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miércoles, 8 de mayo de 2013

ESTAR EN PARO:ENTRE EL LIMBO Y LA NADA


Se me acumula el trabajo. Bueno no lo interpretéis de forma literal. Se me acumula el trabajo que me impongo diariamente para mantenerme activa y productiva, para no perder agilidad mental y física.

Porque si, querid@s amig@s sigo sin trabajo, sigo siendo uno de los escollos que molesta a Mariano Rajoy Brey, sigo siendo una de las piedras en su famosa senda hacia el desastre, sigo siendo una de las componentes de esta legión de desemplead@s que ya supera los 6 millones de personas diga lo que diga el gobierno.

Estar desemplead@ es una prueba de resistencia moral, mental y física.

Moral porque te han enseñado que debes trabajar para ganarte el pan que comes y ahora eso es imposible. Por tanto cada miga de pan que te llevas a la boca tiene el inconfundible sabor de la culpabilidad, de una amargura parecida a la de las hierbas amargas que acompañan algunos platos de la pascua judía para recordar las amarguras del cautiverio en Egipto.

Moral porque debes dinero, a todo el mundo. Sin la ayuda de familiares y amig@s que por el momento conservan su puesto de trabajo resultaría imposible no ya hacer frente a los gastos más básico, sino incluso comer.

Moral porque te sientes como una nueva especie de parasito social, porque te sientes culpable incluso por respirar.

Física porque debes sacar fuerzas de donde no hay, para resistir cada golpe, porque en ocasiones ni siquiera tienes para comer y es difícil enfrentar un nuevo día.

Física porque no duermes pensando en cómo serán las cosas cada amanecer.

Física porque te cansas de escuchar siempre lo mismo, que no hay salida.

Lo que te queda, lo único que te han dejado, es la capacidad de reinventarte y tratar de seguir en pie por si llega el día en que la situación cambie.

Lo peor es que para cada pequeño paso necesitas dinero. Un dinero que no tienes y que o no te atreves a pedir o no puedes pedir porque ya estás tan endeudada que no quieres cruzar un nuevo límite.

Entre mis rutinas diarias se encuentran intentar madrugar, algo que consigo a duras penas no solo porque paso las noches pensando cómo conseguir ingresos, pagar facturas y comer, sino porque el dolor continuado característico de la fibromialgia y el proceso reumático que afecta a mis huesos me impiden descansar.

También dedico buena parte de mi tiempo a mantenerme informada sobre actualidad, posibles ofertas de trabajo o las novedades del mercado laboral.

Y no podemos olvidar los momentos dedicados a la burocracia. Momentos infinitos, eternos y a todas luces estériles.

Hace pocos días una cadena de televisión privada dedicó todo un programa a mostrarnos porque Alemania es tan estupenda y tan moderna y tan europea y civilizada y porque España es tan tan tan…España. Me llamó especialmente la atención un comentario sobre subsidios y la ayuda económica que el estado presta a l@s desemplead@s.

Nos contaron que el subsidio por desempleo alemán tiene una duración de un año. Luego si no tienes suerte y por tanto no te puedes incorporar al mercado laboral, el estado te ayudará a sobrevivir. Pero nada es gratis. Siempre deberás estar a disposición del estado y si se te requiere para una tarea cumplirla.

Me parece bien. Es más o menos lo que yo propuse hace unas semanas a la trabajadora social que me “atendió”. La entrevista empezó tarde porque antes que a mi atendió a otras personas. No voy a entrar en valoraciones sobre las visitas anteriores y las que estaban esperando a que yo saliese del despacho.

La trabajadora social me preguntó sobre los motivos de mi visita. Estuve tentada de decirle que “me aburría en casa y quería ampliar mis relaciones sociales” pero me abstuve. Cuando acudes a la asistenta social “ es obvio porque lo haces. Pero imagino que debe ser una pregunta estándar del cuestionario.

Una vez desgranada mi lamentable historia personal y económica, entre llantos porque ese día me sentía más huérfana y desvalida que nunca, me dijo que como pagaba mis facturas, era capaz de proveer de alimentos a mi padre y lo más importante el piso en el que vivimos es de propiedad para mí y mi familia no estaba prevista ayuda alguna. Estaban desbordados y no había presupuesto suficiente.

En un momento de creatividad mental, le comenté que no pedía ayuda sin ofrecer nada a cambio que si era necesario dentro de mis limitaciones físicas me veía capaz de ofrecer mis servicios en alguna escuela o centro cívico o división municipal (los servicios sociales a los que acudía son los de la ciudad más chachipiruli del mundo mundial Barcelona) como recepcionista o telefonista.

