuenta que ya hace tiempo, mucho tiempo que no escribo sobre papel,
sino sobre un hoja de papel virtual que aparece en la pantalla de mi portátil,
creo que lo mejor será tener mucho cuidado con lo que imagino, con lo que deseo…porque
ya dijo un sabio “ten cuidado con lo que
deseas porque puede que se haga realidad”.
Así
que lo he decido.
Seguiré imaginándote, pensándote.
Seguiré creando imágenes y
escenas en las que aparezcas. Seguiré dibujando primeras veces.
Quien sabe, si
a fuerza de imaginarte y desearte, traspasas las barreras del espacio y el
tiempo y te quedas a mi lado.
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