La respuesta fue rápida y tajante. Aquel despacho era el de Servicios Sociales no la oficina de una ETT.

Así que podéis imaginar la risa floja que me entró cuando escuché lo bien que lo hacen en Alemania y lo mal que lo hacemos aquí.

Otro de las visitas obligadas fue al INEM-SOC para informarme sobre la posibilidad de solicitar un subsidio mientras espero que lleguen tiempos mejores.

Mi última prestación por desempleo (6 meses x 139 Euros) me llegó en marzo. Las normas exigen que antes de solicitar ampliación del subsidio debe transcurrir un mes natural y en los quince días posteriores puedes informarte y hacer la solicitud.

Pedí cita previa y me la concedieron para el día 30 de abril. Pero una vez en la oficina me dijeron que debía esperar una semana más.

Antes de marcharme pregunté al simpático joven que me atendió sobre la dirección y el teléfono de la oficina a la que debía dirigirme para solicitar la valoración de un tribunal médico en relación con mis problemas físicos, que incluso los trabajadores del INEM-SOC creen que constituyen un obstáculo para mi reinserción laboral.

El amable joven me entregó una nota con los datos solicitados. Pero para mi sorpresa, al llegar a casa comprobé que no eran correctos y necesité realizar varias llamadas a los servicios telefónicos municipal y autonómico de información, antes de descubrir que la citada oficina de INSS había sido trasladada.

La nueva cita previa para el INEM-SOC marcada para el 6 de mayo estuvo a punto de costarme un disgusto. En la hoja de registro figuraba mi DNI pero no mi nombre. Malditos procedimientos automatizados.

Tras una hora de espera me encontré de nuevo frente a otra amable joven que me informó de que tenía derecho a una prestación de seis meses de duración. Pero no se me ha aplicado el supuesto de que soy mayor de 45 años. Directamente se me aplica el supuesto de “soltera sin cargas familiares. Falta poco para que además añadan una casilla con datos como “es mujer y utiliza bastón para caminar, con sobrepeso, no es guapa”.

Dicen que en el transcurso de los próximos 15 días me informarán sobre si se aprueba según el reglamento que reciba esta prestación de seis meses. Así que no sé si me la concederán y cuál será la cantidad puesto que no me he casado ni he sido madre.

Como la entrevista se resolvió rápidamente dirigí mis pasos a la oficina del INSS para iniciar el trámite para solicitar el dictamen de un tribunal médico. La conversación con la dama que me atendió fue digna de un buen guion de comedia.

Ventanilla.- (tras mi solicitud de la instancia a rellenar) Necesito su DNI. Lo fotocopiaré para adjuntarlo a la instancia…está segura de que nunca ha estado aquí ¿verdad?

Yo.- Si señora totalmente segura (desde luego esas cosas no se olvidan)

Ventanilla.- Pero segura segura ¿verdad? Mire que podemos saber si no es cierto porque su nombre aparecerá en la pantalla si existe un expediente previo…

Yo.- De verdad que es la primera vez (falto que jurase por lo más sagrado)

En los siguientes minutos me dediqué a rellenar la instancia con los datos que se me solicitaban. Una vez cumplimentado el tramite nuestra conversación se reanudó…

Yo.- Ya he acabado…

Ventanilla.- Muy bien…a ver…(segundos dedicados a la lectura entre dientes de mis datos)… Oh se ha dejado una casilla por marcar…

Yo.- Lo siento…

Ventanilla.- No se preocupe…veamos…la solicitud para que un tribunal médico emita un dictamen sobre posible incapacidad…

Yo.- Si…

Ventanilla.- ¿Es para incapacidad física o psíquica?

Yo.- (tras respirar hondo y no dejar de sonreír) Física, física de momento…pero si las cosas siguen así…tal vez sea una valoración psíquica…

Ventanilla.- ¿Perdón?

Yo.- Oh bueno era una broma…

Ventanilla.- Ya veo. Es admirable que no pierda el humor…en fin…(sellos y más sellos con fecha de entrada en el registro) ya está…recibirá una carta con la fecha y la hora de la visita al tribunal no antes de dos meses…que tenga un buen día…

Yo.- Igualmente y muchas gracias.

 

Así que ahora estoy como dice la canción esperando que “lleguen cartas”. Por el momento solo llegan las del banco en forma de facturas pagadas. Nada más.

 

Y mientras llegan esas cartas que decidirán parte de mi destino y mi vida en los próximos meses…me he impuesto varias tareas entre ellas seguir trabajando en este blog, esta pequeña ventana al mundo que compartimos.

Como siempre gracias muchas gracias por vuestra atención.

 

 

 

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